Venta de cabritos destapa mataderos clandestinos en Saltillo

Coahuila
/ 24 diciembre 2021

El precio del cabrito por unidad en cadenas comerciales ronda entre los 900 y mil 900 pesos, en la vía pública o a través de redes sociales tiene un precio de entre 600 y mil 200 pesos por unidad.

Algunos confiesan que sacrifican a los animales en sus casas

La venta de lechones y cabritos para cocinar en Nochebuena que se ofertan en colonias de la periferia y ejidos aledaños, deja al descubierto casas que operan como mataderos clandestinos.

Mientras que los costos de este tradicional banquete norteño se encuentra “por lo cielos” en establecimientos formales, algunos productores ganaderos los ofertan a más bajos precios, aunque sean sacrificados en condiciones insalubres.

Los patios de casas particulares de la colonia Bellavista o La Madrid así como los corrales en ejidos aledaños a la capital, operan como mataderos.

De acuerdo con la declaración de algunos comerciantes, los animales son sacrificados en sus patios o en los propios corrales, pues forma parte de una tradición donde además se aprovecha su piel y otras partes de los cabritos.

El precio que se oferta en establecimientos formales o cadenas comerciales se encuentra entre 900 y mil 900 pesos por cabrito de entre 3 y 3.5 kilos, pero en “paradas” como la de la Central de Autobuses hay ofertas de entre 600 y mil 200 pesos, según su tamaño y peso.

Además de las declaraciones de los comerciantes y ganaderos, algunos anuncios en redes sociales con fotografías de mesas de madera y cuartos cerrados, donde son sacrificados los cerdos y borregos, evidencian las condiciones en que permanecen los cuerpos de animales antes de convertirlos en su cena para Navidad.

Además los cabritos y cerdos que son sacrificados, son exhibidos sobre camionetas o barandales sin las medidas de salubridad, protocolos o espacios adecuados que aseguren la higiene con que se sacrifican, y procuren su consumo sin consecuencias para la salud.

Aunque algunos animales muertos se encuentran empacados en plástico o congelados en grandes hieleras, el empaque no asegura que el animal haya sido sacrificado y no murió por alguna otra razón, lo que convertiría la carne en no apta para el consumo humano, como indica la Ley de Salud Estatal.

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