Julia Medrano, la investigadora de la Narro (UAAAN) que ayuda a las plantas a enfrentar el cambio climático

Saltillo atraviesa por una crisis hídrica, y los escenarios a mediano plazo no son alentadores. Mientras los ciudadanos apenas asimilamos la noticia y nos mantenemos instalados en la incertidumbre, un grupo de científicos de la Narro desarrollan investigaciones para ayudar a las plantas a adaptarse a estos cambios acelerados y soportar climas extremos.

29 marzo 2025
Julia Medrano, la investigadora de la Narro (UAAAN) que ayuda a las plantas a enfrentar el cambio climático

Cuando Julia Medrano estudiaba en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Coahuila desarrolló interés por temas medioambientales. Hoy, quince años después trabaja en el laboratorio de Horticultura en la Universidad Autónoma Antonio Narro.

Julia, cuenta con un doctorado en Ciencias por la Universidad Autónoma de Nuevo León que la convirtió en experta en el manejo y administración de recursos vegetales y, junto a sus colegas, ha dedicado su vida profesional a desarrollar investigaciones que buscan la manera en que las hortalizas de alto consumo humano, como cebolla, tomate, chile u arúgula pueda enfrentar el cambio climático que ya se vive en la región sureste de Coahuila.

En un laboratorio ubicado en el corazón de la Narro, a casi 500 metros de la entrada principal, se encuentran los invernaderos y frente a ellos el laboratorio.

Ahí Julia nos platica cómo la tecnología que ha dado pasos agigantados en el mundo digital es utilizado por los científicos para hacer redes de conexión entre universidades, y también los ayuda a generar conocimiento para acompañar a las hortalizas de alto consumo humano a estar a la par de los nuevos desafíos ambientales.

Investigaciones de este tipo hacen que alimentos como el tomate, en condiciones de invernadero, sobrevivan hasta un 30% más ante un estrés de salinidad.

