Florencio Mata: de los planos arquitectónicos al reconocimiento artístico

La trayectoria del arquitecto Florencio Mata Ramos, dió un giro que lo llevó de una consolidada carrera de 30 años en la construcción a convertirse en una figura emergente en el mundo del arte. Su historia es un testimonio de cómo un talento nato descubierto en su niñez puede florecer en la edad adulta

23 agosto 2025
Florencio Mata: de los planos arquitectónicos al reconocimiento artístico

Pablo Picasso consideraba que la inspiración existe, pero esta tiene que encontrarte trabajando. En el caso de Florencio Mata se puede decir que la suerte existe, y en efecto lo encontró trabajando.

Florencio, oriundo de Durango, pero radicado en Saltillo desde el mes de nacido, ha tenido la suerte de nacer con este talento y la dedicación le ha permitido catapultar su talento. Hoy emerge como uno de los principales exponentes del dibujo artístico realista en Saltillo.

El recuerdo más antiguo de la realización de un dibujo es de los cuatro años. Dibujó el Cerro del Pueblo. Tenía un talento innato. Tuvo la suerte de nacer con ese don. Luego tuvo suerte de encontrar un nicho poco explotado en Saltillo, y también ha tenido la suerte de coincidir con colegas que lo han invitado a exposiciones, una de ellas en el Museo de la Cultura Taurina.

Para entender esta metamorfosis es necesario hacer un alto y regresar a los primeros recuerdos, las primeras dudas y las motivaciones.

Una de las primeras residencias de Florencio fue cerca del centro de Saltillo. Su padre, quien era arquitecto, trabajaba para JAAPAS, organismo que antecede a Aguas de Saltillo y desde esa casa, cada mañana veía el Cerro del Pueblo. Esa fue su primera obra. Luego, en la primaría solía ganar los concursos que realizaban.

En la adolescencia dejó el dibujo de lado. La secundaria y preparatoria la realizó en Torreón y la carrera en Saltillo.

Estudió Arquitectura en la Universidad Autónoma del Noreste (UAN) generación 1985-1989. Dedicó 33 años de su vida a su profesión.

Fue durante su formación como arquitecto que los lápices volvieron a sus manos, para dibujo técnico.

Recuerda que fue en la clase de dibujo natural donde recreó en papel la Catedral de Santiago y esto lo conectó nuevamente con su don.

