El país de los salarios máximos

Saltillo
/ 15 enero 2017

Mientras la clase trabajadora se arrequinta el cinturón, en las instituciones públicas seguirán despachándose con la cuchara grande. Un reportaje publicado por VANGUARDIA y realizado por Manu Ureste para el portal Animal Político, da cuenta de los gastos del gobierno en el año 2016. ¡Y van por más…!

Resumo. El Gobierno federal destinó por remuneraciones extraordinarias a sus funcionarios más de 51 mil 253 millones: “Hasta el tercer trimestre de 2016, la Secretaría de Hacienda reportó un gasto de 8 mil 199 millones como premio a la “puntualidad”. Mientras que en el mismo periodo, destinó 7 mil 498 millones para recompensar a los funcionarios que asisten a su trabajo con regularidad”.

Para hacer más amargo el trago a los obreros, albañiles y demás congéneres de la clase trabajadora, el Gobierno pagó, hasta noviembre del año pasado, casi 100 millones de pesos para recompensar a los llamados empleados del mes. ¿Usted alguna vez ha visto en los supermercados, la fotografía de algunos colaboradores colgada en la pared, con la leyenda “empleado del mes”, como premio a su puntualidad y diligencia en el trato con los clientes? Pues bien, en el Gobierno no cuelgan la foto del diligente “Gutierritos” del caso, no: en el Gobierno destinaron más de 331 millones 827 mil pesos en “premios, estímulos y recompensas”.

Si la mayoría de los mexicanos destacamos por no leer ni los instructivos de los electrodomésticos que compramos, hay funcionarios que sí leen; vea usted, la investigación da cuenta de 2 mil 646 millones de pesos destinados para “ayuda de libros”.

Ahí no para la cosa. Hay una partida de 5 millones 432 mil pesos como dote matrimonial. ¿Qué es esto? Que quienes el año pasado contrajeron nupcias, realizaron el trámite ante el coordinador administrativo de su respectiva dependencia y recibieron un bono para que compraran lo que hiciera falta para hacer frente a la nueva vida matrimonial.

Para este 2017 tampoco se respirará pobreza. En el Poder Legislativo, integrado por lo más selecto de la partidocracia. Sí, esa multitud de hombres y mujeres, diputados y senadores, esos señores que el año pasado se embolsaron más de medio millón de pesos como bono, aguinaldo, ayuda para casa chica y grande, que dicho sea de paso, dicen representar al pueblo en las tribunas legislativas, y que luego van a las colonias a devolver migajas en tiempos electorales, de lo mucho que se embolsan. Sí, esa casta de políticos, pomposamente llamados diputados –luego el respetable ciudadano se pregunta cómo se conjuga el verbo diputar--, que cobran por horas nalga, aunque no siempre las cumplan en el honorable Congreso de la Unión, ejercerán un presupuesto de 8 mil 051 millones de pesos.

Nuestros senadores – en nada semejantes a los senadores de la antigua Roma, que eran hombres notables, de edad avanzada, que destacaban por su sabiduría-- tendrán en la bolsa para sus gastos la nada despreciable cantidad de 4 mil 761 millones de pesos. Recordemos, antes de que terminara el 2016, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos acordó un aumento al salario: quedó éste en 80 pesos con 4 centavos.

La del estribo
¿Qué es la Comisión Nacional de Salarios Mínimos? Se pregunta la gente. Es un organismo creado por el Gobierno, integrado por pomposos funcionarios –aclaro, éstos no ganan el salario mínimo- que se encargan de establecer el sueldo del trabajador, “propiciando la justicia entre los factores de producción en un marco de respeto al trabajador y su familia”, según dice la página de internet de la dependencia. Esta comisión no regula los salarios máximos, que no tienen límite en este país, entre las minorías que los devengan, los sueldos de los funcionarios públicos ni de los diputados ni de los senadores. Sólo se encargan de establecer el salario de los pobres, de mantenerlo bajo por la fuerza.

www.jesuscarranza.com.mx.
 

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