‘Cassandro y yo éramos bien cabrones y no dejábamos que nos discriminaran’: Pimpinela Escarlata, luchador coahuilense
En el marco de la película de Cassandro, Pimpinela Escarlata, luchador exótico coahuilense, platicó con VANGUARDIA sobre su amistad y la batalla que libraron dentro y fuera del ring para hacerse de un sitio en la historia de la lucha libre mexicana
Antes de convertirse en Pimpinela Escarlata, Mario González Lozano, quien nació en Torreón, Coahuila, aseguró que la vida nunca fue fácil y tuvo que aprender a defenderse de burlas e insultos.
Contó en entrevista para VANGUARDIA que su destino como luchador exótico parecía marcado desde su infancia, cuando tuvo que callar burlas, a golpes desde la primaria, por su preferencia sexual.
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En el ring, Pimpinela Escarlata fue uno de los nombres que junto a Cassandro, My Flowers, Rudy Reyna y Polvo de Estrellas, marcaron no solo a la lucha libre con un tercer bando además de los rudos y los técnicos, sino a la visibilización de la comunidad LGBT.
Además de sus habilidades en la lucha libre, el maquillaje, los besos, el baile y la expresión corporal han brindado una experiencia de entretenimiento mucho más completa.
Entre carencias, discriminación y una profunda pasión por la lucha libre, Pimpinela Escarlata se abrió paso para construir una carrera y una historia de vida que a su consideración, también vale para una película ccomo la de Cassandro, estrenada recientemente.
“Me dicen mis tías, mis hermanas y mi papá que desde entonces yo ya jugaba con sus vestiditos y con sus muñecas. De nueve años, yo estaba en primaria. En quinto ya estaba grandecito y me decían los de la escuela ‘(j) ooooto, (j) ooooooto’ y yo ‘cállense, le voy a decir a mi mamá’ y pues me los golpeaba”, dijo “Pimpi”.
Narró además que su madre, cocinera en una casa acomodada de Torreón, tuvo que defenderlo muchas veces no solo de los comentarios que le hacían sino además su derecho a responder con golpes ante las burlas que le hacían.
“Entonces yo sé que nací para ser luchador porque ya era peleonero de chiquillo, nunca me dejé”, dice Pimpinela.
A pesar del paso de los años, la aceptación de la comunidad LGBT en la sociedad y sus más de 37 años de carrera como luchador profesional, no han bastado para que los comentarios y las burlas cesen.
Pimpinela contó que hace cerca de cuatro años, la historia se volvió a repetir como en su infancia. Un hombre joven pasó cerca de él en una bicicleta para después insultarlo en varias ocasiones por su orientación sexual cerca de su casa. Pimpinela, luego de varias advertencias y pedirle amablemente que se detuviera, lo bajó de la bicicleta, lo cargó y amenzó con golpearlo, al tiempo le pedía desesperadamente que dejara de insultarlo y comenzara a respetarlo.
“‘A ver cabrón, no ande insultando, respete, no sabe con quién se mete’. Me dio tristeza y me solté llorando. Le digo ‘mijo es que me debes respetar, ¿por qué me insultó si yo voy caminando a las luchas?’”
‘ATASCADITO’, SU PRIMER APODO EN LA LUCHA
“Pimpi” contó que una vez que comenzó a entrenar para ser luchador junto a su cuñado, cerca de los 14 años de edad, se convenció de querer dedicarse a ello para toda la vida.
Comenzó a practicar y aprender las bases de la lucha libre junto con luchadores profesionales, lo que le despertó la motivación para ir día y noche a entrenar durante varios años.
Su profesor Héctor López, cerca de los 16 años realizó una prueba con varios de sus jóvenes aprendices para ver quién podía llegar a las grandes arenas.
Hasta ese momento, Mario no era ni Pimpinela ni Mario, sino que su mentor le llamaba “Atascadito” por su corpulencia.
“Es lo más bonito que recuerdo. A los 22 que habíamos en el Palacio de los Deportes nos pusieron contra los señorones que en paz descansen Doctor Wagner, Gran Marcos, Halcón Soriano, Charly. El único que pasó la prueba fue el “Atascadito”.
“De ahí me hice famoso porque mi profesor me presumía, me mandaba a otras escuelas. ‘Ahí tengo un atascado, es jotito, pero ese jotito va a salir bueno’, y me llevaban varios luchadores fuertes y los volteaba. Me llevaba una friega pero los volteaba”, cuenta con orgullo “Pimpi”.
