En momentos extraños se necesitan zapatos aún más extraños
La demanda actual de zapatos desinhibidos ha impulsado tanto a marcas de lujo como a fabricantes de calzado de alto rendimiento a reinventar la categoría para “momentos extraños”.
Nathan Taylor Pemberton
Si bien no existe una palabra concreta para describir el tipo de limbo colectivo en el que estamos, ha surgido una categoría de calzado, como una intervención amable, que nos ayudará a levantarnos frente al vacío. Es momento para los zapatos acuáticos.
Los zapatos de agua, o calzado anfibio, como se les conoce en la industria, fueron diseñados para esos momentos que se caracterizan por estar en el medio. No es un zapato deportivo, pero tampoco es solo una sandalia y de ninguna manera es como los Crocs, los zapatos acuáticos se diseñaron para dar libertad de movimiento entre el agua y la tierra, sin darle prioridad a uno sobre el otro y, a la vez, permite que los pies se sequen rápidamente, a fin de prevenir el pie de atleta.
En términos de calzado, esto es lo más cercano a una cura para la incertidumbre. O como solía decir Teva, la empresa pionera en el campo del calzado anfibio: “Libera tus pies y tu mente hará lo propio”.
La demanda actual de zapatos desinhibidos ha impulsado tanto a marcas de lujo como a fabricantes de calzado de alto rendimiento a reinventar la categoría para “momentos extraños”. A principios de este año, antes de que el coronavirus frenara las actividades cotidianas, Balenciaga envió a sus modelos a chapotear por la pasarela en zapatos acuáticos, como una oda al cambio climático.
Desde el año pasado, la marca Yeezy de Kanye West ha dado adelantos de unos “zapatos deportivos de espuma”, hechos, en parte, con algas de cultivos hidropónicos, cuyo lanzamiento se dice está planeado para 2020.
En marzo, ese salto se volvió más visible cuando Hoka One One, un visionario fabricante francés de zapatos deportivos, introdujo su línea Hopara de zapatos acuáticos de alto rendimiento, hechos para “volar” sobre terrenos tan diversos como “bosques lejanos” o “junglas urbanas”. Con una estructura robusta de etilvinilacetato (EVA), el Hopara se hizo según el molde de los zapatos deportivos intumescentes de la empresa, cuya extraña geometría ha atraído a una ferviente base de fanáticos.
El Hopara se adentra en un territorio menos familiar con agujeros a los costados, para que el agua drene más fácilmente, y una punta engomada que parece una pequeña placa de armadura, para protegerlo de las rocas en el lecho del río. Pese a su apariencia voluminosa, los zapatos pesan solo 340 gramos.
Lo que el Hopara deja claro es que los zapatos acuáticos están llegando a esa etapa final de evolución del calzado: el grial del uso casual. En este caso, un grial que usarán principalmente aquellos que tal vez jamás lleguen a los senderos y arroyos para los que están pensados estos zapatos.
Kaitlin Phillips, una publicista y escritora que vive en Nueva York, pero que nació y creció en Montana, donde hay una gran comunidad de senderistas, prefiere caminar por Manhattan con sus zapatos acuáticos Chaco porque son muy cómodos. “No sé cuántos pares tengo”, admitió.
Phillips dijo que ha sido testigo del ascenso del calzado anfibio en las calles de Nueva York, sobre todo entre las personas del ámbito artístico. Señaló que Camilla Deterre, una artista y modelo, hace poco presumió sus nuevos Merrell Hydro Mocs en Instagram. También a Brendan Dugan, dueño de la galería Karma en el barrio del East Village, a menudo se le ve en inauguraciones con sus sandalias de EVA Birkenstock.
Luego de que los Hoparas fueron recomendados en GQ (que sugirió usarlos con calcetines “y quizá un traje”) y aparecieron en la lista de recomendaciones de Highsnobiety, un blog sobre ropa casual, los zapatos empezaron a venderse rápidamente en las boutiques que solo venden artículos de moda, como Bodega en Boston. A REI, un minorista más tradicional enfocado en artículos para exteriores, le fue tan bien con sus ventas de Hoparas en línea que planea empezar a vender el zapato en sus tiendas en 2021.
