Se puede ser astrónomo sin tener una historia romántica como las de Hollywood: entrevista con Svea Hernández

Svea Hernández ha alcanzado las estrellas. Pero su camino desde Múzquiz hasta convertirse en la única coahuilense en utilizar el telescopio James Webb no ha sido fácil. Entre sacrificios personales y retos científicos, Svea sigue explorando el universo, recordándonos que el éxito no viene por arte de magia, sino a través de la perseverancia y la pasión por lo desconocido

8 agosto 2024
Se puede ser astrónomo sin tener una historia romántica como las de Hollywood: entrevista con Svea Hernández

La historia entre Svea Sarahí Hernández Orta y el espacio no fue tan romántica como las de los aparadores de Hollywood y no ocurrió como en “Perdidos en el espacio”, la afamada serie de Netflix donde el personaje principal “sabía” desde que tenía uso de razón que su meta de vida era estar dentro de una escafandra para explorar lo que había fuera de la Tierra. La historia de Svea empezó a través de unos simples binoculares.

Nació justamente en la ciudad del acero, Monclova. Pero a los pocos años, su familia tomó una decisión que podría ser la que cambió el rumbo de sus días: mudarse a Melchor Múzquiz, un municipio que se encuentra a 114 kilómetros de la frontera con Texas y que a lo largo del tiempo se ha sostenido mayormente de la actividad minera.

Fue ahí donde surgió su primera curiosidad sobre lo que se alcanzaba a observar de la Vía Láctea, desde un lugar donde se podía oler el pasto, se podía escuchar la corriente del agua y las luces de la ciudad no apagaban el brillo de las estrellas.

Con una sonrisa, la astrónoma dice que recuerda bien el día. Fue en un campamento junto con sus compañeros de la preparatoria; se colocó aquellos binoculares, volteó al cielo, y desde entonces empezó un viaje que la ha llevado a Hawái, Texas y Holanda.

Cientos de “nos” después, de dudas, desvelo, competencias fallidas, y aciertos que hoy podrían cambiar la historia, Svea se ha convertido en la única coahuilense que ha utilizado el telescopio James Webb para investigaciones astronómicas, lanzado al espacio en 2021 por la NASA.

Dejó la secundaria Eulalio Gutiérrez Ortiz en los límites de Múzquiz por el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial ubicado en Baltimore, Maryland. Desde ahí observa la composición de otras galaxias, como la M83, también conocida como “La galaxia de los rubíes”, y donde ha participado otros proyectos que contemplan la exploración de las estrellas más enormes que se han detectado en el universo.

De Múzquiz, Svea recuerda el olor de las carnes asadas al calor de la familia como uno de los aspectos más entrañables y que ha sacrificado, pero en su historia pretende recordarle a las personas que las cosas buenas no solo ocurren a través de la magia.

Si quiere leer más entrevistas como esta, pasa a conocer a los perfiles con quienes hemos conversado en A La Vanguardia.