EL NOMBRE DE ‘PIMPINELA’
Una vez pasada la prueba con los luchadores profesionales, las oportunidades, aún en el amateurismo, comenzaron a surgir para realizar presentaciones en distintas arenas de La Laguna.
A criterio de su entrenador, el primer nombre con el que peleó Mario fue “Playboy” que conjuntaba una máscara y el detalle de los labios pintados de negro, msimos que ya comenzaban a levantar comentarios homofóbicos.
“Le dije ‘profe ya no quiero ser el Playboy, ya me dijeron que soy gay’ ,¿Cómo ve si me pone la Pantera Rosa? Y con la cola joteo. Pues me puso la Pantera Rosa Exótico y pues sí la pegué”, contó Pimpinela.
Varios meses después, cerca de 1986, Mario pide a su profesor volver a cambiar de nombre y sobre todo, pelear sin máscara, característica que adoptarían después otros luchadores exóticos.
“Ya no quiero traer máscara, ya no quiero ser la Pantera Rosa, yo quiero ser libre, ser como soy en realidad. Yo así jotilla, chavilla”, expresó Pimpinela.
Fue entonces cuando el Halcón Soriano, también lagunero, propuso ponerle “La Pimpinela Escarlata” y le pareció bonito por el parecido con el grupo musical Pimpinela.
Ya con ese nombre, su debut se dio en la Plaza de Toros Olímpica Laguna en Gómez Palacio. La lucha se dio junto a otro exótico y uno de sus más fieles acompañantes durante su carrera, My Flowers contra sus mentores Rudy Reyna y Baby Sharon.
A partir de ese momento, fue Reyna quien llevó a Pimpinela y My Flowers a la Arena Coliseo de Monterrey, donde en un principio la encargada no quería a los exóticos.
Al llegar con la “Señora Lilia”, Reyna los recomendó antes de una pelea , quien exclamó en un tono de desprecio que parecían travestis.
“Yo siempre he sido bien aventado, le dije ‘pero somos buenos luchadores, primero véanos luchar y luego ya nos dice si le gustó la pelea o no’, y nos mandó a cambiar y a luchar”, contó Pimpinela.
Además narró que entonces la Arena Coliseo era un lleno absoluto y constante pues se presentaban leyendas como Cien Caras o Satánico, con la aparición de My Flowers y Pimpinela Escarlata como los exóticos que llevaban maquillaje y traje de baño.
SU AMISTAD CON CASSANDRO
Originario de El Paso, Texas, Cassando también fue un ícono de la lucha libre en el bando de los exóticos. El pasado 15 de septiembre a través de Amazon Prime, se estrenó una película de su vida protagonizada por Gael García Bernal.
A los estrenos del film, tanto en Estados Unidos como en México, uno de los invitados especiales de Cassandro fue su amigo Pimpinela Escarlata, quien aseguró sentirse contento por la historia de su fiel compañero.
Pimpinela contó que su papá lo echó de su casa en Torreón por haberse tatuado el conejo de Playboy, situación que tomó como un signo propio de “un mariguano”. Señaló que si bien nunca se drogó, su padre pensaba que los tatuajes eran un rasgo de gente adicta y lo echó.
En Ciudad Juárez, narró Pimpinela, se dedicó no solo a seguir formándose como luchador sino que además tuvo que dedicarse a otros oficios como electricista, cocinero, albañil y operario.
“¿A dónde corre el jotito del norte cuando lo corren, cuando tiene problemas? A Juárez. Así corrí yo, duré 10 años en esa ciudad. Ahí conocí a Cassandro como Míster Romano”, declaró Pimpinela.
Aseguró que al hacer amistad con Saúl Armendáriz Galindo, pasó de estar dos días a la semana en el Hotel Imperial de Ciudad Juárez, pasó a quedarse hasta un mes entero.
En la frontera, Saúl y Mario encontraron en el otro un lugar seguro fuera del ring para liberar su expresión de género. Pimpinela contó cómo Cassandro tomaba los vestidos de sus hermanas, comenzaron a sacarse la ceja y a maquillarse.
