Las causas ocultas del suicidio, un fenómeno que crece en Coahuila
El entorno social, individual o comunitario, incluso eventos traumáticos, influyen en la ideación suicida de las personas
La violencia registrada en Coahuila hace poco más de una década, el entorno social, individual y comunitario, o un evento personal que haya trastocado emocionalmente a quien cometió suicidio, son algunas causas no abordadas respecto del incremento de casos de muerte autoprovocada que mantienen a la entidad por encima de la tasa nacional media de defunciones.
“A veces vemos el suicidio como si fuera un fenómeno individual, y lo que sabemos es que sí hay factores individuales, pero también hay factores sociales, contextuales y hay cosas que pasan en el entorno y en el ambiente que pueden llegar a afectar a toda una generación”, reveló Karla Patricia Valdés García, subdirectora de Superación Académica de la Dirección de Asuntos Académicos de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).
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La especialista en el fenómeno del suicidio no descartó que las personas que se gestaron en la época de violencia recrudecida en la entidad, entre 2010 y 2013, o que eran niños en ese momento, hayan generado un trauma emocional, y que hoy siendo jóvenes presenten ideación suicida o hayan concretado la conducta como detonante de una exposición que los pudo haber marcado o generado temores, ansiedad y vulnerabilidad.
“Desafortunadamente, a veces nada más prestamos atención al detonante y decimos: ‘se quitó la vida porque lo dejó la pareja o porque lo castigaron y le quitaron el celular’, pero no es así, es toda una historia, es toda una trayectoria que desde muy pequeño pudo haber ido gestando esta vulnerabilidad”.
La académica refiere la emergencia sanitaria por COVID 19 como un evento comprobado que dejó secuelas emocionales, principalmente en adolescentes. “La que sí tenemos como muy clara que impactó a los jóvenes de maneras muy profundas, es la pandemia, porque ellos estaban en su proceso formativo, en su proceso de desarrollo social y de pronto tuvieron dos años donde se distanciaron por completo de lo que cotidianamente tenían en su vida, y esto para bien o para mal, los marcó”.
El confinamiento derivado de la sana distancia, en algunos núcleos familiares no fue el óptimo, la violencia doméstica incrementó, siendo en algunos casos otro factor que dejó marcas emocionales en las personas. Para este evento, algunos sectores de la población ya arrastraban depresión, ansiedad y adicciones.
“Todas las personas estamos influidas por nuestra situación familiar, y cuando me refiero a esto no nada más me refiero a la familia actual, sino a todas las generaciones que han ido formando aprendizajes, formas de ver el mundo, creencias que se van heredando, de abuelos a padres, de padres a hijos, y que claro que esto tiene una influencia en nosotros; pero luego también mi contexto social cultural y mi parte biológica genética y todo se va combinando en pro o en contra de mi bienestar emocional”.
Karla Patricia Valdés explicó que los seres humanos nacen con una carga genética heredada, pero durante la infancia, las adversidades vividas o la exposición a entornos particulares como el clima, la situación social, la violencia, el entorno, modifican los genes, lo que puede provocar que una persona adquiera vulnerabilidades biológicas que a su vez, serán heredadas.
“El entorno puede jugar a favor o en contra. Desafortunadamente vemos hoy que el entorno pareciera no estar jugando mucho a favor”, aseveró la especialista. El estrés laboral, padres sin tiempo para convivencia o cercanía por cuestiones de horario, economía, apatía o individualismo, dijo, son factores que obligan a repensar el entorno que como comunidad se quiere crear.
Una prueba de la combinación socio-biológica emocional, y los estragos de una atención oportuna, es el incremento en el número de niños y adolescentes con necesidades terapéuticas por diagnósticos de depresión, ansiedad, bipolaridad y estrés.
“Yo creo que durante muchos años, el enfoque por lo menos en nuestro país ha sido más como identificar los factores de riesgo y a difundir información, pero a veces difundimos información sin dar herramientas, sin dar alternativas, sin brindarle a las personas ideas o posibilidades de desarrollar sus factores de protección. Ahí es donde sería como más importante me parece, que en este momento es en lo que nos tenemos que enfocar”.
COAHUILA, POR ENCIMA DE LA MEDIA NACIONAL
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revelan que el estado de Coahuila rebasó en 2022 la tasa nacional de defunciones por suicidio que es de 6.4 actos cometidos por cada 100 mil habitantes. En la entidad, en 2022, nueve personas por cada 100 mil habitantes, se provocaron la muerte. En lo que va del 2023, las personas sin vida por suicidio rebasan las 230, incluido un adolescente.
