Juana María Mendoza: la química de Saltillo que hizo de la meteorología su pasión

Coahuila
/ 25 enero 2023

La científica recuerda cómo de niña la niebla y los días oscuros la intrigaban tanto, que hizo una carrera científica para entenderlos; ahora celebra la posibilidad de generar energía limpia en un laboratorio

Juana María Mendoza se emocionó cuando leyó la noticia de que científicos de la Biblioteca Nacional Lawrence Livermore en California, produjeron una reacción que replica la fusión que alimenta al sol, y que hace posible tener una fuente de energía libre de carbono, limpia e infinita.

Tampoco deja de emocionarse mirando al cielo, las nubes, el viento. Ella es meteoróloga, y si bien ahora hay sitios web, aplicaciones e incluso canales de televisión dedicados a los servicios de meteorología, ella puede contar desde el inicio su historia y la de los pronósticos del tiempo en Saltillo y la región.

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De niña y aun ahora, no soportaba los días oscuros y de niebla, se la pasaba preguntando cuándo se quitarían y buscaba cómo saberlo. Incluso cuando llegó a la Narro a estudiar un postgrado, empezó a buscar los pronósticos del tiempo pero no había nada.

“Yo nací aquí en Saltillo, estudié primaria en la escuela que quedaba ahí cerca de mi casa, la Álvaro Obregón, después en la secundaria Federal Número Uno, que era nueva, y de ahí, pues al Ateneo.

“Del Ateneo me quería ir a la UNAM, porque quería estudiar algo relacionado con lo que a mí me gustaba, pero pues era muy difícil en esos tiempos, aparte que no había muchos recursos.

Quería estudiar física. Quería ser física, pero pues no, no me pude ir y entonces dije: ¿qué estudio que se parezca tantito, que tenga más ciencia o no sé? y me metí a Ciencias Químicas y estudié Ingeniería Química”, afirmó.

UN CAMINO LLEVA A OTRO

La carrera de Ingeniería Química le gustó mucho y creyó que pronto se colocaría en la industria, pero no fue así. El destino, dijo, la llamó a otra cosa. Su hermano le sugirió estudiar en la Narro, hacer una maestría; y en un tiempo en que la Universidad Agraria empezó a crecer, necesitaba de académicos y terminó contratando a todos los estudiantes de posgrado.

“Casi todos nos quedamos dando clases y justamente se creó en ese tiempo el Departamento General de Meteorología, el maestro que lo fundó me invitó a dar clases y ahí empecé”, cuenta la maestra Juana María Mendoza .

Y aunque confiesa que no sabía nada de meteorología, la ingeniería química y sus fundamentos matemáticos le dieron las bases para analizar el movimiento de las masas de aire y la termodinámica de la atmósfera.

Ahí la niña, ahora una joven de 23 años, volvió a la pregunta inicial de su infancia: ¿cuándo se quitará el frío?.

“Pero en ese tiempo no había nada, ni cuando llegué a la Narro. Buscaba a ver si ahí si conseguía algo sobre cómo pronosticar el tiempo.

“El Servicio Meteorológico Nacional mandaba el pronóstico en una tirita perforada que luego se traducía basada en ese papelito, pero era nada más un: ‘la temperatura en Coahuila va a ser tal y tal’, así nada más.

“Alguna vez fuimos a ver cómo hacían el pronóstico pero no había nada, solo un aparato (télex) y todo lo hacían así y tenían que dibujar los mapas del tiempo de acuerdo a las presiones”, recuerda Mendoza.

De niña le daban mucho miedo las tormentas eléctricas y ya con su formación profesional, dijo, se da a sí misma la razón: “son muy peligrosas”.

PREDECIR EL CLIMA Y GANAR UNA GUERRA

En los años 50 afirma, empezaron a aparecer las computadoras, de gran tamaño, podían llenar una habitación y empezaron a mejorar los pronósticos del tiempo.

“En la Segunda Guerra Mundial hay una victoria que es la victoria de la meteorología, así le llaman porque gracias a un pronóstico se logró ganar una batalla”.

La maestra Juana María Mendoza hace referencia a la decisión de las tropas aliadas de retrasar un día más la invasión a la costa de Normandía, desde donde se planeaba liberar a Francia de la opresión alemana.

$!“Yo nací aquí en Saltillo, estudié primaria en la escuela que quedaba ahí cerca de mi casa, la Álvaro Obregón, después en la secundaria Federal Número Uno, que era nueva, y de ahí, pues al Ateneo.

Tras mucho deliberar, el general Eisenhower y sus consejeros decidieron que a las cuatro de la madrugada del 5 junio de 1944, las condiciones eran perfectas para el desembarco, sin embargo, Harold Checketts, un experto meteorólogo de la Armada británica, dio la voz de alarma: el viento era demasiado fuerte y las nubes estaban demasiado bajas para asegurar el éxito de la invasión, pero que en 24 horas las condiciones mejorarían significativamente.

Para la noche del seis de junio habían muerto nueve mil soldados aliados, pero más de 100 mil lograron llegar a tierra y encaminarse a la victoria sobre el ejército de Hitler.

