Recrea "El cíclope" el triunfo de "Odiseo" contra seres antropófagos
COMPARTIR
<span></span><span style="font-weight: bold;">México.-</span> Inspirada en uno de los cantos de la novela "La odisea", de Homero (siglo IX a. C), el musical "El cíclope" sorprendió a niños y adultos en el inicio de su nueva temporada que lució con elementos del teatro japonés bunraku y títeres gigantes.
Es una farsa trágica basada en la obra teatral del mismo nombre, escrita por Eurípides, para capturar el momento en que el héroe griego Odiseo (Ulises) pretende conseguir víveres en la tierra de los Cíclopes, para continuar su travesía rumbo a su patria, la isla Itaca, 20 años después de concluir la Guerra de Troya.
En lugar de ser bien recibido por esos seres mitológicos, famosos por tener un sólo ojo en la frente, se lo quieren almorzar. Jesús García Ra, director de "El cíclope", consideró que está dirigido al público pensante, sobre todo a los niños de preescolar a fin de que, mediante un espectáculo antropotiterófago, comprendan un poco de la gran mitología griega.
Más de 20 actores en escena interactúan con el público y con los títeres, de manufactura poco común, pues no son muñecos de guante, hilo o varilla, son retomados del bunraku, que en Japón es un teatro para adultos. Es decir que tres personas manejan un muñeco frente al público.
El también intérprete de "Odiseo" es acompañado en el escenario del teatro Tepeyac por sus colegas Juan Carlos Tolentino, Luciano Reyes, Gabriel Lagos, Gonttrán Palomares y Jaime Bobadilla, entre otros, con los arreglos de Pablo Cobos.
"Llevamos muchas funciones, al principio en el teatro Hidalgo, luego en este y ahora repetimos. La participación del público ha sido memorable y significa un éxito, sobre todo, cuando se trata de una obra clásica", anotó García Ra, quien mantuvo en cartelera durante nueve años la obra "Edipo Rey".
"El cíclope" seduce al espectador con una bien elaborada escenografía que luce de manera especial cuando actores y títeres se enfrentan a los monstruos.
En una de sus continuas aventuras, "Odiseo" es iluminado por los dioses y ofrece vino al cíclope que pretende almorzarlo para que acompañe su macabro banquete. Es tanto el placer que el líquido le provoca, que lo bebe apresurado y cae borracho.
Es entonces que el héroe aprovecha la situación y junto con sus marinos entierran y retuercen una gran estaca de olivo al rojo vivo, en el ojo único del despiadado antropófago.
Con un final esperado, "Odiseo" libre y cargado de víveres, al lado de su mermada tripulación continúa su viaje esperanzado en pisar algún día costas fraternas. La puesta en escena, tendrá funciones los domingos a las 11:30 y 13:30 horas.