$!Desde su especialidad en manejo de recursos vegetales, Julia Medrano desarrolla estrategias que transforman residuos como cáscaras de nuez en soluciones sostenibles para la agricultura en la región.
¿Dónde estudiaste y cómo llegas a la UAAAN?
Estudié la licenciatura en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Coahuila. Mi carrera fue químico-farmacobiólogo y con especialidad en microbiología.
Al egresar de la licenciatura, lo único que sabía es que quería dedicarme a actividades medioambientales. Por lo cual me dirigí a la Secretaría de Medio Ambiente a solicitar orientación de cómo podía ejercer en esta área y me dieron el contacto de proyectos de investigación en medioambiente que realizaba la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.
¿Este lugar ya lo conocías?
No, no lo conocía. En ese entonces, estamos hablando como del 2008, no se tenía mucha relación con la Universidad Antonio Narro. No sabías cómo se podían vincular el conocimiento ni cómo hacer colaboraciones. Ahora está más abierto.
Inicié con un proyecto de medio ambiente. Y después de ello se dieron a conocer otras líneas de investigación. Por ejemplo, la mejora de cultivos hortícolas. Para esto solamente traía mi formación de licenciatura, por lo que me proponen estudiar un posgrado para especializar mi conocimiento en lo que las líneas de investigación requerían.
Con apoyo de la universidad me envían a la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la Facultad de Ciencias Biológicas a estudiar un doctorado en manejo y administración de recursos vegetales para poder complementar mi conocimiento de la química aplicado a los cultivos, aplicado a las plantas. Posterior a ello regresé a la Narro, al departamento de Horticultura.
¿Qué está pasando en la región sureste de Coahuila con las plantas, se están debilitando?
A nivel global, a nivel regional, sobre todo en los países que vivimos en zonas áridas, o en nuestro caso en semiáridas, el cambio en las condiciones ambientales ha sido muy abrupto, por ejemplo, incremento en la temperatura, el promedio anual del verano ha sido increíblemente más alto, aunado a un incremento en la concentración de sales en los suelos, una disminución en la precipitación, disminución en el agua disponible y todo esto hace que las plantas que nos alimentan, cada vez sea más difícil producirlas.
¿Qué hacen aquí en el laboratorio donde trabajas para ayudarlas?
Diseñamos estrategias, diseñamos moléculas que ayuden a las plantas a ser frente a estos cambios climáticos y no se reduzca ni la cantidad, ni la calidad de los productos hortícolas con los cuales nos abastecemos.
Por ejemplo, cultivos de tomate, los cultivos de lechuga, chile jalapeño, arúgula, algunas frutas como las fresas, y otros frutales que provienen de árboles.
El cambio en las condiciones ambientales ha sido muy abrupto: incremento en la temperatura, mayor concentración de sales en los suelos, disminución en la precipitación y en el agua disponible.
¿Cómo podemos comprender esto que hacen de manera sencilla?
Mira por un lado tenemos este problema con las hortalizas y por otro una producción excesiva de agro residuos, como son las cáscaras de nueces, porque aquí somos productores.
De este producto aproximadamente entre un 40 y un 50% son residuos. Entonces, esto se va al incremento de la basura generada.
¿Qué estamos haciendo? Hemos trabajado en el diseño de diferentes técnicas en el laboratorio de cómo procesar esas cáscaras de nueces para revalorizarla, disminuir estos residuos y aplicarlas como mejoradores de los cultivos.
Imagen a Medrano, la investigadora de la Na
¿Se puede decir que es una especie de abono?
Unos funcionan como vacunas, podemos decirlo así, que dejan a la planta lista con su inmunidad, lista para defenderse, defenderse cuando venga la temporada de verano en donde el calor es sube, Por ejemplo, en el campo sube a más de 40 grados o en el invernadero donde también se llegan a temperaturas de 45 grados. Lo que buscamos es que la planta sea capaz de resistir al estrés oxidativo, o sea, que resista la pérdida de agua, que resista la producción de especies reactivas del oxígeno que para ellas son dañinas.
En el caso de estas cáscaras de nuez encontramos antioxidantes. A estos se llaman polifenoles.
Estos polifenoles los sacamos, los purificamos, hacemos dosis adecuadas aplicadas en raciones de tiempo y de manera constante. Por ejemplo, una vez por semana, se los aplicamos a las hojitas, algunos los aplicamos directamente en su riego.
Las plantas los captan y esto permite que traiga su sistema inmune vegetal incrementado para poder hacer frente.
Ahorita te hablo del incremento de la temperatura, pero otro tipo de estrés que también es muy recurrente en nuestra zona es el incremento de salinidad en el suelo. Entonces, muy puntualmente sabemos que debemos de ponerle ciertas moléculas para que haga un mejor balance de sus osmolitos. Esto le permite sobrellevar un exceso de sales o el exceso de calor.
Diseñamos estrategias, diseñamos moléculas que ayuden a las plantas a hacer frente a estos cambios climáticos y que no se reduzca ni la cantidad ni la calidad de los productos hortícolas.
¿Cuánto tiempo tardan en crear esta especie de vacuna, por llamarlo así?
Esa parte de investigación, ese punto entre obtenerla, porque luego la tenemos que caracterizar, tenemos que tener constancia exacta de sus características químicas, no es inmediato.
Por ejemplo, hay un proyecto uno que se basa en la obtención de la molécula que hace el caparazón de los camarones, en ese se lleva trabajando alrededor de 10 años. Pero en 10 años ya tenemos una evidencia bien clara de cómo es, cómo obtenerla, qué tamaño tiene.
Porque el tamaño es muy importante y eso a nivel laboratorio, es algo complicado de hacerlo, pero una vez que dominas esta técnica, ya puedes hacer una transferencia de tecnología, puedes dar asesoría a los mismos productores de cómo hacerlo de manera sencilla.
Eso que a nosotros nos tomó muchos años ya en la parte de ejecución se puede decir que es más fácil y más rápida.
Tratamos de que sea útil y que cuando salga al campo mexicano sea una tecnología sencilla, barata y medioambientalista.
Hablabas también de otra cosa muy importante que es la colaboración con la con las universidades. ¿Cuál es el estatus de esto, han cambiado las cosas a comparación de hace 15 años que tu saliste de la Facultad de Ciencias Químicas?
Cuando yo inicié la vinculación era menos. Era una herramienta menos recurrida.
Ya ahorita lo único que hemos podido notar es que con una vinculación multidisciplinaria, o sea, cada quien aportando lo que sabe y con tecnología para resolver los problemas actuales se reduce el tiempo, me atrevería a decir, hasta en un 50%.
La vinculación interinstitucional ha funcionado de maravilla.
¿Tú crees que se ha incrementado o disminuido el interés de las nuevas generaciones en ocupar estos campos de conocimiento?
El interés por nuestra comunidad (científica) ha ido incrementando. De manera muy satisfactoria te puedo decir que ahora el por ciento de mujeres que vemos trabajando ha sido exponencial, donde antes veía una de cada 10, ahorita tenemos cuatro de cada diez.
Hemos visto que las mujeres podemos salir al campo, hacer un cultivo, podemos venir al laboratorio, experimentar con plantas, ver moléculas, básicamente podemos hacer todo a nivel universidad.
*Parte de la realidad es que estos estudios no siempre tienen resultados satisfactorios y es mucho el tiempo invertido ¿crees que ha valido la pena esta dedicación?
Sí. Cuando te dedicas a la investigación desarrollas muchas habilidades de resiliencia y paciencia. Lo único que te puedo asegurar es que, aunque el resultado no vaya a dar cumplimiento al objetivo inicialmente planeado, siempre hay una ganancia, al menos en conocimiento, al menos en por donde no iba esa línea de resolución.
Si no recorriste tú ese camino, alguien más lo tuvo que haber recorrido y ya llegas a una conclusión: esta conclusión no da solución al objetivo planteado. Entonces al menos la generación de conocimiento y expertise siempre se obtiene.
La vinculación multidisciplinaria reduce el tiempo para resolver problemas actuales hasta en un 50%. Ha funcionado de maravilla.

COMENTARIOS