“La depresión, la ansiedad, las adicciones, la falta de regulación emocional, todo eso afecta, pero ¿cuándo y dónde les estamos enseñando a los jóvenes, a los niños, a regular sus emociones?, a tener una comunicación más asertiva, a poder manejar las dificultades para las que no les estamos dando las herramientas”, cuestionó la especialista.
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“Me parece que durante muchos años hemos hecho lo mismo y ya está comprobado, ahí sí, los números y las estadísticas nos demuestran que no está funcionando porque sigue creciendo el problema y cada día tenemos una mayor cantidad de personas que se quitan la vida”.
En el 2022, cuando la estadística muestra que Coahuila ha superado la media nacional, la tasa nacional de 6.4 refleja una reducción con relación a años anteriores, pues en 2021 era de 6.4 suicidios ocurridos en México por cada 100 mil habitantes, pero en Coahuila creció y se colocó en 9.2.
“Si vemos que estas estrategias no están siendo efectivas, definitivamente tenemos que hacer un alto en el camino. Tenemos que determinar nuevas estrategias, nuevas maneras de enfrentar la problemática”, resaltó Karla Patricia Valdés.
Durante la reunión semanal del subcomité de Salud en La Laguna del 10 de agosto, la Secretaría de Salud de Coahuila mostró como estrategias para combatir el fenómeno del suicidio en la entidad, entrenamiento de detección temprana de pacientes con depresión o ideación suicida en escuelas y centros de trabajo, así como la atención diaria, las 24 horas para personas en crisis, vía telefónica y a través de redes sociales.
Roberto Bernal, titular de la dependencia, también refirió dentro del plan de combate, incluir en el plan curricular de todas las carreras una cátedra de salud mental y la capacitación a los medios de comunicación para el manejo informativo de las defunciones por suicidio. Cinco días después una joven en Saltillo se quitó la vida.
ETIQUETA EPIGENÉTICA, HERRAMIENTA PARA SOBREVIVIR
Estudios de la Universidad de Stanford en biología celular han demostrado que los pensamientos, creencias o emociones, positivos o negativos, pueden influir en el ADN de las personas. Esto dio paso a un nuevo campo de investigación denominado epigenética, que estudia los cambios heredables de la función genética, los cuales preparan a las personas para afrontar traumas que sufrieron sus padres.
Investigadores de la Universidad de Cambridge han observado que cuando se produce un factor de estrés o un trauma, se dan irregularidades del ADN que se pueden transmitir a generaciones posteriores.
De acuerdo con expertos estadounidenses, las mujeres que estaban en su segundo o tercer trimestre de embarazo y que se encontraban en las desaparecidas Torres Gemelas o en sus proximidades durante el atentado del 11 de septiembre en Nueva York, y que desarrollaron más tarde trastorno de estrés post traumático, dieron a luz con niveles bajos de cortisol.
Una publicación de agosto de 2015, de la revista científica Biological Psychiatry, refiere que las personas descendientes de judíos que habían vivido traumas durante el Holocausto, compartían una pauta genética similar que deriva en un trauma transgeneracional.
Karla Patricia Valdés reveló que existen familias suicidas. “A lo largo de las generaciones hay una serie de personas o de integrantes de estas familias que se quitan la vida o que tienen problemas con los comportamientos suicidas. En este sentido, no estamos todavía 100 por ciento seguros de si es por una cuestión de aprendizaje, por una cuestión biológica, una combinación de aprendizaje y biológico, que lleva a que las personas puedan estar en mayor riesgo”.
La especialista aseguró que entre los factores de riesgo del suicidio está el que alguien de la familia o una amistad cercana, haya cometido suicidio, pues el mensaje que trasmite es que es una manera de solucionar los problemas.
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“Entonces sí es algo que se tiene que analizar porque en este panorama tendríamos que estar buscando estrategias también para trabajar, no solamente con las personas que tienen algún comportamiento suicida, sino con lo que se conoce como los sobrevivientes de suicidio, que también incluye a los familiares y a los amigos de alguien que se quitó la vida”.
El suicidio de un familiar o un amigo cercano dejan a su alrededor un trauma, una marca de dolor que, de acuerdo con la especialista, deja un duelo. “Y si eso no se trabaja, si no se trata, si no se elabora, puede llegar a abonar a los diversos factores de riesgo que tiene una persona para terminar con su vida”.