Tengo un problema físico que me avergüenza mucho y ni siquiera se lo he dicho a mis papás.

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QUERIDA ANA:
Soy una joven de 20 años, sólo que tengo un problema, el cual me incomoda y siento mucha vergüenza, por lo cual jamás se lo he contado a nadie. Antes no me preocupaba, pensaba que era por la edad y que al ir creciendo las cosas cambiarían: no tengo pezones. He leído sobre pezones invertidos, sé que si se opera se puede arreglar el problema, más que nada para las personas embarazadas, y les ayuda a no tener problema al darle pecho a sus hijos.
Desde hace más de ocho meses tengo relaciones sexuales, las cuales no disfruto por el simple hecho de que cuando mi novio me toca, me muero de pena. Nunca he intentado hablar con él de eso ni él me ha mencionado algo al respecto, tampoco quiero decirles a mis papás, es algo que de verdad no me deja vivir bien, me pongo a pensar cuando llegue a tener hijos, qué voy a hacer si mi pareja me deja por no estar completa (llamándolo de alguna manera).
Es algo que me ha frenado porque antes pude tener la oportunidad de intimar con otros hombres y no lo hacía sólo porque me llegaran a ver desnuda y notaran eso, y hoy lo hago porque amo a mi novio, ya tengo más de un año y medio con él.
Quisiera su consejo, ya que es la única forma de la cual puedo hablar de esto (anónimamente). Gracias y que pase buenas tardes. Saludos. Atentamente.
INCOMPLETA
QUERIDA INCOMPLETA:
No estás incompleta, niña, y no tienes porque sentirte así. Debes ser bastante cerrada para no haber confiado tu sentimiento al menos a tu mamá. Ella pudo ser (y puede serlo todavía) un enorme apoyo para ti, tanto en el aspecto físico, porque pudo haberte llevado con algún médico hace mucho tiempo, como en el aspecto emocional. Pero no lo has hecho y ahora es el momento de ir hacia ella y confiarle tu "problema". Te puedo asegurar que ella va a ser de muchísima ayuda y va a comprenderte mejor que nadie.
Mi otra sugerencia es que consigas una cita con un ginecólogo, para que tengas un trato médico especializado. Él va a decirte lo que te pasa y lo que se puede hacer para remediar lo que te sucede. Pide a tu mamá que te acompañe, te servirá mucho su compañía. Y no te sientas avergonzada, no hay motivo para ello.
ANA
QUERIDA ANA:
Los muchachos son un problema y también lo es la virginidad. Me gustan los muchachos, pero nunca he ido ni iré con ninguno más allá de lo conveniente, es decir algunos besos y hasta ahí. La mayoría de los muchachos, hombres y mujeres, en la preparatoria, que es donde estudio ahora, piensan que somos "raras" si ya estamos graduándonos y las muchachas aún somos vírgenes. Yo pienso que es algo que quiero guardar para el matrimonio.
Un muchacho que me gusta me invita a ir al cine, pero mi mamá no me deja ir con él. ¿Qué puedo hacer? Ella es la clase de persona con la que no se puede uno sentar a platicar. Ya lo he intentado. Siempre tengo que guardarme mis sentimientos porque no puedo hablar de ellos con mi mamá, me dice siempre que está muy ocupada. Tengo cuatro hermanos. Y soy muy tímida para hablar de mis cosas con mis amigas. Sé que tengo sobrepeso. No sé qué hacer. Por favor escríbame algo porque me siento muy sola.
RARA
QUERIDA RARA:
Que no te importe que te digan "rara", continúa con tus valores y tu propósito de llegar virgen al matrimonio. Cuando yo era joven teníamos reglas muy firmes acerca de no ir lejos con los muchachos y se suponía que debíamos llegar vírgenes al matrimonio. Supongo que no todas lo hacían, porque supe de dos chicas que eran estudiantes de honor, pero en su último año de preparatoria dejaron la escuela porque estaban embarazadas. En aquellos años ni se pensaba en el aborto. Y algunas veces me he preguntado qué habrá sido de esas chicas. Seguramente sus vidas cambiaron para siempre por el hecho de haber quedado embarazadas siendo tan jovencitas y sin haberse casado.
Ciertamente los tiempos han cambiado. Ahora los jóvenes toman sus propias decisiones, pero los padres tienen la obligación de ayudarlos a aprender a tomar sabiamente esas decisiones. Los padres pueden acoplarse a las realidades actuales, pero siempre sin dejar a un lado sus propios valores, no huyendo a los problemas, sino enfrentándolos y hablando acerca de ellos con los hijos. Los padres pueden hacer eso más fácil si recuerdan que los tiempos han cambiado, pero los sentimientos no. Y si es verdad que los padres no pueden controlar el comportamiento de los hijos, sí pueden compartir sus puntos de vista sobre lo que es correcto y lo que no es, y darles las razones apropiadas y justas.
Enséñale esta carta a tu mamá, seguramente ella va a darse el tiempo de escucharte, y no sólo ahora, sino en adelante, lo mismo que a tus otros hermanos. Su amor está con ustedes, seguramente está cansada, pero puedes tener la certeza de que va a hacer a un rato su cansancio y va a platicar contigo y te va a dar los mejores consejos. Será la mejor guía que vas a tener.
ANA