Crisis del agua, líderes chiflados y falta de disciplina: entrevista con Rosario Sánchez, directora del Programa de Cuencas Binacionales de la Universidad de Texas A&M

El agua es su eje de vida. Y asegura que debe ser el de todos las personas en este planeta por el bien de las nuevas generaciones. Rosario Sánchez, académica que por décadas ha defendido este recurso se mantiene crítica en que la crisis hídrica no se toma en serio y el panorama se agrava con líder chiflados y la falta de disciplina

20 julio 2024
Crisis del agua, líderes chiflados y falta de disciplina: entrevista con Rosario Sánchez, directora del Programa de Cuencas Binacionales de la Universidad de Texas A&M

Migración. Machismo. Maternidad. Esos son los principales retos a los que Rosario Sánchez se ha enfrentado al abrirse camino en la diplomacia científica, particularmente en el cuidado y la gestión del agua.

Originaria de Saltillo, se define a sí misma como “una mujer con suerte”, pues ha estado en los momentos perfectos, en los lugares indicados con las personas correctas, lo que le ha ayudado en su camino profesional.

Es doctora en Administración del Agua y Ciencias Hidrológicas por la Universidad de Texas A&M, dirige el Programa de Cuencas Binacionales de la misma institución y es la investigadora principal de acuíferos transfronterizos entre México y Estados Unidos para Texas. Además es presidenta del Foro Permanente de Aguas Binacionales.

Las disputas políticas le parecen absurdas nimiedades comparadas con la crisis climática e hidrológica que se avecina.

Vive en San Antonio con su familia, pero regaló a VANGUARDIA una hora de su tiempo para platicar de los retos que enfrenta una mujer en el ámbito académico, del empate de esa labor con su maternidad, del valor monetario que no se le da al agua y de cómo la lucha por la misma debe ser permanente y urgente.

