Cita con la historia
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¿Qué hiciste el 7 de junio de 2015? La pregunta va a resonar en la historia. Nuevo León tomará una decisión que afectará el rumbo de México. Podemos apuntar la vista al cielo, o clavarla al piso. Podemos volar, o la nave se puede partir en dos terminar como herrumbre en el lecho del mar.
Pocas veces se alinean las estrellas como en esta importante elección. Se presenta una oportunidad para reparar un error muy costoso generado durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari: el nacimiento de la partidocracia.
El PRI ya no metería la mano en las arcas federales para pagar sus campañas. En delante, todos los partidos recibirían subsidios generoso, sin mover un dedo. El PRI, asutamente, se garantizaba la porción del león. Una democracia comprada; el billete manda.
La lucha ciudadana por las candidaturas independientes o sin partido, había iniciado antes. En el camino se ganaron actas legibles, credenciales con foto, acceso a los medios, urnas transparentes y sobre todo, la organización de las elecciones en manos de un consejo del IFE ciudadanizado.
Lo último que el sistema ha concedido ha sido abrir la puerta a candidatos sin partido. Por fin derribamos el último obstáculo que impedía tener una democracia con ciudadanos respetados. Por fin dimos cumplimiento al Pacto de San José en el aspecto de garantizar el derecho a votar y ser votado.
Mañana es el día del ciudadano, sin duda. Por primera vez en más de medio siglo, se romperá de cuajo el yugo partista sobre los ciudadanos. Ya no serán las mafias cupulares de los partidos las que designen candidatos y obliguen a los ciudadanos a escoger entre los que ellos propongan. ¿Acaso se puede desperdiciar esta gran oportunidad?
Nuestra democracia, es atípica. Con sus prohibiciones absurdas, con sus subsidios caprichosos, con sus reglas tontas. Todo el proceso está armado sobre la base de la desconfianza y aún así, quienes buscan jugar al margen de las reglas encuentran lagunas y debilidades para sacar ventajas indebidas.
Las televisoras que transmiten localmente traen una consigna. Bloquear, denostar y fastidiar a un candidato. Eso lo pueden hacer porque disfrazan sus intervenciones interesada$ bajo un manto noticioso. No se requiere que los partidos contrarios ataquen, la TV lo hace por ellos con singular alegría. Impunemente, por supuesto.
Contra los intentos por descalificar a uno de los participantes, por difamarlo bajo cualquier excusa, solo hay un antídoto y ese se tiene que guardar para el día de la elección. Se llama participación ciudadana.
La participación ciudadana masiva mata cualquier intento por alterar el resultado electoral a la mala. Más gente vigilando, más gente votando, más gente siguiendo a los sospechosos y tomando fotografías y videos. Todo cuenta.
Los partidos ya están obsoletos; no tienen razón de ser, al menos no como concesión del Estado. La libertad de asociación, de reunión y de expresión debieran permitir la creación espontánea de docenas de partidos, y el internet podría ser el agultinante que requieren para cobrar efectividad a bajo costo. Luego todo tipo de alianzas permitirían un sistema flexible pero muy eficaz de gobierno. Pero entre los partidos basados en redes sociales y los partidos subsidiados y corruptos actuales hay una gran distancia.
Esta elección va a preparar el terreno para la modernización acelerada de los procesos electorales. Seremos de nuevo el estado más próspero, educado e industrioso de México.
Desearía que un millón de votantes puedan decir: lo que hice el 7 de junio de 2015 fue votar por los candidatos ciudadanos como yo. Con ello apoyé tener mejores gobiernos de aquí en delante. Esta elección debe darse en un ambiente de fiesta. Votar es ganar.
javierlivas@prodigy.net.mx