Noruega, primer país en decir adiós a la radio FM y pasarse a la digital
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El apagado de la FM comenzará el próximo miércoles en la provincia noroccidental de Nordland y continuará de forma progresiva en los meses siguientes en las otras 18 en que se divide el país hasta finalizar el 13 de diciembre.
Noruega se convertirá este año en el primer país del mundo en abandonar las emisiones de radio por Frecuencia Modulada (FM) para sustituirlas por la transmisión digital de audio (DAB), una medida impopular entre los ciudadanos.
El apagado de la FM comenzará el próximo miércoles en la provincia noroccidental de Nordland y continuará de forma progresiva en los meses siguientes en las otras 18 en que se divide el país hasta finalizar el 13 de diciembre con las de Troms y Finmark.
El plan culmina un proyecto impulsado por el anterior Ejecutivo de centroizquierda y aprobado en mayo de 2011 por el Parlamento con el apoyo de todos las fuerzas políticas excepto el Partido del Progreso, socio menor del actual Gobierno de coalición de derecha.
El apagado se fijó para 2017, aplazable a 2019 de no cumplirse una serie de condiciones que las autoridades dan por resueltas.
Entre ellas se incluía que la cobertura digital de la radiotelevisión pública NRK equivaliera a la actual, la ampliación de la red comercial al 90 % de la población, contar con soluciones técnicas para la recepción en coches y que al menos el 50 % de los oyentes lo fuesen ya de radio digital en el momento del cambio.
La medida nunca ha tenido respaldo popular: en un sondeo difundido el mes pasado por el periódico "Dagbladet", dos de cada tres noruegos se oponían y solo el 17 % decía apoyarla.
El elevado coste de mantenimiento de la red de FM para los grandes canales -sobre todo por las condiciones topográficas del país- y la mejora de la calidad de emisión y de la oferta, con la posibilidad de ampliar de cinco a 22 los canales de cobertura nacional, son algunos de los argumentos apuntados para justificar la medida.
Las grandes emisoras como NRK y las privadas P4 y SBS podrían ahorrarse más de 200 millones de coronas noruegas (22 millones de euros) al año con un cambio de formato que sin embargo ha sido criticado sobre todo por la Asociación de Radios Locales (NLR).
Ese organismo ha acusado al Gobierno de plegarse a los intereses de las grandes emisoras, ha criticado que la mayor oferta beneficiará a esos grupos, alegando que las pequeñas emisoras no pueden afrontar al coste del cambio, y ha solicitado que coexistan los dos formatos.
Esa última demanda ha sido satisfecha parcialmente por las autoridades, que permitirán a unos 200 radios locales emitir en FM hasta 2022, de modo que el apagado analógico en Noruega afectará inicialmente a las emisoras de cobertura nacional y a los grandes grupos locales.
IKT Norge, que agrupa al sector de tecnologías de la información, también ha criticado una medida impuesta a la fuerza y que cree que responde a las grandes inversiones en red digital hechas por NRK, que emitió por primera vez de forma experimental en DAB en 1994.
Tanto éste como otros organismos apuntan a posibles problemas de difusión en casos de emergencia y a los perjuicios a los conductores, ya que la mayoría de coches no vienen equipados con radios DAB y es necesario comprar un adaptador para poder recibir la señal digital.
A varias de esas dificultades apeló hace un año el vecino Gobierno sueco para aparcar un proyecto similar, aunque con DAB+ (otro estándar digital más avanzado), fijado para 2022, e igualmente Dinamarca ha dejado en el aire la fecha del apagón de la FM.
Las críticas a la iniciativa en Noruega hicieron tambalearse a la mayoría parlamentaria detrás del proyecto, pero finalmente las mociones en contra fueron rechazadas hace un mes y el Parlamento lo aprobó de forma definitiva.
La Cámara se ha comprometido a un seguimiento detallado para asegurar que el grado de cobertura está dentro de lo previsto y que no se perjudica a los servicios de emergencia.
La ministra de Cultura, la conservadora Linda Hofstad Helleland, reconoció sin embargo a principios de esta semana a "Dagbladet" su descontento con que el Parlamento tome "decisiones tecnológicas" en lugar de la sociedad.