Sentimiento 'antisistema', clave en la elección presidencial
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El tricolor y Peña Nieto, blancos del enojo contra los políticos, afirman expertos. AMLO y Anaya capitalizan el voto antiPRI
El factor que más pesará en las elecciones presidenciales de 2018 será el llamado sentimiento antisistema, que aglutina el enojo contra los partidos y la clase política en general, el cual tiene al PRI y al presidente Enrique Peña Nieto como dos de sus objetivos más identificables, señalaron expertos y consultores en el segundo día de actividades de la 12 Cumbre Mundial de Comunicación Política.
Javier Sánchez Galicia, fundador del Grupo Kratos, indicó que el PRI concentra el rechazo ciudadano de 57 por ciento, lo cual se refleja en el hecho de que de 2012 a 2018 perdió 24.9 millones de electores, al pasar de 21 estados bajo su administración a 14, y de gobernar a 51 por ciento de la población a 43 por ciento.
Ocho de cada 10 personas desaprueban al actual gobierno, ¿cómo no vamos a tener un ánimo de desencanto, de voto antiPRI y antisistema, y cómo no vamos a ver que todas estas personas van a votar en contra del partido en el gobierno?, señaló el especialista.
Política, sinónimo de corrupción
Al abundar sobre el concepto antisistema, Sánchez Galicia explicó que se trata de la percepción de que la política es sinónimo absoluto de corrupción, lo que lleva a muchas personas a identificar a ciertos partidos o candidatos no como los mejores, sino como los menos deshonestos.
Ese factor, en el actual momento del país, hace que tanto Andrés Manuel López Obrador como Ricardo Anaya capitalicen en mayor o menor medida el voto contra el PRI, pues la ciudadanía se siente agraviada por unos niveles de corrupción que percibe como escandalosos.
Por su parte, Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, detalló que la situación de descrédito y rechazo que enfrenta el gobierno de Peña Nieto y el PRI tiene que ver con sucesos que marcaron el ánimo de millones de personas, como la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el escándalo de la Casa Blanca, el gasolinazo o los gobernadores priístas presos por corrupción.
“Todo esto generó un ‘antisistema’: gente que odia al gobierno y a todas las instituciones, y que en 2016 representaba 30 por ciento de los ciudadanos pero en 2017 llegó a 35 por ciento. El análisis ya no es de izquierda contra derecha, sino de sistema contra antisistema”, puntualizó.
Haciendo uso de tablas estadísticas, Campos mostró que existe una correlación directa entre los niveles de aprobación o desaprobación del presidente Peña Nieto y los de intención de voto por el PRI, lo cual le está cargando la mano al precandidato del tricolor, José Antonio Meade.
En términos electorales, el antisistema genera un fenómeno muy acentuado de alternancia partidista, como lo comprueba el hecho de que en 25 elecciones para gobernador, entre 2013 y 2017, en 14 de ellas la gente votó para sacar del poder a la formación política que ya gobernaba, como parte de una especie de ánimo de revancha.
Esta situación llevará a que en las campañas por la Presidencia haya un sentimiento de polarización entre quienes apelan al enojo contra el sistema y quienes buscan generar miedo al cambio, que puede dañar al sistema de democracia electoral si no es adecuadamente encauzado, alertó.
Por su parte, el analista político Carlos Cansino señaló que la alianza electoral entre PAN y PRD, encabezada por Ricardo Anaya, no tiene posibilidades de triunfar, debido a que no cumple con diversas condiciones que sí ha tenido dicha fórmula partidista en años anteriores, como el hecho de que su candidato no sea militante de ninguno de los dos partidos, que haya disparidad clara en la fuerza de ambos o que el PRI en ese momento sea un rival fuerte.