$!Se puede ser astrónomo sin tener una historia romántica como las de Hollywood: entrevista con Svea Hernández
¿De dónde viene Svea Hernández?
Soy originaria de Múzquiz, no nací ahí, pero ahí crecí y pasé mis años de infancia y adolescencia, y realmente siempre me considero muy afortunada porque tuve una infancia donde la pasé en el río de Múzquiz, la cascada de Múzquiz y disfruté mucho la naturaleza.
Tuve la oportunidad de disfrutar mucho de la naturaleza y salir de la rutina de la escuela. Ahí tal vez empieza la conexión con el interés en la naturaleza. No tuve ese inicio astronómico de: cuando era niña vi las estrellas. No sucedió en mi infancia, pero mi contacto con la naturaleza fue lo que probablemente empezó a marcarme.
Entonces, ¿cómo fue tu historia? ¿Y qué es lo que piensas de las historias de Hollywood que trazan el éxito desde lo romántico?
Podemos ver películas basadas en hechos reales donde muestran a personas que desde pequeñas fueron marcadas para el éxito que estaba preparado para ellas. La realidad puede ser en muchos casos muy diferente, y si no nos ha pasado, eso es algo muy normal.
En mi caso, aun cuando Múzquiz tiene un cielo hermoso libre de contaminación de luz que para los astrónomos debe ser un gusto enorme, como para mí cada vez que voy. A pesar de eso, de chiquita no era de que veía las estrellas y pensaba: “¿qué existirá más allá de las estrellas?”.
En realidad, todo ocurrió en un campamento de la preparatoria a los 16 años. Fue todo tan sencillo, no fue intencional, no fue romántico, un maestro traía un par de binoculares y los pasó a todo mundo.
Empezamos a observar el cielo y no fue así de que: tengo que entender el universo o cuál es el lugar de los seres humanos en este cosmos. Solo fue una cosa tan simple como una chispa con la que pensé: ¿qué se podrá observar con telescopios más grandes?
¿Y cuál fue el siguiente paso?
Empecé a investigar, y alguien comentó en ese momento: “los científicos estudian esas cosas”. En mi tiempo, el internet no era tan accesible y tuve que investigar qué era la astronomía y la astrofísica. Hasta que empiezo a buscar en internet, en el cibercafé y en los libros, vi que existía una carrera completa para estudiar esto.
Era inimaginable para mí. Empiezo a hacer la conexión de lo que es la NASA y lo que hemos escuchado, pero sí, fue un proceso largo, no instantáneo.
¿Cómo influyó tu familia?
He sido una persona afortunada. Mi mamá fue la persona que nos sacó adelante a mí y a mi hermano, y por aparte también mis primos, mis tíos. Un día le dije a mi mamá: “quiero trabajar para la NASA, creo que quiero ser astrónoma”.
Para mí como adolescente era una idea alocada, pero para mi mamá y mis tíos era: “¿qué es eso?”. Al principio me decían que era padre que tuviera esos sueños, pero el tiempo pasó y las cosas se empezaban a poner más serias en la decisión. Con preocupación, algunas veces sí me decían que tal vez pensara en algo más realista, era su manera para que no me decepcionara tal vez.
Mi mamá es maestra y quería que fuera maestra, pero me dijo que respetaría cualquiera que fuera la decisión. Me tenía que mudar a Estados Unidos y mi mamá y mi hermano vinieron tras de mí apoyándome.
¿Cuáles son los retos más grandes que has atravesado en este camino?
Esta pregunta está pesada. Una de las cosas que me gusta comentar es que fui muy afortunada de poder haber llegado a donde estoy hoy en día, pero siempre hay algo más que alcanzar. Pero el reto persistente es enfrentarme a lo desconocido.
Yo llegué a Estados Unidos con un sistema de educación distinto, un idioma, después a Hawái a trabajar y empezar desde cero otra vez. Después de ahí dejo todo lo conocido, me voy a Baltimore, y luego de nuevo empecé en Europa.
Es un miedo, pero cada vez que he tenido que enfrentar esta situación es la aventura de “a ver cómo nos va y puede ser que no nos vaya bien, pero si nos caemos, nos levantamos”.
Cuéntame una experiencia difícil de tu carrera que recuerdes...
Llegué a Austin, Texas, de mi preparatoria donde tenía calificaciones excelentes, tenía una personalidad extrovertida. Básicamente llegué y sabía que podía. Un mes después empiezo a batallar con las clases, reprobar exámenes, lo que nunca en la vida, y empecé a experimentar un peso que nunca había pasado.
Se me empieza a caer en pedazos el sueño, y voy a comentarle a una profesora toda mi historia y que no sabía lo que estaba ocurriendo. La profesora, quien es una investigadora reconocida, me dijo: “si estás batallando en tu primer mes, debes cambiar de carrera, esto no es para ti”.
Recuerdo haber estado sentada en su oficina y me iba sintiendo cada vez más chiquita. Me decía: “no puede ser, me vine con los esfuerzos de mi familia”, que de hecho no es de que tuviéramos para tirar el dinero; me vine con préstamos y con becas. Era decepcionar a las personas que tenían la ilusión en mí y yo vi también en ese momento mi ilusión desaparecer.
¿Y cómo hiciste para no quedarte ahí y hacer caso a esa sugerencia?
Yo estuve fuera de circulación un par de días porque sentía que era mucha la gente a la que estaba defraudando, pero dije: estoy pagando clases y esto es un semestre. Fui con un consejero, y yo pensaba: “si me da un poco de luz y que tal vez hay algo que puedo intentar, de ahí me agarro”.
Le expliqué y le dije lo que me había comentado la profesora y este consejero me dijo: “te estás enfrentando a un idioma distinto, a una educación distinta y tú viniste a arrebatar las clases más pesadas.
Tienes que irte un paso atrás y tomar otras clases, te va a tomar tiempo, pero es porque tú no tienes la ventaja de conocer este sistema”. Yo salí de ahí flotando. Con que me dijeran que no era imposible, yo sabía que de los desvelos y el cansancio me encargaba yo.
