La mamá de Chuy
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Chuy tiene 9 años y no entiende por qué lo golpea su mamá.
Siempre le ha tenido miedo y ha aprendido a esconderse cuando la ve enojada, pues no sabe si lo va a golpear con lo primero que tenga, o peor tantito, lo va a mirar con tal odio que sus insultos parecen caricias.
Chuy está atrapado cuando su madre "se vuelve loca" -como dice su abuelita-, pero siente que revive cuando llega su papá, quien lo defiende y calma a su mamá. Cuando le dice que a pesar de los golpes y los insultos su madre lo quiere el niño le cree porque es su papá y porque cuando su mamá toma las pastillas que le dio el doctor está más tranquila y lo acaricia.
Cuando su abuelita los visita, Chuy se pone "grosero" con ella. Y es que ella siempre trata mal a su mamá, la insulta y le reprocha por todo y sobre todo porque no controla sus locuras. Chuy no aguanta y, a pesar de su edad, defiende a su mamá, que no se defiende sino que aguanta el odio y los insultos de su madre. Y cuando van a la casa de la abuela, las cosas se ponen peor, pues no solamente su abuelita, sino que sus tíos, los hermanos de su mamá, también la insultan y se burlan de ella.
Lo que no sabe Chuy es que su abuelito era muy borracho e irresponsable, golpeaba a su abuelita y a su mamá. La abuelita se tuvo que separar de él, se puso a trabajar para sacar adelante a sus hijos, y su mamá, aunque era una niña, tuvo que hacerse cargo de sus hermanos, que desde entonces la agredían. Cuando se casó su mamá fue muy feliz. Su papá la quería -y la quiere mucho- y encontró un mundo muy diferente con él. Sin embargo, "quién sabe por qué" desde que nació Chuy lo rechazó y al mismo tiempo lo quería. Ella no sabía de dónde le venía un coraje que la dominaba, era como si lo tuviera almacenado y de repente le brotaba, y golpeaba a su hijo.
Los papás de Chuy ahora no tienen para las medicinas que le han servido mucho a su mamá y cuando no las tienen se pone muy mal, pero ella quiere cambiar; le duele mucho ser así con su hijo.
Supo de un grupo llamado "Ayudantes de la Familia" y les pidió que la apoyaran para no seguir golpeando a su hijo y que su coraje no la domine.
La mamá de Chuy, como muchas madres y mujeres, ha vivido un proceso familiar tan violento que ha destrozado su mente y su corazón, ha estado a la deriva de las agresiones familiares que ha sufrido continuamente. pero ha empezado a recuperar su dignidad. Un "Ayudante" la escucha con cariño y la ayuda a descubrir nuevas alternativas que le dan esperanza.
xavics@hotmail.com