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$!Rosario Sánchez acuñó el término “transfronterización” que define el valor estratégico de un acuífero que está ubicado en la frontera entre dos o más países. También invita desarrollar un valor estratégico del agua y no pensarlo como recurso infinito.
¿Te consideras una defensora del agua?
Yo me considero una defensora del planeta. El agua no es un elemento separado. Somos agua, 80 por ciento agua. Yo me considero una defensora del ser humano.
No se puede hablar del agua como si fuera algo ajeno a nosotros. Eso es lo que defiendo.
Yo lucho por el agua porque me importa la sobrevivencia mía y de mis hijos.
¿De quién necesitan ser defendidos el planeta y el ser humano?
De nosotros mismos. Mi lucha es contra nosotros, por nosotros. Eso es lo más complicado.
La lucha es decir “espérense, este no es el camino, el camino es por acá”, “lo que estás haciendo es contraproducente”, “no te va a servir y no le va a ayudar a tus hijos”.
Es en favor de nosotros mismos. Es muy difícil verlo cuando estás pensando en el día a día, cuando estás pensando en dinero, cuando estás pensando en prioridades. Y hoy en día tenemos muchísimas prioridades que atender.
¿Considerándote una mujer con suerte, ¿logros como los tuyos están al alcance de cualquiera?
Sí es difícil. Se requieren muchas cosas y no necesariamente que yo las haya tenido todas, pero la competencia es importante. La disciplina. Yo veo ahorita mucha falta de disciplina, sobre todo las nuevas generaciones. No es fácil encontrar una persona disciplinada en nuestros días. Acostumbrarte al trabajo, acostumbrarte a que ese es el único camino. No hay otro.
La disciplina y el trabajo. De ahí en fuera nada pega. Y mucho menos si estás buscando una carrera fuera de tu país, fuera de tu zona de confort, fuera de tu familia, fuera de tus amigos, fuera de tu modus vivendi.
Compites contra India. Compites contra China. Compites contra Europa. Compites contra los Estados Unidos. Compites con esos niveles. Por eso yo a las dos semanas estuve a punto de renunciar.
No todo fue miel sobre hojuelas. Pasaron muchísimas cosas, como cualquier inmigrante, no soy ningún caso especial. Obviamente sufrí de discriminación por ser migrante, por ser mujer, por estar embarazada, porque “¿cómo se te ocurre?”, “no, no puedes”, “no tienes derecho a nada de eso”.
Y además querer publicar a ese tipo de nivel, a ese tipo de foros era como mucho atrevimiento. Tuve que acostumbrarme a luchar.
Fueron importantes las manos amigas que siempre agradezco en todo. Gracias a Dios y a mis padres y a estas manos amigas que me han sacado adelante, porque yo conozco muchas mentes brillantes que en su camino no han tenido la misma suerte que yo: la suerte de encontrar la mano que te saca adelante.
No se puede hablar del agua como si fuera algo ajeno a nosotros. Eso es lo que defiendo, yo lucho por el agua porque me importa la sobrevivencia mía y de mis hijos.
Hablas de que el trabajo duro es el único camino, ¿pero es suficiente?, ¿sí tiene su recompensa?
Sí. Sí alcanza. Alcanza porque siempre se recompensa. Tu ambiente laboral o tu ambiente académico siempre es capaz de percibir eso. Cuando alguien trabaja duro se nota, los resultados se notan. Porque cuando trabajas duro, produces.
Ese fue uno de mis grandes problemas que cuando empecé no tenía la libertad administrativa para producir investigación. Yo lo empecé a producir por mi cuenta, obviamente por una mano amiga, un profesor que me dijo “adelante, vamos a hacerlo, yo te apoyo”. Pero administrativamente yo no tenía derecho de usar mi tiempo para eso.
Cuando empiezo a sacar mis primeras publicaciones de alto nivel, de alto impacto, me enfrento con lo que todos nos enfrentamos desde el punto de vista laboral: celos y discriminación. Yo me pude haber enojado, yo pude haber renunciado, pero saber escuchar es bien importante, saberte no enojar, controlar tus emociones, ahora sí que aguantar vara.
Mencionaste que como mujer migrante, en el ambiente académico hay que acostumbrarse a luchar. Como humanidad, enfrentando el cambio climático, ¿también hay que acostumbrarse a luchar?
Tenemos que acostumbrarnos a luchar. Yo creo que mucha gente ya lo hace. Necesitamos acostumbrarnos a salirnos de nuestra zona de confort. Yo lo veo mucho aquí cuando viajas y te das cuenta de que necesitamos abrir nuestra mente y darnos cuenta de lo que pasa en otras partes del planeta, en todos los niveles, todos los liderazgos.
Para mí lo que vemos ahorita es una crisis de líderes chiflados, totalmente individualistas, ni siquiera partidistas. Son batallas miserables desde mi punto de vista y las cuidan tanto que me parece triste y desolador.
Por ejemplo, en el tema de las tarifas de agua. Dicen “no le voy a subir porque no me van a reelegir”. No te estoy hablando de muy lejos, obviamente, aquí ya ni decirlo. Y la pregunta es “¿cómo sabes que no?”. Y la respuesta es “no sé”.
Luchamos contra mitos, imagínate.
¿Hacia dónde hay que encauzar la lucha? ¿Valen la pena los esfuerzos individuales?
Siempre valen la pena los esfuerzos individuales porque son los que generan la conciencia social que nos falta muchísima. La conciencia ha sido subestimada. Sí existe un doble o triple discurso de decir “ciérrale a la llave”, mientras le doy incentivos a esta empresa para que venga y haga lo que quiera desde el punto de vista ambiental.
Lo que yo identifico aquí es una crisis de pensamiento crítico. No lo tenemos.
Lo único que nos queda como individuos ante este bombardeo y ante el doble discurso que vemos, donde las prioridades no son la protección del ser humano, sino la protección de intereses particulares, es tener un pensamiento crítico, la capacidad de discernir, de identificar el mensaje hacia una discusión, hacia una batalla de nivel.
El 40 por ciento de los jóvenes a nivel mundial sufren depresión y está asociada, de acuerdo a la ciencia, mucho a la problemática ambiental porque no saben qué hacer.
Acabo de contestar eso en Washington hace dos días. Me dicen “Sí, qué bien la negociación, la cooperación entre países, pero ¿cómo le haces con los grandes contaminantes y con la corrupción?”. Les dije que el mundo es como es, no como debe ser. Tienes que jugar con las cartas que tienes a tu disposición. Yo a mi disposición tengo exposición, ciencia, información, comunicación y una misión que empieza desde mi casa y con mis hijos. Esa es mi labor. Esa es mi misión. Esa es mi lucha.
