Trump enfrenta duras preguntas de los votantes hispanos con defensas y evasivas
COMPARTIR
A la mitad de una asamblea pública organizada por Univisión, Ramiro González se paró frente a Donald Trump y le dijo al expresidente que había perdido su apoyo
Por Michael Gold and Jazmine Ulloa
En una asamblea transmitida por Univisión el miércoles, Donald Trump no respondió directamente a muchas preguntas francas sobre el cambio climático, la inmigración, el derecho al aborto y otros temas.
A la mitad de una asamblea pública organizada por Univisión el miércoles, Ramiro González se paró frente a Donald Trump y le dijo al expresidente que había perdido su apoyo.
TE PUEDE INTERESAR: Avala SCJN que próxima gubernatura en Oaxaca sea de dos años
González, de 56 años y autodenominado republicano, dijo que se alarmó cuando una turba de partidarios de Trump irrumpió en el Capitolio el 6 de enero de 2021. No le gustó el liderazgo de Trump durante la pandemia de coronavirus y se mostró consternado por el coro de exfuncionarios del gobierno de Trump que ya no lo apoyan. “Quiero darle la oportunidad de intentar recuperar mi voto”, dijo González, de Tampa, Florida.
Trump se rehusó a aceptarla.
En su lugar, defendió sus acciones del 6 de enero, ofreciendo una imagen a menudo en desacuerdo con la realidad. Insistió en que las multitudes que acudieron a Washington “no vinieron por mí, vinieron por las elecciones”, ignorando su propio papel en alentar el negacionismo electoral. Y añadió: “Algunas de esas personas fueron al Capitolio, dije ‘pacífica y patrióticamente’. No se hizo nada malo. En absoluto, nada malo”.
Luego, tras criticar al gobierno de Biden y cambiar el tema al de la frontera, Trump se dirigió a la petición de González. “Quizá consigamos su voto”, dijo. “Parece que quizá no, pero también está bien”.
Trump se enfrentó a preguntas directas y contundentes, tanto en inglés como en español, de votantes hispanos indecisos durante toda la asamblea, que comenzó a las 10 p.m., hora del este de EE. UU. Hombres y mujeres de todo el país acudieron al estudio de Univision en Doral, Florida, en el área de Miami, y cuestionaron las posturas del expresidente en cuanto al cambio climático, el control de armas y el derecho al aborto, así como sus afirmaciones infundadas sobre los inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio.
Las preguntas de los votantes fueron amables pero precisas, y Trump mantuvo la compostura, evitando la hostilidad que suele mostrar cuando los medios de comunicación le hacen preguntas similares.
Pero el expresidente no respondió directamente a muchas de las preguntas más reflexivas de los votantes. Evitó dar respuestas concretas y recurrió a su lenguaje habitual de campaña, hablando a menudo de los logros de su administración y haciendo vagas promesas para el futuro. No quiso decir si creía que el cambio climático era un engaño y defendió su papel en la anulación del caso Roe contra Wade sin pronunciarse sobre el aborto.
Sin embargo, cuando Trump fue interrogado sobre la inmigración, un tema central de su campaña presidencial este año, también se mantuvo ambiguo sobre sus planes políticos. Ante una audiencia de unos 100 votantes latinos, no mencionó ni una sola vez su promesa de emprender la mayor operación de deportación de la historia de Estados Unidos.
En un momento dado, Guadalupe Ramírez, de 53 años y residente en Streamwood, Illinois, pidió a Trump que detallara sus planes para la reforma migratoria y que explicara por qué había ayudado a frenar un proyecto de ley bipartidista que habría promulgado restricciones de asilo de gran alcance y destinado más fondos federales a entrenamiento y personal en la frontera.
“Nos gustan las fronteras fuertes”, dijo Trump. Luego, arremetió contra la tasa de criminalidad en Chicago, criticó a los alcaldes y gobernadores demócratas, y habló de política exterior sin dar detalles concretos sobre inmigración.
