Purga en Turquía se extiende a la policía con 8.513 agentes suspendidos
103 generales y almirantes de las Fuerzas Armadas, un tercio del total, han sido detenidos
Estambul.- Más de 8.500 policías turcos han sido suspendidos, este lunes, de sus funciones por su supuesta relación con el fallido golpe militar del pasado viernes, según la versión electrónica del diario Hürriyet.
La lista de los agentes suspendidos fue enviada a las provincias y los policías afectados han sido llamados ya a las direcciones de seguridad provinciales, donde tuvieron que entregar sus armas y sus identificaciones.
La Policía también ha detenido a 103 generales y almirantes de las Fuerzas Armadas turcas bajo la acusación de haber estado involucrado en la intentona del golpe militar, según informa Anadolu. La cifra supone casi un tercio de los 356 generales y almirantes que componen la cúpula de las Fuerzas Armadas turcas. Entre ellos se hallan los comandantes del 2º y 3º Ejército de las fuerzas terrestres y el excomandante de las Fuerzas Aéreas, Akin Öztürk, acusado de ser el cerebro del golpe.
Además, ha sido suspendido un gobernador provincial, 29 exgobernadores, que ocupan cargos simbólicos en la administración regional, y 47 responsables de distritos. También han sido relevados de sus cargos cientos de funcionarios, desde registradores de la propiedad a asesores judiciales e incluso conserjes.
El operativo se produce con motivo de las investigaciones, detenciones y suspensiones de posibles golpistas en el ejército, la judicatura y la policía. Más de 7.500 personas han sido detenidas hasta el momento: más de 6.000 soldados, 755 jueces y fiscales, unos 650 funcionarios civiles y más de un centenar de policías.
Otros 1.500 funcionarios de otros ministerios han sido relevados de sus funciones y se han abierto investigaciones sobre ellos. Estos se unen a los 2.745 jueces, incluidos varios de los más altos tribunales, que han sido despedidos (una sexta parte del total).
El primer ministro turco, Binali Yildirim, ha asegurado que los golpistas tenían preparado un plan posterior al levantamiento similar “al golpe de 1980”, el más sangriento que ha tenido lugar en Turquía hasta la fecha. “Pero ni entonces se atrevieron a disparar contra los civiles. Los golpistas se han comportado como [el presidente sirio Bachar el] Asad”, afirmó. Entre lágrimas, Yildirim, dijo que su gobierno tomará “todas las medidas necesarias para evitar que esto se repita”.
Respecto a la extradición del clérigo Fethullah Gülen, al que se acusa de estar tras el golpe de estado, el mandatario turco explicó que el Ministerio de Justicia está preparando los documentos necesarios para hacer una petición formal. “Agradecemos a nuestros socios el apoyo ofrecido. EE UU es un amigo, un socio estratégico, pero ¿qué más pruebas quieren [para extraditar a Gülen]? Ha intentado derribar a un Gobierno e imponer un sistema que ni siquiera es capaz de definir”. Dijo además que, si no se les entrega a Gülen, será “una gran decepción” y Turquía se plantearía “si EE UU es un amigo de verdad”.
Sobre la pena de muerte ha dicho: “La calle lo está pidiendo y lo que quiere el pueblo es una orden para nosotros. Pero Turquía es un Estado de derecho y no sería correcto tomar decisiones en caliente. Lo discutiremos [con los demás partidos] porque exige una reforma constitucional”.
Unos 1.800 policías de unidades especiales fueron enviados este domingo desde otras provincias a Estambul, el escenario más violento del pasado viernes. Los agentes fueron desplazados a lugares estratégicos y críticos de la ciudad. El director de seguridad de la ciudad, Mustafa Caliskan, dio la orden a sus agentes a derribar cualquier helicóptero no autorizado que sobrevuele Estambul.
La agencia de noticias semioficial Anadolu indicó este lunes que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha ordenado que aviones de combate F-16 patrullen el espacio aéreo de todo el país, especialmente en torno a Estambul. Dos camiones con municiones fueron enviados al aeropuerto internacional Atatürk, junto con varios vehículos blindados de la policía.
El golpe de Estado fallido del pasado viernes le costó la vida a unas 290 personas, entre de ellos al menos 190 detractores del golpe (civiles, militares y policías) así como un centenar de golpistas.