Aseguran que es falso que los homicidios están bajando
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El primer semestre de este 2020 fue el primer semestre más violento desde que contamos con cifras oficiales
La ausencia de una estrategia del gobierno federal, la politización de la seguridad, la incapacidad de colaborar entre niveles de gobierno, los recortes presupuestales sin criterio tuvieron como efecto que el primer semestre de este 2020 fuese el primer semestre más violento desde que contamos con cifras oficiales.
Estas conclusiones se exhiben en el Análisis de la incidencia delictiva en el primer semestre 2020, del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).
Debemos recordar que tan sólo el pasado lunes 20 de julio, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, sostuvo que el homicidio se encontraba contenido respecto al sexenio anterior, que los homicidios en junio habían disminuido y que esta disminución se encontraba enmarcada en un periodo de bajas constantes ya que junio era el cuarto mes consecutivo en el que el homicidio había bajado.
Con base en los datos oficiales dicha declaración es falsa, si se compara el primer semestre de este año contra el mismo periodo de 2019, las víctimas de homicidio doloso crecieron 1.89%.
Así mismo, si se analiza puntualmente el comportamiento mensual de este delito también se observa que es falso que por cuatro meses consecutivos haya habido disminuciones y que entre mayo y junio el homicidio haya bajado.
En la conferencia diaria del presidente López, Durazo presentó una gráfica donde:
Se eliminan los feminicidios del acumulado de homicidios dolosos. No se hace referencia al promedio diario de homicidios para hacer comparativas más equitativas. La gráfica presenta la siguiente evolución:
MES Número de homicidios Enero 2991 Febrero 2772 Marzo 3033 Abril 2930 Mayo 2916 Junio 2851 Más allá que al desincorporar el feminicidio el número de víctimas disminuye notablemente -entre enero y junio 2020 las víctimas de feminicidio aumentaron 9.15% respecto al mismo periodo de 2019-, analizar la evolución mensual más que la evaluación contra periodos iguales (por ejemplo, enero 2019 vs. enero 2020; 1er semestre 2019 vs 1er semestre 2020) genera un falso entendimiento de la cantidad de delitos que ocurren.
Precisamente, si ante una rápida mirada podría parecer correcto el análisis que primero de marzo a abril, luego de abril a mayo y así de mayo a junio, los homicidios bajaron, cuando substraemos el promedio diario de homicidios encontramos que:
MES Promedio diario de homicidios Enero 96.48 Febrero 95.59 Marzo 97.84 Abril 97.67 Mayo 94.06 Junio 95.03
Dicho de otra manera:
Las aparentes bajas en el número mensual de homicidios dependen del hecho que un mes tenga menos días que otro, no de una disminución de la violencia. Los únicos dos meses -no consecutivos- donde baja el homicidio es entre enero y febrero y luego entre abril y mayo. Los descensos con tan pequeños que no se deben considerar como una evidencia que las cosas estén mejorando. En contraste, marzo 2020 es el segundo mes más violento de la historia del país. Si bien es entendible que una autoridad intente convencer de que está logrando resultados en su trabajo, es lamentable que lo haga con desinformación en el peor momento en materia de seguridad y justicia de la historia y, más preocupante aún, que tome decisiones sobre la base de información sesgada.
2019 fue un año desastroso –el peor año de la historia de nuestro país en homicidio doloso, feminicidio, lesiones dolosas, narcomenudeo, trata de personas, robo a negocio y violencia familiar; el segundo peor en extorsión, tercero peor en violación; quinto peor en secuestro y robo con violencia; octavo peor en robo a transeúnte; se sumaron 9,000 víctimas a la estadística de desaparecidos y creció la impunidad-, con los errores de esta administración 2020 se perfila para rebasarlo.
De acuerdo con una columna de Francisco Rivas,
Urge que el gobierno federal deje de autocelebrar resultados que no existen; que trabaje en favor de los mexicanos con todos los gobiernos locales, independientemente de filiaciones políticas; sea serio en materia de gasto en seguridad, deje de recortar dinero sin criterio y garantice una inversión 300% mayor a lo que invierte hasta el momento y genere una estrategia clara con indicadores de impacto y resultado para poder medir los eventuales avances.
Si el gobierno de López persiste con la narrativa del “vamos bien”, sin estrategia ni recursos, su legado será de entregar un país en condiciones de ingobernabilidad, con un número de muertos, una cantidad de delitos en la impunidad, un aumento de la corrupción y una crisis económica como el país no lo ha visto.