Esta clase de éxito en todas las esferas, para un zapato con un estilo tan desafiante como el Hopara, es una prueba más fehaciente de que los consumidores no están en busca de calzado que sirva para una sola cosa. Les atrae el zapato acuático como una función del “ciclo de tendencias abyectas”, comentó Thom Bettridge, editor de Highsnobiety. En este ciclo, los consumidores acogen una estética desagradable sin ironía y, en el proceso, se liberan de una enorme cantidad de vergüenza acumulada por las modas que adoptaron en el pasado
“Los antecedes recientes de la moda son vergonzosos”, comentó Bettridge. “Cuando ves los zapatos de agua que usabas hace cinco o diez años, te da asco. Pero puedes conquistar lo que antes te avergonzaba. Puedes conquistarlo si lo amas de nuevo, y ahora vemos que la gente está empezando a consentir ese lado de sí misma que se siente fuera de lugar”.
Aunque algunos quizá consideren que esta psicología popular es muy poco convincente, Bettridge mencionó que esta nueva ola de zapatos acuáticos es otra forma de alivio mental: son relativamente baratos y fáciles de obtener, algo que no suele pasar en el mundo de los lanzamientos y el bombo publicitario del calzado. El Hopara está disponible a partir de 120 dólares, y se espera que los deportivos de espuma de West se vendan a 75 dólares.
El Hydro Moc es aún más asequible. El zapato de agua que lanzó en otoño pasado Merrell, el fabricante de botas de montaña de alto rendimiento, tiene un precio de catálogo de 40 dólares y es como unos Crocs alocados.
Está fabricado a partir de una sola pieza de EVA engomado, a excepción de una correa de caucho para el talón. Está disponible en ocho paletas de colores con estilo desteñido, diseñadas para simular las emulsiones difusas del agua. Los agujeros que tiene el zapato, para el flujo del aire, podrían provocar una reacción en las personas que padecen tripofobia.
Hay quienes ven el Hydro Moc como una respuesta inteligente al reinado de los Crocs, un momento definido por la comodidad a costa del funcionamiento y la estética.
“Los Crocs están más que acabados… ya pasó su momento”, afirmó Chris Black, socio de la consultoría para marcas Public Announcement, que señaló el propio supraciclado cultural de los Crocs, desde la moda casual para madres suburbanas hasta lo nuevo de Balenciaga. “Creo que la gente comprará los Hydro Mocs porque se ven loquísimos y no son Crocs”, comentó. “Además, son nuevos y baratos, lo cual los hace atractivos de inmediato para una amplia gama de consumidores”.
Merrell lanzó el Hydro Moc para satisfacer las demandas de sus senderistas acérrimos, que querían un zapato que pudiera usarse alrededor de una fogata tras un día de excursión. Esto requería darle un enfoque ligero al diseño, y con poco menos de 400 gramos, los Hydro Mocs son más ligeros que muchas botellas de agua.
Desde su lanzamiento en otoño pasado, el Hydro Moc se ha convertido en uno de los artículos más vendidos de Merrell. “No creemos que el Hydro Moc deje de venderse en el futuro próximo, incluso si pasa de moda entre los consumidores”, predijo Lindsey Lindemulder, directora de mercadotecnia de estilo de vida de la empresa. “Seguirá siendo parte del panorama del calzado, en teoría, hasta el fin de los tiempos, ya que es un espacio muy nuevo para los consumidores”.
Por su parte, Black no piensa que los zapatos acuáticos, y el Hydro Moc en particular, sean inmunes a los ciclos de tendencias. En una columna de The Strategist en la revista New York, incluyó al Hydro Moc en su lista de recomendaciones como un zapato ideal para usar en casa, para cualquiera que esté atrapado en la rutina de trabajar, comer y vestirse en su hogar.
c.2020 The New York Times Company