“El Día de la Victoria en Estados Unidos se debió a un buen pronóstico del tiempo y por ganar así, empezaron a desarrollarse las supercomputadoras aunque aquí en Saltillo ni las conocíamos, ni siquiera las de escritorio”.

LA INCIPIENTE TECNOLOGÍA

“Cuando estaba en la Maestría nos daban programación, pero teníamos que ir a la Tesorería del Estado a correr programas, teníamos que perforarlos en tarjetitas y luego correr las tarjetas. Esa era nuestra enseñanza de programación y después aquí en la Narro empezaron a aparecer ya las computadoras personales.

“Pero antes de las PC empezamos a hacerlo público en la XESJ en 1991, cuando estaba el famoso Compadre Medina. Empecé a hacer el pronóstico del tiempo y lo pasábamos así local ahí en la Narro, pero pensamos que tenía que salir de ahí, que para eso se estaba haciendo.

“Fui con el jefe de departamento a la XESJ, a hablar con el señor Jorge Ruiz Schubert y él bien arriesgado dijo que sí; y empezó a salir con el Compadre Medina que despertaba a la gente con un gallo y empezaba a dar el pronóstico del tiempo”, apuntó.

“A raíz de ello me lo empezaron a pedir, me lo pidieron después de ellos la XEDE de Jauberth Tafich y después de ellos me lo pidió precisamente VANGUARDIA, el Heraldo y nos lo empezaron a pedir hasta de la policía.

“Llegamos a mandar como 50 faxes diarios, eso ya en 1995-96”, cuenta orgullosa.

UN CONOCIMIENTO TÉCNICO

“Me gusta mucho ver qué está pasando; para pronosticar el tiempo tienes que hacer un mapa del tiempo, y este lleva unas líneas que unen puntos de igual presión que se llaman isobaras, entonces yo veo el mapa y veo las líneas. Salgo y veo el cielo y casi veo las isobaras e imagino lo que va a pasar”.

“Siempre estoy al pendiente, en la noche, en la mañana, a cualquier hora del día. Estoy al pendiente de qué está pasando, veo que está soplando viento y de dónde viene, que las nubes aparecieron de acá o de allá para ver qué es lo que puede pasar.

“En Estados Unidos hay un canal que se llama canal del tiempo el Weather Channel, nosotros lo conseguimos con una antena parabólica, esas que había antes grandotas, pagamos un servicio bien caro, por cierto.

Ponían los mapas del tiempo pero de Estados Unidos nada más que yo tenía la ventaja de que donde terminaba el mapa ya estaba Saltillo. Lo grababa con una videocasetera y luego que ya grababa lo ponía en pausa y con un acetato dibujaba el mapa y de esa manera podían hacer el pronóstico con un mapa del tiempo tomado así”.

CUANDO INTERNET SE POPULARIZÓ

“Ya después, como en el 97 que empezó a hacerse más popular el internet, entonces tuve la ventaja de que al Rector le interesó mucho lo que hacía con el pronóstico del tiempo y me compró una computadora.

“Me sentía soñada porque tenía computadora para hacer el pronóstico y me contrató una hora de servicio de internet bien caro, me acuerdo que costaba 700 pesos para que yo empezara a bajar mapas directo del Internet”.

La meteoróloga dice que se acuerda más de las nevadas por las que se han burlado de ella por pronosticarlas.

“Una vez me dijeron que si iba a traer de La Michoacana, la paletería y en la mañana siguiente todo estaba blanco”.

“A mí no me gusta, no me gusta figurar, de hecho yo en las entrevistas puedo hablar y hablar, pero que no salga”.

LOS TIEMPOS CAMBIAN

A sus 71 años, la meteoróloga afirma que como ya todo mundo tiene el pronóstico en sus teléfonos, ya casi no lo envía a nadie, excepto a quien se lo pide.

Actualmente es la jefa del Departamento de Meteorología de la Universidad Antonio Narro, pero en la Universidad Autónoma de Coahuila, su alma mater, tiene una agenda ambiental que no tiene la universidad agraria.

“Yo siempre quise venir aquí a la universidad a dejar algo, porque yo veo que la universidad tiene una agenda ambiental. Estamos creando una red de estaciones para tener mediciones del tiempo en todas partes”.

“La gente todavía no comprende la diferencia entre tiempo y clima, por eso cualquiera pues dice que el clima está cambiando, pero el clima debe ser siempre; para que el clima cambie tiene que pasar algo muy fuerte aunque sí lo estamos viviendo ya”.

“Entonces, sí hay cambio climático, aunque muchos todavía dicen que no, dicen que no es cierto, pero si comprendes por qué es importante que apagues la luz, entonces ya ves otra cosa, otro panorama.

“La electricidad se produce con energía sucia, con carbón, aquí en México ahora combustóleo y el problema es que produce gases con efecto invernadero, si tenemos energía limpia energía solar, podemos tener carro todo, todo eléctrico, la luz prendida todo el día y dejar todo prendido y no hay problema porque no estás echando tanto dióxido de carbono a la atmósfera”, dijo la meteoróloga.

Por ello, la noticia de que ya lograron hacer la fusión nuclear que ocurre en el sol, la emociona. Con eso dice, “lograríamos tener energía tan limpia tan limpia, que es como si tuviéramos un sol aquí en la tierra”.

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