Ridículo del Barca en el Camp Nou
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El Barcelona cayó en casa 2-1 ante el recién ascendido Alavés
El campeón es humano. Y no es intocable en una Liga que se demostró no será un paseo. Ni mucho menos. El Alavés, le dio un repaso al Barça y le demostró a Luis Enrique que no, para nada tiene una plantilla sobrenatural.
El llamado virus FIFA, que siempre se puso como excusa perfecta para argumentar un mal resultado tras un parón de selecciones, quedó sobrepasado este sábado en una jornada para estudiar.
Estudiar porque a la mejor plantilla (en palabras de Luis Enrique o en unánimes artículos de prensa) no le alcanzó para superar a un recién ascendido a Primera División y tuvo que acabar el entrenador llamando con urgencia a sus vacas sagradas para ganar un partido enrarecido en todos los órdenes.
Fuera de la convocatoria Piqué, lesionado Ter Stegen y suplentes Messi, Iniesta y Luis Suárez, Luis Enrique presentó una alineación tan revolucionaría como inesperada. Debutaron Cillesen en la portería y Alcácer en el centro del ataque y si uno no salvó detrás, el otro no decidió delante, aunque sonaría injusto cargar las tintas en ellos.
Aleix Vidal y Digne en los laterales se juntaron con Mascherano y Mathieu en una defensa totalmente inédita y si el francés, autor del 1-1 y que poco después desperdició una oportunidad de oro, mantuvo su habitual imagen irregular, Mascherano quedó señalado de forma inequívoca en los dos goles del Alavés.
En el 0-1 acudió tarde al rechace de un centro que remató a la red Deyverson y en el 1-2 perdió de manera impropia un balón que aprovechó Ibai Gómez.
Al sufrimiento en defensa se sumó la poca productividad en la creación del centro del campo, donde Denis pasó inédito para que Rakitic tuviera que multiplicarse en su zona junto a Busquets...
Y a ello no ayudó precisamente que Neymar se empeñase en demostrar sus galones en ataque junto a un Arda desdibujado, que recordó más al de la pasada temporada que al de los primeros partidos de esta y un Alcácer móvil, peleón y entregado a la causa. Pero desafortunado.
Mal mensaje fue el de este Barça que después del 1-1 de Mathieu apenas al comenzar la segunda mitad dio a entender que iba a aplastar a ese Alavés respondón. Más aún cuando entró a la hora de partido Messi. Pero a veces ni el más lógico de los argumentos acaba por cumplirse. Y menos en fútbol.
Mascherano, tantas veces salvador, tan a menudo vital y siempre entregado en la causa azulgrana, redondeó su particular pesadilla tras su despiste en el 0-1 y obsequió a Ibai Gómez para que anotase el 1-2.
Y ni Lionel, ni Iniesta, que había entrado inmediatamente antes del gol, ni Luis Suárez que lo hizo por el bueno de Alcácer poco después pudieron levantar el marcador más inesperado.
El campeón es humano. El Alavés se lo demostró.