Terapias de conversión representan tratos crueles e inhumanos: Morena Coahuila
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Los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG) representan “tratos crueles, inhumanos y degradantes y hasta tortura, como la privación ilegal de la libertad, la violencia psicológica o moral”, aseguró Teresa Meraz García, diputada de Morena, al indicar que deben ser prohibidos.
Desde el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud determinó que la homosexualidad no es una enfermedad ni un desorden genético, y no se trata, pues, de una elección humana, por lo tanto, no puede cambiarse voluntariamente ni a través de las llamadas terapias de conversión sexual o “curativas”.
El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación resolvió que los ECOSIG son, en realidad, “terapias de represión que buscan suprimir mediante conceptos dogmáticos el goce y el disfrute de la sexualidad, porque la preferencia y la orientación sexual es algo con lo que se nace, no se elige.
“Quienes ofrecen dichas terapias no son clínicas especializadas, sino cursos o talleres que se dan en escuelas cristianas, en escuelas católicas. En las iglesias, el ministro de culto; en un templo, el sacerdote dice que determinado día tendrán pláticas para salvar las almas e invitan a la feligresía que acudan”.
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Así, manifestó, las terapias de conversión permanecen ocultas en cierta manera en la informalidad; aseguran que pueden ayudar a hombres y mujeres homosexuales, quieren vender una especie de ayuda, pero realmente, violentan el derecho personalísimo que tienen de elegir a quien amar y respecto a su vida sexual.
“Los supuestos tratamientos psicoterapéuticos dirigidos a modificar la orientación sexual de las personas carecen de indicación médica y representan una amenaza a la salud y a los derechos humanos de las personas afectadas.
“Resulta indispensable –añadió- prohibir las terapias ‘curativas’, pues como lo ha señalado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, son contrarias a la ética, carecen de fundamento científico, son ineficaces y podrían constituir una forma de tortura”.
Son procedimientos discriminatorios que intentan negar, obstaculizar o impedir la libre expresión de la orientación sexual e identidad de género de las personas, consideró.