Cien años de la muerte del creador de Ubú, Alfred Jarry
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<strong>Madrid, España</strong>.- Un día de Todos los Santos, hace cien años, el creador de Ubú, de la 'mierdra' y la patafísica, Alfred Jarry, falleció de meningitis tuberculosa a los 34 años.<br>
Hoy, en su centenario, son escasos los actos de homenaje que rememoran al creador de uno de los mitos de la literatura del siglo XX, Ubú.
Alfred Jarry (Laval, 1873-París, 1907) fue un escritor de la última generación simbolista francesa y precursor de los dadaístas que intentó con cada una de sus creaciones alcanzar la Obra.
Entre el escándalo y la ruptura, fue un hombre de letras que se retroalimentó de sus recuerdos infantiles y los volcó en palabras sintiendo lo apremiante de que "vivir era dejar de existir".
A Alfred Jarry se le conoce principalmente por la gran fama que alcanzó como creador de "Ubú rey", la primera pieza de una trilogía sobre el personaje de Ubú (Ubú rey, Ubú cornudo, Ubú encadenado).
El Padre Ubú abrió la primera escena de la obra el 10 de diciembre de 1896 en París con la expresión "mierdra" (merdre) y a partir de ese momento se convirtió en un referente con tanta fuerza que devoró a su creador. La marioneta se convirtió en sinónimo de absurdo, violencia, cobardía y estúpido ejercicio del poder.
Nada fue antes ni después de Ubú igual en la creación teatral, ya que conquistó para la escena del siglo XX y en adelante espacios de libertad, imaginación y juego. Y tampoco lo fue para Jarry, quien empezó a ser llamado por sus incondicionales como Ubú.
El origen de esta pieza fue, en cierta medida, colectiva. Jarry, con unos compañeros de escuela, la imaginaron para burlarse de su profesor de física y, posteriormente, la desarrolló.
Ante la polémica que suscitó la autoría, Artaud señaló que la genialidad de Jarry estaba en su decidida voluntad de escritura que cuestionaba la noción de autoría y propiedad literarias. Jarry empatizaba con la idea de Marcel Duchamp, los dadaístas y Lautréamont de que la firma creaba la obra.
Por otro lado, su novela póstuma "Gestas y opiniones del doctor Faustroll" es considerada una obra maestra del simbolismo, en la que la también Ubú-marioneta gesta el embrión de Faustroll, teórico de la patafísica, "la ciencia de las soluciones imaginarias".
Autor de obras para un público reducido, "Siloquios, Superloquios, Soliloquios e Interloquios de Patafísica", "El supermacho" y "El amor absoluto", su edición es español es completa en la actualidad.
Una de las claves del conjunto de su obra es la actuación de sus personajes en la Eternidad. Así, la obra "Ubú rey" se desarrolla en Polonia (es decir, en Ninguna Parte, que está en todas, indicó el autor) y el doctor Faustroll, como poseedor del conocimiento absoluto, se encuentra en un espacio imaginario.
El concepto de Jarry de la literatura es la de un palimpsesto, adoptando y amoldando lecturas y conceptos ajenos a la creación de su propia obra.
Jarry se movió entre el teatro, la novela, la poesía, la música y la pintura pero sin asentarse definitivamente en ninguna de ellas, sino sumando sus conocimientos diversos y dispersos para dar dimensión a su breve y potente obra.
Comoseñaló "un cerebro realmente original funciona exactamente como el estómago de un avestruz: todo le sirve, pulveriza guijarros y retuerce trozos de hierro".
Jarry estuvo en contacto con artistas y escritores de la época (Gauguin, Claude Terrasse, Mallarmé, Bloy, Régnier, Rachilde, Valèry, Schwob) e influyó en seguidores de la talla de Bonnard, Rouault, Miró, Picasso, Ernst, Man Ray, Tanguy y Matta.
Pero este simbolista contó con detractores como Gide y Borges, y fieles admiradores como Marcel Schwob, Remy de Gourmont y Stéphane Mallarmé.
Alfred Jarry es un escritor que permanece en un plano secundario aunque no sea un hombre de letras de segunda fila. Reconocido como escritor de teatro, se suelen olvidar sus obras de novelista, comentarista, libretista, articulista, periodista... y por encima de todo ello, de la categoría de un poeta en su percepción de la creación.
A su muerte, Antonin Artaud y Roger Vitrac fundaron en 1927 el Théatre Alfred Jarry, y en 1950, se fundó el Collège de Pataphysique (Colegio de Patafísica), que difunde la práctica y exégesis de esta ciencia de las soluciones imaginarias y la obra de Jarry.