Kort Gerardo Rodríguez Beck es un joven de 25 años que egresó de la Universidad Autónoma de Coahuila y hoy estudia un doctorado en la Universidad de Illinois.
A su corta edad, es estudiante del grupo técnico del Profesor Patrick Draper, un destacado científico que forma parte del Centro de Estudios Avanzados del Universo de Illinois, ICASU.
Kort Gerardo Rodríguez es egresado de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas en la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) indica que decidió estudiar física porque le gusta pensar que puede aportar algo al conocimiento de la humanidad, que al estar en frontera del conocimiento puede ayudar a empujar un poco estos límites.
A kort le interesan los aspectos teóricos de la teoría de campos. “Creo que el estudio de las excitaciones topológicas es de gran relevancia para seguir ampliando nuestro conocimiento y comprensión de las teorías cuánticas de campos”.
En el programa Conversaciones, entrevistas que ilustran, que se publica cada martes en VANGUARDIA, Carlos Arredondo, platicó con este joven saltillense para conocer cómo ha sido el camino recorrido para llegar a uno de los centros de investigación más prestigiosos de Estados Unidos.
Te presentamos la entrevista que forma parte de charlas de A La Vanguardia.
¿Cómo surgió la idea de ser físico?
Desde que era chico había una materia que se llama ciencias naturales y recuerdo que me gustaba mucho. No era nada avanzado o particular, pero me gustaba.
Ya después en la prepa llevé clases de química. En una de ellas nos pidieron revisar los temas de la configuración electrónica en los átomos. En ese entonces ya existía Wikipedia y empecé a leer los hipervínculos que había.
Así fue como empecé a llegar a otros temas y eso me gustó mucho. Creo que fue uno de los momentos que hice clic.
Sinceramente no recuerdo cómo llegué a esa conclusión, pero creo que lo descubrí en internet, leyendo, indagando.
¿Cómo pasar de la UAdeC a la Universidad de Illinois, en el Centro de Estudios Avanzados del Universo?
La respuesta es mucho más mundana de lo que te imaginas. Yo envié solicitudes a muchas universidades, 16 en total, porque la competencia es muy alta y no en todas me aceptaron.
De las que me aceptaron yo escogí este centro de estudio porque es el mejor en su ramo.
En la mayoría de temas sí es el centro más avanzado. Aunque es muy competitivo, pero en general lo que se hace ahí es de frontera, es decir, lo del día de hoy.
¿Literalmente estás parado en la frontera del conocimiento humano?
Sí, se podría decir que sí. Así me gusta definir un doctorado. Es intentar empujar esa frontera, poner un granito de sal en algo en particular.
Depende del proceso de cada persona. Yo cuando llegué ahí necesitaba tomar algunos cursos de posgrado, y a la par de los primeros semestres, también estaba empezando a trabajar con mi asesor.
Ahora que ya terminé con mis cursos, pues le dedico 100% de mi tiempo a mis proyectos con mi asesor.
Un día normal es ir a mi oficina sentarme a leer las publicaciones nuevas antes de que estén publicados en revistas, porque hay un servidor que mantiene la Universidad de Cornell que se llama Arcai. La mayoría de científicos que trabajan en física, matemáticas o en áreas relacionadas con lo que yo hago cada día publican o suben publicaciones al servicio en línea.
Y es nuestro día a día ver lo que se publica, si hay algo que está relacionado con lo que yo hago, ver cómo contribuye, si se equivocaron, ver si puedo hacer un comentario y colaborar o cosas de ese estilo.
Mi día es pensar en mi proyecto. Repasando los cálculos que he hecho, viendo en qué me equivoqué, dónde está el error en mi cálculo y corregirlo.
En mi caso soy físico teórico (es decir que no está en laboratorio).
¿En cuánto tiempo planeas terminar?
Llevo dos años; el promedio son cinco. Espero terminar en ese tiempo.
¿Qué tanto apoyo tienes de tus papás?
Considero que tuve mucha suerte con eso también. M siento muy agradecido con mi familia, porque siempre me apoyaron en todo momento. Todos. Es decir, desde mi familia nuclear, hasta más allá.
¿Alguien ya era físico en tu familia?
No. Mi abuela fue maestra de química en el Ateneo Fuente, y eso es lo más cercano. No tuve un acercamiento de la física por parte de mi familia, aunque tampoco un alejamiento.
¿Has estado tentado a declinar?
No en el sentido de que no sea lo mío, porque sí me apasiona mucho. Pero hay otros factores como en la vida en general, porque estoy fuera de casa, en otra ciudad en otra cultura y eso tiene sus retos.
Uno se siente como que está en otro lado. Por ejemplo, me preguntabas cómo es un día normal mío y yo te comentaba que es leer, pensar, hablar con otras personas que trabajamos. Y a veces sí se siente un poco alejado de la realidad. Es una sensación que he experimentado sobre todo el último año que estuve enfocado más en mis proyectos.
No es tan práctico, no es tan tangible lo que hago. Entonces a veces sí es un poco complicado ver que hay tantas opciones de cosas que sí tienen un impacto más directo, un beneficio para la sociedad más directo como la gente que trabajan cosas de genética o medicina.
Otro reto es no perderse, y enfocarse en en los proyectos que uno tiene, saber que quizá no van a cambiar el mundo mañana, pero lo puede cambiar más adelante.
Por último, ¿la inteligencia artificial ha impactado en tu campo?
Aún no. Quizás en otra área sí ha tenido un impacto, como en personas que escriben códigos, pero en las áreas que yo trabajo, aún no está al nivel.
Lo que yo hago es investigación y se trata de pensar y descubrir cosas que no sabemos, pues por eso estas herramientas no han sido entrenadas, por eso no sé hasta qué punto van a tener un impacto, aunque sí para simplificar procesos.