'No tiene la culpa el indio...'

Especial
/ 1 octubre 2010

No solamente son un insulto las frases de tal Adal Ramones al gremio de los periodistas sino que son estúpidas en el contenido y en la situación.
La actividad de los reporteros y demás periodistas que andan en el asfalto a pie o en coche, en la moto o en la ambulancia, entre los diputados o entre los "tubos", de día o de noche sin límite de tiempo buscando la realidad, el evento, los personajes sin maquillaje, las contradicciones del dinero y el oficio, los valores y las conductas, lo que se predica y lo que se practica. y mucho más, todas esas actividades de denuncia y de crítica, de desmitificación de costumbres y apariencias "socialmente aceptadas", son actividades muy peligrosas y sumamente incómodas tanto para la sociedad como para el periodista.
Significan un riesgo paralelo al riesgo de decir la verdad, de pisar privilegios ilegítimos, y de vivir en privaciones económicas sostenidas solamente por su palabra escrita, de sobrevivir en el mundo de Don Quijote con sus ideales de "desfacer entuertos" pero viviendo como Sancho Panza.
A estos periodistas insultó el tal Ramones llamándolos "ratas de asfalto" y "mal necesario" . Un insulto que nace del hígado y no del cerebro, del coraje irracional que bestializa al que lo expresa con un desprecio arrogado y arrogante.
Pobre Ramones que se sintió elevado a la estratosfera de la fama sin darse cuenta que no era más que el escenario de la vulgaridad  donde protagonizaba su monólogo de estupideces. Y convocó a la burla más no a la reflexión, al rebane más no a la crítica, al chiste estúpido que hacía ver la vida con ojos decerebrados. Qué diferencia con las "tandas" de un verdadero cómico como era Palillo que siempre tenía que traer un  "amparo" en su bolsillo para que no lo metieran a la cárcel por sus críticas políticas.
La culpa de que se den estos deterioros mediáticos no la tiene Ramones. Aquí se aplica aquello de que "no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre". La culpa la tiene Televisa por haberlo acogido, construido y promovido semanariamente. Ella fue la caja de resonancia de las estupideces de Ramones que por  televisarlas las convirtió en algo digno de ver y escuchar. Con su magia convierte de manera inadvertida lo que aparece en su pantalla, en algo interesante, culto, admirable. Y ahora el otro culpable de inflar las estúpidas vulgaridades al rango de lo académico es el ITESM de Saltillo. ¿En dónde quedaron los criterios académicos, culturales, científicos que deben regir las actividades de una institución tan acreditada durante años? ¿Qué le vieron al Ramones para traerlo a insultar al periodismo? ¿Qué prestigio académico los convenció para invitarlo a proferir sus estupideces? ¿Qué hubiera comentado un caballero como Don Eugenio Garza Sada que fundó al ITESM para la construcción de una sociedad culta y honorable?

Egresado de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Director del Centro de Psicología y Psicoterapia S. A. DE C.V.

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