‘Mary’ vive un tormento tras sufrir abuso en la Marina
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4 casos más se dieron a conocer sobre agresiones sexuales en la Semar.
CDMX.- Una joven cadete de la Escuela Mecánica de Aviación Naval, con sede en La Paz, Baja California, evidenció el sistema patriarcal y la violencia machista que se vive dentro de la Secretaría de Marina.
En 2018, Mary, como se identifica a la víctima para proteger su identidad, fue agredida sexualmente por uno de sus maestros dentro de las instalaciones de la Secretaría: en la oficina del teniente de navío de aeronáutica naval, escala técnico en mecánica de aviación, Víctor Manuel Mencinas Rosas.
La agresión sucedió a plena luz del día en agosto de 2018. Mary se resistió, gritó y pidió ayuda, pero ninguno de sus compañeros de generación, todos hombres, intentó siquiera asomarse a la oficina para ver qué pasaba y ayudarla; los estudiantes que escucharon los gritos luego dijeron a los agentes de investigación que pensaron que la situación “era normal”. Nadie se preocupó por los gritos.
Ese día comenzó un camino de dolor y revictimización para Mary. Inmediatamente después de la agresión, acudió con sus superiores a denunciar el hecho, detalló todo lo sucedido, dijo que la violaron, que pidió ayuda y nadie la auxilió. Su búsqueda de justicia se enfrentó a un muro patriarcal; nadie le creyó e incluso la calificaron de “loca y escandalosa”, y la expulsaron de la Escuela Naval a sólo dos meses de terminar su carera.
Luego de un largo proceso legal, en el que la joven cadete no recibió ayuda, respaldo o asesoría de la Semar, gracias a la ayuda de una litigante independiente, el imputado, el teniente de navío Mencinas Rosas, fue sentenciado a 18 años de prisión. El pasado 21 de mayo un juez lo encontró culpable “en la comisión de los delitos de violación y abuso sexual”, según la sentencia en poder del semanario Proceso.
María del Carmen Molina, abogada de la víctima, aseguró que se les ocurrió medicarla, drogarla y así la mantuvieron hasta que obligaron a aplicarle otro examen particular e independiente el cual, señala, arrojó que no tenía ningún trastorno.
“Hay que darnos una idea de cómo encubren y protegen todo. El primer abogado que le puso la Marina le hizo unos cuestionamientos asquerosos; la exhibió en el juzgado, la revictimizó”, expone la abogada que lleva el caso.
Mary ingresó a los 20 años a la Semar para cumplir el sueño de ser piloto naval y ayudar a su familia, que vivía en la zona serrana de Guerrero.
AGRESIÓN
Mary se acercó a su agresor porque no conocía a nadie en la Semar. Quería asesoría, pero recibió vejaciones, como escupitajos en la cara.
“Me decía que me iba a hacer lo que quisiera porque él era mi superior y yo sólo su ‘gata’.
“Se reía ante mis gritos de ayuda; me dijo que me iba a gustar, que sólo ‘me dejara coger’, que para mi mala suerte no había cámaras ahí y el edificio estaba solo. Pensé en suicidarme para terminar con todo el dolor que sentía en esos momentos”.
Tras hacer su denuncia, en vez de recibir apoyo de la institución, a Mary la estigmatizaron. Empezó a correr el rumor de que ella fue la provocadora y todos sus compañeros de generación le dieron la espalda al señalarla como la responsable de que posiblemente cerraran la escuela, pues había “abierto la boca” y ensuciado a una de las instituciones más importantes y respetadas del País.
SECUELAS
A tres años de lo sucedido, la Marina mantiene relegada a Mary, quien se encuentra recluida en su domicilio en Guerrero con un “rebaje domiciliario”; es decir, aunque no está dada de baja de la institución, actualmente no cuenta con ningún derecho. Ella sola ha desembolsado los honorarios para su defensa, Intenta continuar con su vida, pero no puede porque la documentación necesaria para conseguir cualquier trabajo o seguir estudiando está en poder de la Semar.
Durante el proceso se dieron a conocer dos casos más de violación en el mismo periodo, la misma escuela y el mismo imputado. Hay registros de una cuarta víctima, a quien sus familiares retiraron de la misma Escuela Naval luego de que se intentó suicidar en las instalaciones de La Paz, Baja California.