Hacen un llamado a la paz invocando a antiguos dioses

Ataviados con vestimentas atribuidas a los antiguos pobladores de Tenochtitlán, el bastión mexica en el centro de la capital, danzantes y músicos hicieron un llamado por la paz mundial y la armonía de la Tierra, invocando a antiguos dioses mesoaméricanos, como Quetzalcóatl y Tláloc, en un centro comercial de esta ciudad.

Mixanti, quien se ha encargado de construir una carrera como agnóstica, a través de un programa televisivo, estuvo acompañada de los grupos tradicionalistas Yach tun, de "música maya" y Nagualcoyotl de "guerreros danzantes", quienes realizaron una representación simbólica para recibir a la primavera.

De acuerdo con la creencia popular, fortalecida a partir de la década de los 80, las antiguas culturas mesoaméricanas realizaban supuestos ritos para honrar a sus dioses y recibir la primavera, al mismo tiempo que representaba una forma de absorver la "energía" proveniente del Sol, sin que los especialistas hayan comprobado hasta el momento esta creencia.

Con enormes penachos, caracoles marinos que hicieron sonar a los cuatro puntos cardinales, la pitonisa pidió por la paz mundial y "porque no allá desgracias, porque los cuatro elementos se mantengan en armonía".

Rodeados del humo del copal, los integrantes de los grupos tradicionalistas se entregaron a un ritual basado en la danza y el sonido de tambores, que supuestamente fueron utilizados por los antiguos pobladores de estas tierras.

Después de dar la bienvenida al Mixanti dijo en la Plaza de las Estrellas de esta ciudad, que el ritual era parte de un agradecimiento a la "madre Tierra" y por el sentimiento de orgullo producido por habitar lo que fue la Gran Tenochtitlán, por lo que lanzó loas a Tláloc, el fuego y la Tierra.

Según los especialistas, desde la década de los 80, las prácticas tradicionalistas se han vuelto una tradición constante, que a pesar de no contar con sustento científico e histórico, son llevadas a cabo por la población, debido al advenimiento de corrientes "New age", que promulgan el retorno a lo natural y tradicional.

Estas prácticas han congregado año con año, la visita de miles de personas a las zonas arqueológicas del país, como Teotihuacan o Chichén Itzá, con el supuesto de acudir a "cargarse de energía", aunque de acuerdo con las autoridades, sólo accarrean deterioro a los monumentos arqueológicos.

Este año, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), diez de las principales zonas del país recibieron más de 200 mil personas, lo que representa la aplicación de costosos y complejos operativos, a fin de preservar el patrimonio cultural de México.