Combate a la pobreza: ahora los mexicanos tenemos más dinero, pero estamos más jodidos
“¡Viva el presidente!” “¡Viva su cuarta transformación!” “¡Propongo, compañeras y compañeros diputados, que se coloque un busto de cuerpo entero del primer mandatario de la República justo en la rotonda donde se le secó el ahuehuete a Claudia Sheinbaum!” .
¿A qué tanto viva, tanto júbilo, tantos aplausos? Pues resulta, amigas y amigos míos, que por fin hubo un logro en la administración del presidente morenista. Ni la refinería muy inaugurada y todo pero que no ha refinado ni un litro de petróleo. Tampoco puede nombrarse en la lista de logros a su aeropuerto de cuarta, o a un tren ecocida que para su construcción se han tenido que destruir cenotes, vestigios mayas invaluables y santuarios naturales antes declarados patrimonio natural de la humanidad y ahora amenazados por un tren que pasará cual sable samurai por las selvas de la Península de Yucatán, matando a todo lo que se cruce a su paso.
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Pues resulta que los voceros del Infonavit y de la Coneval por fin abrieron la boca para darle una noticia que le hizo el resto del sexenio a López Obrador: SALEN 8.9 MILLONES DE MEXICANOS DE LA POBREZA.
Esto significa que ahora sólo el 36.3 por ciento de los mexicanos no tiene acceso a una alimentación balanceada, a un lugar digno para vivir, carece de los servicios básicos como el agua, la luz y asistencia médica, y además, no tiene la oportunidad de recibir una buena educación que otorgue las herramientas para superarse.
El resultado del aumento del salario mínimo y el gasto multibillonario en becas asistencialistas que nos han regresado al paternalismo presidencial de los setentas y ochentas, han traído como consecuencia esa disminución en los índices de pobreza.
Todo lo ha apostado el presidente AMLO a las becas. Y eso es triste porque a la larga un programa así resulta insostenible y se generará más pobreza de la que había. No importa que cancelemos las estancias infantiles para los hijos de madres trabajadoras, ahora te daremos una beca para que tú le pagues a alguien de tu confianza. No importa que ya no tengas acceso a medicinas ni a servicios gratuitos de salud, ahora te daremos a ti el dinero para que compres los medicamentos que necesites y consultes a tu doctor de cabecera. No importa que no estudies ni trabajes, ahora te damos una beca para que te decidas a echarle ganas.
Un hogar que antes se mantenía sólo con el salario de un jefe de familia, ahora recibe además pensiones mensuales para los dos abuelos, para el hijo desempleado, y para la hija por ser madre soltera.
Pero ante la lluvia millonaria de apoyos cuatroteístas, que no tienen otro origen que el bolsillo de cientos de miles de mexicanos que pagamos nuestros impuestos, queda el ruin uso que el Tlatoani Andrés Manuel da a dichas becas: “Si usted no apoya a nuestra candidata, nosotros también dejaremos de apoyarle con las becas del bienestar”.
Mientras el presidente se pasea por el país entero luciéndose cual pavorreal en 23 de diciembre, debemos ver qué tan perdurable es la cifra ofrecida por el Coneval y el Inegi en cuanto a la reducción de la pobreza y comparar con las cifras de pérdidas que empezamos a ver, porque si bien es cierto que hay menos pobres por ingresos, pero al mismo tiempo hay más mexicanos con carencias básicas en el acceso gratuito de servicios educativos y de salud.
Si en 2018, último año del presidente Peña Nieto, 20.1 millones de mexicanos no tenían acceso a servicios de salud gratuita, ahora son 50.4 millones de mexicanos que al enfermarse no tienen otra que aguantarse, pues no pueden darse el lujo de ir al IMSS, al ISSSTE ni mucho menos a un médico privado. Y de medicinas ni hablar.
Como otra piedra en el zapato de López está la pobreza extrema que ha crecido durante la presente administración.
Tratando de hacer un resumen, ahora los mexicanos tenemos más dinero pero estamos más jodidos. Si bien ahora ya nomás un 36.3 por ciento de los mexicanos es pobre, pero muy pocos de los nuevos clasemedieros aspiracionistas serán capaces de enfrentar los gastos anuales por servicios médicos y educativos.
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Ante este desfile de malas noticias teñidas de bienandanza, sólo nos queda seguir observando puntualmente el manejo que López Obrador hace de nuestros recursos, mientras ha permanecido ciego ante los actos de corrupción cometidos bajo su amparo.
Los tiempos de la sucesión presidencial ya nos alcanzaron. Ahora es cuando habrá mayor derroche de recursos para promover e imponer a una candidata que se mueve por el país cual fotocopia de mala calidad que retrata a lo peor del régimen actual. La caída en los índices de pobreza sin duda es una buena noticia, pero que viene acompañada de noticias crueles como la que representa el narcotráfico y la muerte récord de mexicanos por la violencia, así como el abandono en el que se tienen tanto al sector salud, como al sector educativo de México.
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