“Cuando estaba yo allá, Cassandro y yo nos vestíamos de mujer. Íbamos a los tacos con el Negro, en frente del Nery Santos. Nos decían de cosas ‘jotos, maricones’. Nosostros los echábamos de cabeza en un bote de basura de esos grandotes. Éramos bien cabrones, no nos dejábamos”, contó Pimpinela.
De a poco, lo que pasaba fuera del ring comenzó a determinar lo que pasaba adentro. Saúl dejó atrás el apodo de Míster Romano pasó a ser Rosa Salvaje.
Pimpinela se fue a la Ciudad de México a continuar su carrera y la siguiente vez que regresó a Ciudad Juárez se encontró con Cassandro, el nombre que le puso Rey Mysterio padre al luchador mexicoamericano.
Al ver que Pimpinela ya estaba en los grandes carteles junto a My Flowers y Rudy Reyna como los Exóticos del 91, Cassandro le pidió que lo llevara al entonces Distrito Federal y Pimpinela aceptó con gusto.
“Su mamá me dijo ‘ahí te encargo a mi negro’ y que me lo llevo a México. Ahí comenzó como Los Exóticos del 91 con su ballet Cassandro”, explicó Pimpinela.
Fue por lo anterior que una vez estrenada la película, el propio Cassandor pidió el acompañamiento de Pimpinela Escarlata en las premiers de Utah, Nueva York, El Paso y Los Ángeles.
“Cómo quisiera que todos los que me llevé a México dijeran lo mismo. Mejor Cassandro fue agradecido, les dijo a los de Amazon que yo me quedé con él en el Toreo Cuatro Caminos durante años”, contó Pimpinela.
En ese sentido, el coahuilense también expresó que la relación entre ambos continúa e incluso ha dedicado tiempo en cuidarlo tras una embolia y un derrame cerebral, por lo que actualmente no puede caminar o hablar.
“Vivimos la vida él y yo. Salgo en un pedacito de la película. Hay muchas críticas, que esa película debió ser para mí. No, esa película era para Cassandro porque yo sé lo que él se fregó. En vida lo vi. Su familia y yo sabemos cuánto sufrió para llegar a donde llegó para que le hicieran su película”, puntualizó Pimpinela.
ROMPIENDO PARADIGMAS
Según Pimpinela Escarlata, la película de Cassandro también ha sido un referente para los nuevos luchadores exóticos, aunque aseguró que algunos han hecho solo un performance sin una verdadera representación.
Señaló que a él le tocó ser parte de la generación que vivió las puertas cerradas en muchos espacios para los exóticos, además de los peores insultos del público.
“Yo sé lo que soy, lo que traigo, que Dios me dio un don. Tengo seguridad en mí mismo. No soy como muchos que suben nomas a engruesarla en la forma pero no son gays, noma ssuben a hacer el papel de exóticos. Ahí nos perjudican a los que sí somos y nos hemos sacrificado tantos años como My Flowers, Polvo de Estrellas, Cassandro y yo”, explicó Pimpinela.
“LA LUCHA LIBRE SE ESTÁ ACABANDO”
Pimpinela consideró que actualmente la lucha libre ha cambiado y aunque sigue habiendo gente en las arenas, es cada vez menos, además de una falta de profesionalismo por parte de los nuevos luchadores.
“La lucha libre ya se está acabando. Los nuevos luchadores se lo toman todo a juego. Ya no lo ven como negocio sino como un juego que se hace al vapor. Los agarras a ras de lona y no se saben defender. Se hacen al vapor y se retiran, no duran mucho”, explicó.
Además señaló que es cada vez más la gente del público que no asiste a ver propiamente la lucha libre sino a “echar desmadre” o tomar, aunque también lo ha aprovechado a su favor.
Pimpinela señaló que cuando tiene alguna función, se toma la libertad de agarrar el micrófono y preguntar al público si quieren que luche “o jotee”.
Agregó que hay ciudades como Laredo en las que constantemente le piden que luche pues conocen que tiene fundamentos del deporte. En Saltillo, aseguró, le piden más “que jotee”.
Pimpinela Escarlata sigue activo como luchador profesional y aseguró que aún espera tener otros dos o tres años más de carrera. Vive en Torreón, donde cuida de su madre.
“Yo sigo activo porque el público hace y te deshace, quiere ver un espectáctulo como lo ven en la tele. A mí me interesa quedar bien con mi público, en todos lados el público me quiere porque yo me doy a querer con el público”, puntualizó Pimpinela.
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