Cuando un votante de Arizona le preguntó si realmente creía en su afirmación desmentida de que los inmigrantes haitianos en Springfield se comían a las mascotas de la gente, Trump le echó la culpa a lo que había leído. Pero no se retractó y dijo: “Solo estaba diciendo lo que se informó. Eso se ha reportado, y comiéndose otras cosas, también, que se supone que no deberían”. (También insistió en que visitaría la ciudad, aunque no hay ninguna visita programada).
Harris participó en su propia asamblea de Univision la semana pasada en Las Vegas. Ambos actos se produjeron en un momento en el que demócratas y republicanos se esfuerzan por atraer a los votantes hispanos, a los que consideran decisivos en varios estados clave, sobre todo en Arizona y Nevada.
Una encuesta reciente del New York Times y el Siena College entre votantes hispanos reveló que una cuarta parte de los encuestados dijeron estar indecisos o ser persuadibles, una proporción mayor que la de los votantes probables de todo el país. Esos votantes indecisos se inclinan por Harris. Pero las encuestas han mostrado que Trump está ganando fuerza entre los votantes latinos, atrayendo un apoyo que su partido no había visto en décadas.
El sondeo mostró que los votantes latinos, como la mayoría de los demás grupos demográficos este año, están muy divididos por género: los hombres hispanos son mucho más propensos que las mujeres hispanas a apoyar a Trump.
El miércoles, Trump se inclinó hacia sus habituales llamados a los votantes hispanos, alardeando de la fortaleza de la economía cuando estaba en el cargo y de sus esfuerzos por crear empleos. También pareció tratar de suavizar su enfoque hacia la inmigración legal, a pesar de haber intensificado recientemente sus críticas a los programas que permiten a millones de personas entrar legalmente en el país.
En un intercambio, Jorge Velázquez, un trabajador agrícola de California, describió en español cómo trabaja con la espalda encorvada, recogiendo cuidadosamente fresas a mano. Un duro trabajo que, dijo, realizaban principalmente personas indocumentadas. Preguntó a Trump quién creía que recogería las cosechas del país si deportaba a esos trabajadores y qué precio tendrían que pagar entonces los estadounidenses por los alimentos.
Trump pasó, como suele hacer, a menospreciar a los nuevos inmigrantes que llegan a la frontera calificándolos de “traficantes de drogas” y “terroristas”, y a afirmar que estaban quitando el trabajo a personas negras e hispanas que estaban en Estados Unidos legalmente.
“Tenemos que hacer que entren en nuestro país grandes personas”, dijo Trump, “pero sí queremos que entren, y yo los quiero incluso más que ustedes, y vamos a lograr que la gente pueda entrar en nuestro país legalmente”. No explicó cómo podría alterar la política de inmigración existente para hacerlo.
Pero los demócratas han tratado de subrayar la agresividad de la dura agenda de inmigración de Trump. En una rueda de prensa previa a su aparición, la campaña de Harris trató de llamar la atención sobre una de las acciones más denunciadas del gobierno de Trump: la separación de familias migrantes en la frontera sur de Estados Unidos.
Una niña llamada Adriana dijo en esa rueda de prensa que tenía 6 años cuando ella y su padre fueron retenidos en una gélida sala de espera sin camas antes de ser separados. Un niño llamado Billy dijo que tenía 9 años cuando fue separado. Dijo que el vacío que sintió cuando los agentes le dijeron que “no iba a poder volver a ver a mi familia fue algo de otro mundo, y algo por lo que ningún niño debería pasar”.
Aunque solo mencionó el nombre de Harris en dos ocasiones, Trump se mostró crítico contra ella y llegó a afirmar que Biden debería haberla despedido. Y como parte de la última pregunta del evento, Trump siguió atacándola después de que se le pidiera nombrar “tres virtudes” que ella poseyera.
“Parece que tiene un carácter agradable”, dijo. “Quiero decir, me gusta la forma en que algunas de sus declaraciones, algunas de sus... la forma en que se comporta, en cierto modo. Pero en otro sentido, creo que es muy mala para nuestro país, muy mala para nuestro país”.
c. 2024 The New York Times Company