Rebeca, la gata que volvió a la vida
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Cinco días atrapada en la copa de un pino estuvo el animalito, un grupo de bomberos la regresó con sus dueños
Después de poco más de cinco días —horas más, horas menos—, Rebeca, una gatita de cinco meses de edad fue rescatada por el personal de bomberos de la copa de un pino, en la colonia Bellavista.
El rescate se llevó a cabo antes de las 12:00 horas por personal de bomberos, quienes habían acudido una noche antes, pero debido a que no había ya luz se pospuso para la mañana de ayer martes.
Fue el pasado jueves que Francisco Javier, propietario de la gata, se percató de que su gatita no se encontraba por lo que con ayuda de su madre, Marcela Martínez López, ubicaron a Becky arriba del árbol.
Desde el jueves pasado llamó al 911 y le tomaron datos, el viernes y sábado marcaron continuamente pues no se le veía que los pudieran apoyar, pues cayó el fin de semana y no contestaban en algunas de las dependencias que le habían recomendado.
INSISTEN CON LOS BOMBEROS
El lunes por la noche se dio otra vez aviso a los bomberos, quienes acudieron a ver lo que podían hacer, pero debido a que se les terminó la luz del día era difícil localizarla aún arriba del árbol.
Fue la mañana de este martes que un camión de bomberos acudió a la calle Nacional en la colonia mencionada, pero este camión fue insuficiente a los más de 10 metros de altura a la que se encontraba Rebeca.
Se mandó pedir un camión con una escalinata móvil, la cual llegó en pocos minutos y finalmente uno de los vulcanos se preparó para subir la escalera y ayudar a bajar a la gata de lo alto.
Una vez listo el bombero Héctor Morelos subió y en menos de 15 minutos logró tomar a la gata quien asustada pareciera que iba a saltar, pero no lo hizo y una vez asegurada la guardó en una bolsa y descendió para entregarla a sus propietarios.
EUFORIA
Los aplausos y felicitaciones a los bomberos no se hicieron esperar por parte de los vecinos, quienes en todo momento estuvieron al pendiente de lo que pasara en las alturas.
Una vez a salvo, quien más feliz estaba era Francisco, el dueño de Becky.