Pero fuera de eso, yo no soy responsable, yo no puedo deprimirme, no puedo dejar la lucha nomás porque yo no puedo hacer que el presidente o que un gobernador cambie su visión.
Lo que vemos ahorita es una crisis de líderes chiflados, totalmente individualistas, ni siquiera partidistas. Son batallas miserables desde mi punto de vista y las cuidan tanto que me parece triste y desolador.
En otras conversaciones has comentado que no pagamos lo que deberíamos por el agua, ¿por qué pasa esto y cuánto deberíamos pagar?
Porque estamos malacostumbrados. Porque siempre hemos creído que el agua es infinita. Confundimos renovable con infinito. Creemos que el ciclo del agua opera igual para agua subterránea que agua superficial.
El agua subterránea en muchos casos ni siquiera es renovable porque tardó millones de años en llegar a donde está y tú la consumes en un mes, entonces va a tardar otros millones de años en recuperarse, a ti ya no te tocó.
El agua está subsidiada en el mundo porque creemos, y además está en la Constitución, que es un derecho humano. Y me voy a meter ahí en un tema escabroso, porque el derecho humano al agua es un tema escabroso. Sí, yo no me puedo quedar sin agua porque soy ser humano, sí, todos tenemos derecho, pero hemos dejado completamente de lado la parte de la responsabilidad.
¿Quién paga por el agua? Okay, tienes derecho. ¿Y qué vas a hacer tú al respecto? La pregunta de por qué tengo que dártela, además del derecho humano al agua, no se ha contestado.
Con el cambio climático, no nos hemos hecho algunas preguntas y por lo tanto no las hemos podido contestar. No nos hemos preguntado “¿Para qué la quieres?”, “¿en qué la vas a usar?”, “¿cuánto vas a pagar?”, “¿por qué la industria sigue usando agua potable, la de mejor calidad?”
Paradójicamente, cuando no hay agua, los primeros que la sufren es el público urbano, que son los grandes usuarios del agua porque no hemos podido contestar cuánto vale.
Si el modelo económico actual prioriza al capital, a las empresas sobre los individuos, ¿no es también la vía para darle un valor monetario al agua y que se pueda cuidar mejor?
Sí y no.
Sí, porque obviamente entre más pagues por ella, entre más te cueste, pues más la cuidas. Pero depende quién es el que tiene los derechos de agua. El agua es un recurso estratégico. Si nosotros vendemos nuestros recursos estratégicos al beneficio de unas cuantas personas, entonces el control ahora sí de tu vida está en ellos. Si le das el libre albedrío a la iniciativa privada, ahí el interés ya no es del servicio público, el interés es de generación de riqueza.
Eso tiene que estar muy regulado desde el punto de vista de quién vende el agua. Hay que tener una visión estratégica desde el punto de vista de quién es el dueño del agua, quiénes son los que tienen los derechos de agua, quién paga por el agua, cuánto se paga por el agua.
¿Cómo cambió tu visión del agua partir de que fuiste mamá? Platícanos cómo fue ese antes y después.
La primera palabra de mi hijo mayor fue “agua” y la de mi hijo menor fue “Alexa” (risas).
Cuando estaba embarazada, yo ya tenía una visión de la importancia del agua. Cuando me ofrecieron mi última posición en la que estoy ahorita, tenía ocho meses de embarazo. Yo sabía que tenía que dejar a mis hijos de alguna forma, porque además es cultural, a los tres meses dejas a tu hijo en la guardería en Estados Unidos. Yo dije “yo no voy a hacer eso”.
Hice una negociación y sigo muy orgullosa de haberla hecho. No quise un sueldo más alto, yo no busqué una posición más alta, lo que necesitaba era flexibilidad para poder estar en mi casa, atender a mi hijo y trabajar.
Otra vez, soy una mujer con suerte, porque definitivamente yo no conozco a ninguna mujer embarazada, inmigrante que haya tenido ese tipo de flexibilidad. Pero tuve la suerte de mi exjefe que estuvo ahí y me dijo “ok, te apoyo”.
Yo creo que por eso su primera palabra fue “agua”, porque me había escuchado hablar de eso todo el tiempo. Después dijo “mamá”.
Lo más importante del planeta es el agua, ¿verdad? Entonces solamente reforzó mi visión.
Todo está diseñado por y para ellos porque representa a los niños. A ellos les va a tocar realmente las luchas, las batallas fuertes, las batallas de hacia dónde, por dónde, esto sí, esto no.
Mi maternidad fue en el momento perfecto, en las condiciones perfectas, gracias a Dios. Yo creo mucho en Dios, pero también Dios es suerte. Tenerlo también es suerte. Por eso mi maternidad está totalmente ligada al agua.
Mis hijos me dicen “mamá, ¿por qué tienes que viajar tanto? Ya no viajes”. Yo les tengo que explicar que esto no es por mí, que esto es algo más grande que tú y yo.
El agua es un recurso estratégico. Si nosotros vendemos nuestros recursos estratégicos al beneficio de unas cuantas personas, entonces el control ahora sí de tu vida está en ellos.
Para terminar platícanos, ¿en qué estás trabajando ahora?, ¿qué viene para Rosario Sánchez?
Seguir en la lucha desde la trinchera donde estemos. Seguir siendo ejemplo, tratar de conservar la dignidad hasta el fin, porque también es eso. Lo único que te queda al final del día es tu dignidad, tus valores.
Mi proyecto más grande son mis hijos, porque mis hijos y el agua, desde el punto de vista de que somos parte del mismo problema y de la misma solución.
No me veo jubilada, aunque quiera seguir escribiendo y escribiendo no solo desde el punto de vista científico, sino hacia todo el tipo de audiencia, seguir tratando de aportar lo mejor que pueda.
No veo otro camino más que la lucha, tratar de influir desde el punto de vista de información, de motivación, pero no motivación de que no te apures y pienses bien, te va a ir bien. No. Motivación de que si no te mueves nos va a ir de la fregada. Esa es mi motivación. Dura y a la cabeza,
Gracias a Dios mi agenda no está comprometida más que con mis hijos y el medio ambiente, y así quiero que siga siendo. ¿Y ya, qué más quieres?
Rosario Sánchez
$!Crisis del agua, líderes chiflados y falta de disciplina: entrevista con Rosario Sánchez, directora del Programa de Cuencas Binacionales de la Universidad de Texas A&M
Publicó el primer mapa completo de acuíferos transfronterizos entre México y Estados Unidos en 2021.
Acuñó el término “transfronterizacion” que define el valor estratégico de un acuífero que está ubicado en la frontera entre dos o más países.
Editora asociada del Journal of the American Water Resources Association y del Texas Water Journal.
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