Porque para este momento ya tenías al menos una meta trazada...
Sí y naturalmente hasta llegaba a sentir que no era tan real llegar a NASA. Yo decía: si aterrizo en la luna, perfecto. Pero conforme iba atravesando esto, el trabajar para la NASA yo lo veía irreal. Después me di cuenta de que lo que hice fue: “al menos quiero ver qué tan lejos puedo llegar”.
Tu proyectos han sido aprobados por NASA con James Webb, pero también has tenido otros con el telescopio Hubble ¿cómo van hasta ahora?
Estamos trabajando en estudios sobre cómo se forman las estrellas en ambientes muy intensos, donde hay muchísima radiación como cuando se formó el big bang. Nos centramos en una galaxia en específico que se llama M83 a 15 millones de años luz.
Hace un año obtuvimos datos del telescopio James Webb, pero ahora vamos a utilizar Hubble para otra propuesta que nos aprobaron, para observar en la misma región a las estrellas más grandes y más masivas.
Es una sinergia muy poderosa donde vamos a combinar observaciones de dos telescopios. Vamos a poner un rompecabezas en forma, ya tenemos información de gas y vamos a agregar información de las estrellas más grandes para ver si podemos entender el efecto de las estrellas en la misma formación.
Y cómo ha sido tu experiencia con los “NO’s”
Es bueno tocar este tema porque cuando vemos gente exitosa, pensamos que nunca han sabido lo que es no tener éxito, pensamos que seguro son tan buenas que siempre les ha ido bien.
En mi caso, una vez que ya entro como astrónoma profesional, la situación se volvió mucho más difícil, porque ahora estás compitiendo con lo mejor de lo mejor.
Cuando hago investigación, tengo que competir con muchos astrónomos que quieren utilizar, por ejemplo, el telescopio Hubble, y tú envías tu propuesta (que trato de enviar al menos tres cada año), pero la probabilidad que te digan que NO es muy alta. Y cuando te dicen que no, duele, porque muchas veces ves el esfuerzo que hiciste, pero en realidad, en cada una de esas veces que formaste una propuesta adquiriste conocimiento y tienes un siguiente año para mejorarla.
A nivel personal ¿cuáles consideras que son cosas que has sacrificado?
Básicamente ahora toda mi vida se ha vuelto orbitar alrededor del sueño. Cuando estaba en la universidad tuve uno de mis primeros novios y nos íbamos a casar y las cosas no funcionaron. Sentía que era porque sabía que si yo quería ser astrónoma, la corrida no iba a acabar en la licenciatura.
Recuerdo muy claramente que una de mis preocupaciones era que no quería cambiar mi sueño por algo en lo que no estaba enfocada. De igual forma diría que es vivir lejos de mi familia, pero desde muy temprano sabía que si quería estar en esto, no se iba a poder desde Múzquiz.
Extraño mucho a mi familia, a los primos. Cada vez que vamos y nos juntamos con la familia y carne asada, me encantaría estar cerca y manejar cinco minutos y llegar a casa de la tía y comer pozole.
Mínimo trato de ir una vez al año. Múzquiz no sale de mí y yo de él. Siempre es un gusto ir a la plaza a los taquitos, ver la iglesia de Santa Rosa. Trato de hablar con los estudiantes también que lo hemos hecho en vía zoom para que vean que los sueños sí se pueden alcanzar.
¿Quiénes son tus inspiraciones y por qué?
Me apasiona mucho aprender los detalles de los astrónomos, y mucho más de las astrónomas y las astrofísicas. Es increíble las aportaciones que ellas le han hecho al campo, e incluso han cambiado el rumbo.
Una de ellas es la Doctora Cecilia Payne. Nació en el Reino Unido en 1915 y ella quería estudiar física cuántica, era la única mujer en su salón y las experiencias que describe fue que fue muy pesada. Incluso en su tiempo Cambridge no otorgaba títulos a las mujeres, se va a Estados Unidos, y ella empieza a descubrir que las estrellas están compuestas primordialmente de hidrógeno y helio.
Ella quiere incluir esto en sus tesis doctoral y le dicen que no porque lo iba a marcar negativamente, y lo incluyó en una cláusula.
Años después vino el mismo doctor que le dijo que estaba en lo incorrecto porque se dio cuenta de que su teoría estaba adecuada y fue un descubrimiento muy grande porque lo que se decía antes era muy distinto. La doctora nunca recibió ese crédito y hay muchos ejemplos como ese.
Te he escuchado hablar sobre el valor de los mexicanos en la astronomía
A México no le falta curiosidad, talento, ni inteligencia. Tenemos talento en México y estamos al par de otras instituciones de otros países. El problema es el apoyo que no se les provee a los astrónomos. Esto es super tangible.
Yo en Europa me encontré con otros estudiantes de doctorado mexicanos que venían directamente del país a estudiar un doctorado en la materia. Ya pensando sobre esa situación me daba tristeza que ver que como mexicanos teníamos que salir de nuestro país para poder obtener un título doctoral porque el apoyo es poco.
¿Qué nos falta para que México amplíe su campo en la astronomía?
El siguiente paso después del apoyo es abrir plazas para todo este talento.
De todas las personas que encontré en mi paso y que eran de México en Europa, no recuerdo a una sola que haya regresado a México porque es difícil encontrar una posición como astrónomo, astrofísico en la UNAM o en institutos científicos o de investigación.
Se tiene que apoyar para que quienes hagan esto puedan tener un futuro estable.
Svea Hernández
$!Se puede ser astrónomo sin tener una historia romántica como las de Hollywood: entrevista con Svea Hernández
Inició su carrera como interna científica en el prestigioso Gemini Observatory.
Única coahuilense en usar el telescopio James Webb para investigaciones astronómicas en el STScI.
Completó su doctorado en astronomía en Radboud University con investigaciones de alto impacto.
Sigue a Svea en su perfil de LinkedIn

COMENTARIOS