El periplo de ‘Chucky’ con final feliz en Rusia
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Hirving Lozano ha vivido una semana de locura, en el que se incluye su participación en una Copa Confederaciones, firmar con un club europeo y anotarle gol al anfitrión del próximo Mundial
KAZÁN.- El balón reventado por Héctor Herrera surcó el cielo de Kazán y solo Hirving Lozano entendió lo que significaba: la oportunidad de apagar el sofoco de México en Rusia y de demostrar por qué es uno de los rostros del futuro del “Tri”.
A sus 21 años, el jugador más joven del plantel mexicano en la Copa Confederaciones leyó la jugada mejor y más rápido que el defensor Viktor Vasin, que el arquero Igor Akinfeev —ídolo y capitán ruso— y que los 41 mil 500 hinchas que bramaban en el Kazán Arena.
“Veo que Héctor Herrera la controla y veo que le va a pegar muy duro y voy leyendo eso. Desde ahí empiezo a correr y voy viendo el balón. Bota y lo cabeceo. Gracias a dios entró”, relató sobre su tanto en el minuto 52, que le costó también una patada de Akinfeev en el pecho.
La garra de Lozano apareció en un momento crucial para México. Los locales apretaban, el público estaba enardecido y un gol ruso dejaba al equipo de Juan Carlos Osorio fuera de la copa. El 2-1 definitivo desinfló al rival y dio a México el pase a semifinales de la copa.
Pero también para Lozano fue una iluminación en el momento indicado: su imagen colándose en velocidad entre defensor y arquero y midiendo el momento justo para desviar la pelota tras el bote pesó para que fuera elegido mejor jugador del partido justo en su debut en Rusia.
El veloz atacante de 1.74 metros recuperó así protagonismo futbolístico después de dos semanas en las que centró titulares por otro motivo: su viaje relámpago a Holanda en pleno torneo para pasar la revisión médica y acordar su vinculación con el PSV Eindhoven.
El hecho de que abandonara la concentración mexicana por un interés personal dividió a la prensa mexicana entre quienes entendieron su impaciencia en un momento clave —el salto a Europa— y quienes lo consideraron una falta de respeto. El propio Hugo Sánchez acusó a Juan Carlos Osorio de mostrar así que no se tomaba en serio la copa.
“Me siento muy bien físicamente tras el vuelo. El staff de la selección planeó el mejor vuelo y eso fue fundamental para que yo esté bien”, aseguró el delantero en la previa al segundo partido del torneo frente a Nueva Zelanda en Sochi.
Osorio, entre tanto, respondió con guante blanco: “Espero que suceda con varios jugadores lo mismo. Eso querrá decir que estamos produciendo jugadores para clubes europeos. Mientras más lo hagamos más creceremos como nación de futbol”.
También salió en defensa de Lozano un veterano como Herrera, que conoce al benjamín de México de su época en el Pachuca.
“Lo conozco desde los diez años. Cuando llegó al Pachuca era un niño y lo veía en las fuerzas básicas. Lo aprecio y quiero mucho y me da mucho orgullo que pueda cumplir sus sueños. Espero que demuestre lo que vale y lo que es capaz de hacer”.
Una semana más tarde, fue el propio Herrera, con su balonazo al cielo en Kazán, quien brindó a Lozano la posibilidad de “cumplir sus sueños” ya en su debut en la Confederaciones, una suerte de anticipo del Mundial que reúne a los campeones de cada confederación, al campeón mundial y al anfitrión.
“Fue un gol muy merecido para él”, comentó tras el partido Osorio, que vio en la jugada el símbolo más claro de un México luchador que avanzó a semifinales tras remontar resultados adversos en sus tres partidos de grupo.
“Es algo que siente el jugador mexicano y con lo cual nos identificamos plenamente. La determinación de competir hasta el final, hacer todo el esfuerzo posible por ganar, jugar con vehemencia, con virilidad”, dijo el colombiano.
“Está claramente demostrado sobre todo en el segundo gol”, completó Osorio. La inspiración de Lozano es ya un argumento con el México quiere afrontar el futuro