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¿Por qué no consideraste explotar una faceta artística desde la universidad?
Porque desde niño yo ya hacía dibujitos o hacía muñecos de plastilina y todos me quedaban bien. Con mucho detalle. Todos mis parientes se sorprendían.
Yo no me había dado cuenta de que yo tenía ese talento, porque como los hacía desde niño y sin cursos, yo pensaba que todos podían. Me sorprendía que se sorprendían cuando los veían.
Recuerdo que cuando iban amigos de mi papá a la casa él me pedía que les hiciera un dibujo o monito de plastilina y a todos les gustaban.
Cuando iba a entrar al profesional tenía varias carreras que quería entrar. Una era arquitectura, otra artes plásticas y la otra era medicina.
Medicina la deseché porque pensé que me iban a estar despertando en la noche. De artes plásticas pensé “No, de eso no la hago (económicamente), no la voy a hacer” y me metí arquitectura.
Ahí empecé a agarrar otra vez los lápices. Vi que se me facilitaba mucho al hacer los planos dibujar los carritos y los árboles. Y yo se los hacía a los demás compañeros. Incluso hasta les dibujaba personas en los planos. Fue en la clase de dibujo natural y recordé que tenía ese gusto de dibujar y también de pintar.
¿Qué pasó en esos 30 años después de que te graduaste?
Me dediqué a trabajar en lo que había estudiado.
¿Cómo fue que retomaste el dibujo artístico?
Siempre tuve esa esa inquietud, pero no sabía si lo iba a hacer, pensaba en dibujar, pero ya después de mi jubilación.
Cuando fue la pandemia, yo me quedé sin trabajo. En ese periodo mi sobrino Gerardito, se enfermó, no podían estabilizar su presión arterial. Estuvo delicado. Y como a él le gustan mucho los toros (años antes) ya me había pedido que le hiciera un torero. Yo sólo le decía que sí, pero no lo hacía. Fue hasta que estuvo convaleciente, ya en su casa que le hablé y le dije “Ahora sí te lo voy a hacer.” Y me mandó la foto.
Fue el primer dibujo en 2021. Sí me quedó bien, pero yo no sabía la técnica del dibujo artístico, no sabía qué lápiz usar, porque yo usé los de arquitectura y son diferentes. No tiene nada que ver. Lo único que es igual es la soltura de la mano, la facilidad. Esto es lo único y la perspectiva.
¿Por qué dedicarse al arte taurino?
Porque a mi sobrino Gerardito le gustó mucho el dibujo que le hice y lo publicó en el Facebook y como él tiene muchos amigos taurinos, me empezaron a pedir. Como yo no tenía trabajo los hacía y se los vendía en 500 pesos (Se ríe). Ahora los vendo mucho más caros.
Me hacían muchos pedidos. Uno tras otro, uno tras otro. Entonces, yo siempre estaba dibujando y como no tenía qué hacer fue como era una terapia para mí porque no te tenía trabajo
Fui comprando material y tomando cursos. Y tenía la suerte de que todo lo que iba haciendo lo iba vendiendo. Me empezaron a escribir de España, y también de otros estados aquí. Mis dibujos se empezaban a publicar en las páginas Taurinas. Incluso me decían, “Maestro.” Porque me publicaban en una páginas del mundo taurino con gente de España, Portugal, Francia, Venezuela, Ecuador, Colombia y Perú.
También me dedico a esto porque a mí me gusta y es un campo muy limitado el que estoy explorando. Casi no hay quien haga ese tipo de obras.
También he dibujado futbolistas y me gustaría hacer más. Diversificar.
¿Te consideras un artista?
Estoy dibujando para exponer en otros lagos (no quiso hablar de los lugares, hasta que ya cuente con fecha para la exposición).
Me hablaban para que hiciera exposiciones, pero yo no me sentía listo, o sea, yo pensaba que a mis dibujos todavía les faltaba mucho, que todavía no estaba para exponer. Entonces, yo les decía que si me interesaba, pero no tenía nada que exponer porque todo se me vendía rápido y pues yo seguía vendiendo y no tenía obras para exponer. Prefería vender, porque de eso vivía.
¿Le tienes miedo a la crítica?
No. Afortunadamente he recibido muy buena crítica y ninguna mala hasta ahorita. Yo sé que va a haber de todo. Pero yo estoy haciendo mi trabajo de acuerdo a un estilo. Entonces eso no me mortifica. Si hay críticas constructivas si les haré caso.
Ahora yo busco las fotos. No hago pedidos. Para dibujar me gusta mucho fijarme en las expresiones de los toreros y es lo que voy haciendo.
¿Cómo lograste exponer tus cuadros en el Museo de la Cultura Taurina?
Yo tenía unos dibujos (en un local) donde ponen los marcos Ahí los voy llevando. Una integrante del Colectivo Arte Libre también fue a llevar piezas a este lugar para que les pusieran marcos. Ella vio mi dibujo y le pasaron mi número de teléfono para invitarme a la exposición en el Museo de la Cultura Taurina. Yo le dije que sí, y así fue como llegué ahí. Ahí se están exhibiendo ocho cuadros míos. La exposición es de 40 obras de varios artistas.
¿Ha valido la pena este cambio en tu vida?
Bueno, mira, ya he pensado en eso, Lucía. y no es tiempo perdido porque me ha servido mucho para hacer lo que me gusta, calmar el estrés, entretenerme, y a parte he conocido mucha gente.
Cuando veo que les gustan los cuadros que hago para mi es mucha satisfacción. No es ego, o sea, es satisfacción de que vale la pena echarle ganas para hacer algo bonito.
No considero tiempo perdido, al contrario, es tiempo ganado porque invierto tiempo en hacer algo que me gusta y si alguien me preguntara si vale la pena cambiar de giro yo lo aconsejaría que lo haga y lo aconsejo porque lo estoy haciendo.
La única manera de saber si algo vale la pena es intentarlo.

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