‘La selva es un infierno verde y aquí una cárcel de cemento’, describen migrantes su paso por Torreón
Torreón, Coahuila. - Cerca de mil 500 migrantes varados en los patios del ferrocarril de Torreón afrontan las altas temperaturas debajo de carros del tren, puentes o árboles para protegerse de los rayos del sol, mientras esperan el aviso de que ya pueden abordar para dirigirse a Ciudad Juárez, Piedras Negras o a Monterrey, y ahí esperar hasta que salga la cita para poder entrar legalmente a Estados Unidos.
José Ángel Martínez, 22 años, originario de Isla de Margarita, parte de Venezuela en el mar Caribe, en este viaje describe a la selva como un infierno verde y a Torreón como una cárcel de cemento, porque, aunque está libre, no puede transitar.
Aun así, no se arrepiente de haber emprendido esta aventura, porque dice que no lo han echado para atrás, lo que significa una gran frustración por la pérdida de tiempo y de dinero.
“Si me hicieran una recomendación, les pediría que no hicieran esto, no se lo deseo a nadie, la verdad, hay muchos niños que vienen por ahí y a veces les toca ver muertos”, expresa.
Desde hace dos meses que salió de su casa, relata que le ha tocado dormir en lugares extremadamente peligrosos, con mucha basura y moscas; no hay baños o puntos de hidratación, muchos niños están enfermando del estómago.
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El trayecto ha sido intenso por lo que pasan en la calle, todos con problemas y un sinfín de obstáculos, pero con la firme intención de llegar a los Estados Unidos; la mayoría con la única armadura de la fuerza de voluntad, la verdad no es fácil, muchos tiran la toalla a mitad del camino, manifiesta.
“En México es donde hemos encontrado muchas dificultades; cruzar de un estado a otro uno puede tardar a veces unas 12 horas y hasta siete días y sin dinero, come uno lo que pueda, no es fácil”, relata.
José Ángel viaja con un grupo de amigos que traen niños; dice que a unos ya los robaron, otros se cayeron del tren, unos compañeros que venían adelante a uno se le murió una niña y la mamá enfermó.
En Torreón, donde aparecieron pintas de que no quieren migrantes, dice que donde quiera hay personas buenas y hay personas malas; sin embargo, aquí la gente siempre colabora, aunque sea con una botella de agua, que es muy importante, refiere.
“Cuando nos quedamos sin provisión nos tenemos que aguantar el hambre, hasta llegar a nuestro destino; lo más que he aguantado sin comer son dos días, pero mientras me llegaba dinero de mis familiares, la gente me colaboró”, refiere.
Con lágrimas en los ojos y voz entrecortada, el entrevistado recuerda a su familia que dejó en Venezuela, especialmente a su mamá y a su hija de dos años, a sus hermanos y demás seres queridos.
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“Hice este viaje para ayudar a su familia; todos buscamos un progreso, esa es la meta, pero no es fácil”, refiere.
APOYO DE MUJERES VOLUNTARIAS
Una de las señoras voluntarias que acudió a los patios de maniobras de los ferrocarriles para llevarles burritos y algo de fruta, dice que ella vende fayuca y le nace apoyarlos porque ve que necesitan mucho apoyo, muchas veces vienen enfermos, comenta.
“Les llevo fruta, ropa y algo de alimento, compro botellas de agua purificada con dinero que reúno en un grupo de zumba al que asisto por las tardes y mis compañeras sí me ayudan para traerles algo de víveres”, expresa.
Allegris, una joven mujer, relata que salió de su país Venezuela hace casi dos meses tratando de llegar primero a Monterrey y de ahí esperar a que salga la cita en el consulado norteamericano para entrar legal a los Estados Unidos, en busca de un mejor futuro para su familia.
No ha sido nada fácil; todo ha sido muy duro y aunque dice que salió con un poco de dinero, ahora ya no trae nada; a veces recibe los ayudan y come de lo que le da la gente.
APOYAN A MIGRANTES VARADOS
Sacerdotes de la Diócesis de Torreón han estado brindando ayuda a los migrantes que están pernoctando entre los vagones o vías del tren.
El presbítero Rafael López, responsable de Comunicación Social de la Diócesis de Torreón, informó que está organizando brigadas con los fieles para proporcionar alimentos.
Mencionó que en las líneas de camiones de pasajeros están negando el servicio para los migrantes.
López informó que lamentablemente hace unos días un migrante sufrió la una amputación de una de sus extremidades en Torreón e informó que las distintas parroquias están recolectando víveres para poder ofrecer comida a los migrantes que aquí se encuentran.