¿Cómo vamos en la economía familiar?
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Se acaba de publicar esta misma semana un documento con los datos más importantes de cada dos años, que es la encuesta de ingreso y gasto de los hogares en México. Nos explica qué ingresos tenemos y en qué gastamos ese dinero que nos llega. Para iniciar, la encuesta nos dice que el ingreso trimestral de los hogares para 2022 fue de 63 mil 695 pesos al trimestre, esto es, 21 mil 231 pesos mensuales en promedio. Este dato es importante porque nos dice cómo estamos en relación con el poder de compra y la forma en la que podemos vivir. Esta cantidad mensual o trimestral, como se quiera tomar, es suficiente para dos, tres o hasta cuatro personas, “estirando” el dinero como se dice, pero para una familia de 5 miembros o más, es muy poco. Pagar luz, agua, transporte y sobre todo comer, es un verdadero reto con los niveles de inflación actuales. Tome en cuenta que estos datos fueron de 2022 y la inflación elevada de principios de año no está contemplada por lo que la situación podría ser peor. Sin embargo, los datos de la encuesta nos dicen que este ingreso trimestral aumentó un 11 por ciento con respecto a 2020, 4.6 por ciento con relación a 2018 0.2 por ciento con respecto a 2016. Es una buena noticia tomando en cuenta que venimos de una situación caótica por la pandemia en 2020. Nada que festejar con respecto a 2016.
Otro resultado importante más no sorprendente fue que la principal fuente del ingreso hogareño fue el trabajo, con un 65.7 por ciento, que seguramente se complementa con programas sociales gubernamentales, apoyos familiares, e ingresos por inversiones y negocios. El dato por sí mismo no dice mucho, pero si lo comparamos con otros países podemos tener una referencia más exacta. Por ejemplo, en Chile es el 69 por ciento del ingreso de las personas que se da por trabajo, aunque se miden diferente, porque en México es por hogar, mientras que en Chile la medición es por persona, dado que ambos son promedios se pueden hacer supuestos comparativos sin mucha distorsión y con fines solamente ilustrativos para poder saber que tan bien o mal estamos. La respuesta es que nos movemos en el promedio latinoamericano con poca variación.
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Llama la atención que sigue habiendo una gran brecha salarial entre hombres y mujeres de acuerdo con los datos reportados en la encuesta, pues mientras que los hombres tuvieron un ingreso promedio trimestral de 29 mil 285 pesos, el de las mujeres fue de 19 mil 81 pesos, un diferencial de 10 mil 204 pesos o casi un tercio del de los hombres. Este dato tiene relevancia porque desde una perspectiva económica representa una pérdida. Si hubiera igualdad salarial, el ingreso en los hogares sería mayor y desde luego, el consumo agregado nacional tendría mayor peso en el crecimiento económico del país. Las autoridades poco han hecho por crear políticas públicas que reduzcan este diferencial.
La encuesta del INEGI divide en 10 segmentos la población nacional con el fin de poder desglosar algunos resultados que son sumamente interesantes por decir lo menos. Considere este dato, el primer decil, el primer 10 por ciento más rico del país, representa el 2.1 por ciento del ingreso corriente total, mientras que el último decil, los más pobres, representan el 31.5 por ciento. Con estos resultados podemos ver que los negocios de la “base de la pirámide” tienen una gran masa y desde luego, una gran oportunidad de generación de rentabilidad.
No es difícil suponer que el principal rubro del gasto de los hogares fue alimentos, bebidas y tabaco (no porque fume la gente sino porque así se agrupa este sector de la economía). Aquí se gastó el 37.7 por ciento del ingreso disponible y dada la situación de la pandemia del COVID-19, los gastos en salud representaron en ese 2022 un 3.4 por ciento. Además, en el reporte se dice que el gasto corriente monetario promedio trimestral por hogar fue de 39 mil 965 pesos. La pregunta es ¿y dónde está el resto del dinero que perciben las familias? La respuesta es que esos 23 mil 730 pesos (63 mil 695-39 mil 965 pesos) se utilizan para pagar deudas, ahorrar, dar dinero a otros, y en general se usan en todo aquello que no sea gastar.
Haciendo un análisis un poco más detallado, no hay mucho de que sentirse “muy feliz”. Los datos muestran que en efecto, el ingreso de los hogares creció 4.6 por ciento de 2018 a 2022, pero el nivel de 2022 es apenas similar al de 2016. Este detalle, no es menor, pues apenas estamos recuperando lo que de una forma u otra habíamos perdido tanto en el sexenio de Peña Nieto, como en el actual por la pandemia. Los gastos en salud a nivel de los hogares crecieron 31 por ciento entre 2018 y 2022, lo que nos pone en una situación peligrosa porque los servicios de salud pública siguen en franca decadencia y lo que muestran los datos es que las familias tendrán que gastar cada vez para cubrir algo que de antemano ya debería ser cubierto por el gobierno federal. No se ve nada del sistema de salud de Dinamarca o Canadá hasta el momento.
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Para terminar, no a todos los estados les fue de la misma manera. Hay ganadores y perdedores. Los estados más pobres del país recibieron menos dinero en programas y ayudas sociales. Cayó la cobertura en Chiapas (-8 por ciento), Zacatecas (-3 por ciento) y Oaxaca (-3 por ciento). Los estados donde más aumentó la recepción de estos fondos fueron Yucatán (16 por ciento), Ciudad de México (15 por ciento), y Nuevo León (13 por ciento). Coahuila quedó en octavo lugar con un crecimiento positivo de 8 por ciento por lo que no estuvo nada mal en este rubro.
No quiero entrar en un debate sobre si los resultados son buenos o malos y politizar. Simplemente decir que las mejoras se aplauden por pequeñas o grandes que sean. La mejora de 2020 a 2022 da un respiro sobre todo a los que menos tienen, y no hay que aplaudir las obligaciones, sólo reconocerlas. Sin embargo, si se ven los resultados completos encontrarán que el gran problema es que los pobres, aunque mejoraron, no fueron los que más recibieron. Nuevamente, los que más tienen, más obtuvieron en este proceso, por lo que es necesario revisar ahora los mecanismos de asignación de los recursos sociales para que se den a quien realmente los necesita. Algo es mejor que nada, y eso que ya nos habíamos acostumbrado a vivir con muy poco. Ya solo falta que el gobierno federal anuncie que debemos preocuparnos por administrar la riqueza.
Encuesta Vanguardia
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