El costo de una casa

Opinión
/ 2 octubre 2015

Un poco de imaginación.

La primera dama estadounidense Michelle Obama ha adquirido una casa de siete millones de dólares en la zona residencial más cara de Washington. Abogada exitosa, vendedora de best sellers, nadie pone en duda su capacidad económica. En 2013 junto con su esposo, el presidente Barack Obama, hizo su declaración anual y sus ganancias ascendieron a 608 mil 611 dólares, después de años de esfuerzo y ahorro Michelle ha adquirido esta propiedad. Hace unos días el diario New York Times publica una nota donde exhibe que el antiguo dueño de la casa, que ahora es de la primera dama estadounidense, pertenecía a David L. Jesar, presidente y consejero delegado de la petrolera Halliburton, empresa beneficiada con contratos y permisos durante el gobierno de Barack Obama. Michelle Obama le compró a un prestador de servicios del gobierno de su esposo una casa donde vivirán después de su mandato.

Este hipotético caso fue planteado por el especialista en seguridad, Alejandro Hope, las consecuencias de este hecho hubieran significado, en Estados Unidos, una tumba política para el presidente en funciones. Los diferentes poderes, senado y cámara de representantes, hubieran citado a la cabeza de la empresa petrolera para esclarecer cualquier tipo de conflicto de intereses, la casualidad y la sospecha de esta venta hubiera puesto en el banquillo de acusados al presidente estadounidense, y también a su esposa, pero principalmente al jefe de estado. 

Poner el tema en perspectiva, con otros actores, alejados del aparato de corrupción al que estamos tan acostumbrados en México, le da un sentido completamente diferente a la grave situación que enfrenta el gobierno mexicano.

“Hechos no palabras” dice el dicho, el analista Jesús Silva-Herzog Márquez, tras las declaraciones de la primera dama Angélica Rivera en torno a la casa ubicada en Sierra Gorda número 150, se hace una pregunta “si la adquisición de la casa fue limpia, ¿por qué deshacerse de ella?”. Presidencia sabe que el tema no es la manera en la que fue adquirida, ni los millones que tiene o no la actriz en su cuenta, el problema tiene nombre y apellido, Juan Armando Hinojosa Cantú presidente de Grupo Higa, empresa que ha ganado diversas licitaciones y adjudicaciones de obras públicas.

Ayer el presidente declaró que “ha decidido hacer pública la totalidad de su declaración patrimonial”, lo dijo como un favor, porque varias veces lo repitió “no es mi obligación”. Lo hará a través de la página de la presidencia, veremos si, ahora sí, dará a conocer todas sus propiedades.

El gobierno, en su discurso, le apuesta a la casualidad, todo es fortuito, todo es de buena fe, las casas vendidas, los terrenos regalados, el trabajo de una actriz; en los hechos quiere finiquitar el asunto, quieren borrarla, olvidarla, hoy la ponen en venta y les ha costado una licitación, una crisis bilateral con China y el lugar donde se mudarían terminando el sexenio. La familia presidencial no tiene dónde vivir.

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