Cascabel de plata y oro...

Opinión
/ 10 septiembre 2023

Yo pienso que la mujer es la más perfecta creación de Dios. Por algo el Señor hizo primero al hombre: para ensayar y luego no cometer errores.

A cualquier edad es hermosa la mujer, desde que llega al mundo hasta que tiene un siglo de edad, y aún más. Oí hablar de un muchacho de 20 años a cuyo lado pasó una bella anciana muy arreglada, bien vestida, su alba cabellera peinada con esmero, maquillada discretamente y adornada con discreción. Era un encanto verla.

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-¡Caray, señora! −exclamó el joven sin poder contener su admiración−. ¡Quién tuviera 50 años más!

No hay criatura tan preciosa como la mujer. Desde luego eso no se lo digo a las feministas radicales, porque se enojan mucho. A las feministas radicales no les gusta que uno les diga:

-Pareces una reina.

Prefieren que les digas:

-Pareces un mecánico.

Entonces se ponen muy orgullosas, tosen, hacen ronca la voz y te dicen algo así como:

-Gracias, cuñao.

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A pesar de eso las feministas radicales también son muy hermosas, al menos cuando se les olvida que son feministas radicales. Porque hay momentos en que ni la más consumada feminista radical se acuerda de que lo es. Y, la verdad, en esos momentos no parece un mecánico.

Toda mujer, hasta la menos agraciada, tiene alguna belleza. Pero se necesita ser muy hombre para poder apreciar eso. Si yo tuviera dinero suficiente lo dedicaría a una obra caballeresca: contrataría a dos galanes muy bien parecidos para que fueran por la calle. Al paso de una muchacha feíta uno de ellos le diría al otro en voz suficientemente alta para que la chica lo escuchara:

-¿Te fijaste qué pelo tan bonito tiene esa chava?

O:

-¿Viste qué ojos?

Con eso, estoy seguro, me ganaría el Cielo. No es poco premio por dos salarios mínimos.

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Hija, nieta, madre o abuela, siempre es hermosa la mujer. Pero es más bella aún cuando se viste de novia. Vestida con atavío nupcial hasta la más desangelada mujer parece un ángel. Bien dice la sabiduría popular: no hay novia fea. El vestido de novia es el más precioso de todos los vestidos. Por algo en los desfiles de modas aparece siempre al último.

Guardo como un tesoro el recuerdo de mi esposa vestida de novia el día que nos casamos, día el más feliz que he vivido en mi vida. Haber visto a Luly, mi hija adorada, con vestido nupcial me parece un bello sueño. Por ese sueño, y por el recuerdo eterno de mi eterna novia, le doy infinitas gracias a Dios.

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