Perfume: una tarjeta de presentación
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La princesa Diana adoraba el aroma de los lirios blancos, la soprano Jessye Norman es fanática del de rosas y el director deportivo de la escudería Renault de la Fórmula 1, Flavio Briatore, prefiere los frescos y estimulantes.
La experta Kim Weisswange conoce el gusto de sus clientes. Hace unos 20 años desarrolla fragancias personalizadas para miembros de las realezas, y estrellas de Hollywood, así como gente "común y corriente".
"Los perfumes son como las tarjetas de presentación", dice la mujer de 44 años que vive en Hamburgo. Destaca que lo importante es captar a la gente y subrayar su personalidad.
Pero la rubia mujer nacida en Sudáfrica no quiere hablar de profesión. Su actividad es más que una vocación, en la que sobre todo la ayuda su buena memoria. "Puedo distinguir más de 10 mil aromas".
Fue de niña cuando descubrió su particular pasión. "Los aromas me atraían mágicamente", dice.
Tiempo después, Weisswange se mudó al norte de Alemania y estudió en Kiel. A comienzos de los años 90 fue a parar a Los Angeles, donde estudió perfumería en una universidad privada. Para mantenerse financieramente, trabajó como esteticista en sets cinematográficos.
Junto a íconos de la moda como Vivienne Westwood o artistas mu-sicales como Marla Glen y Madonna, también el príncipe Carlos usa las composiciones hanseáticas de fragancias.
La perfumista desarrolla perfiles personales de aromas con base en un cuestionario de varias hojas. En él, los clientes se refieren a sus preferencias, el lema de su vida, la comida favorita; y también al efecto deseado del perfume, ya sea estimulante, misterioso o calmante, entre otros.
Un amigo cercano le encargó una tarea muy particular. En un remate en París, subastó el viejo cofre de cosméticos de la diva de la ópera Maria Callas, fallecida en 1977. "Dentro había un agua aromática fresca y andrógina para el día, así como una dramática y oriental para la noche". Por diversión y curiosidad personal, descifró las creaciones e hizo sus mezclas hasta lograr recrear los perfumes personales de Callas.