Día Mundial de la Educación: Invertir en las Personas

Desde el día 6 de diciembre de 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero como Día Internacional de la Educación, en celebración delpapel que esta desempeña en la paz y el desarrollo.

Recién pasada esta fecha, vale la pena hacer un recordatorio a la intención que se promoviódurante el Día de la Educación este año: Invertir en las personas.

En educación existen básicamente dos modelos económicos que explican elcomportamiento de las inversiones que hace la gente en ella, estos son: El Modelo de Señales, que básicamente dice que una persona tiene habilidades natas o desarrolladas porsí misma y que lo único que hacen las instituciones educativas es proveer de señales, en laforma de credenciales académicas, que validan ante la sociedad estas habilidades para esapersona y le suman valor mediante esas señales; y el más aceptado Modelo de Capital Humano, en el que las inversiones en educación, significan para las personas el desarrollode nuevos conocimientos y habilidades que le suman valor como profesional en unmercado laboral que demanda conocimientos y habilidades de alto nivel.

El modelo de Capital Humano requiere como elemento fundamental la inversión en laspersonas, esto es, invertir en la oferta primero, es decir, en buenas escuelas coninfraestructura adecuada y programas educativos de calidad, en formación de docentes dealta calidad con habilidades cruciales para los procesos de enseñanza-aprendizaje, en eldesarrollo de modelos educativos adecuados a los contextos regionales... en resumen,invertir en buenos sistemas de educación.

Por otro lado, requiere que se hagan inversiones desde el lado de la demanda, es decir, quelas personas inviertan en su educación en estos sistemas de educación, esto nonecesariamente significa invertir dinero, pero sí es necesario que inviertan su tiempo, y elcosto de oportunidad, es decir, el dinero que no ganan por estudiar durante ese tiempo tieneque ser menor que los retornos sobre esa inversión en sus estudios.

Esto último es lo que vuelve complejas las inversiones en educación desde el lado de lademanda. Una primera consideración es que quien más dinero tiene, tendrá más opciones. Las familias con mayores ingresos y riqueza tienen la oportunidad de seleccionar en cuáles sistemas de educación desean invertir el tiempo y dinero, para la mejor formaciónprofesional de las personas que la conforman y que estas tengan mayores ventajas en suingreso al mercado laboral.

En contraste, las familias más pobres estarán limitadas a las oportunidades de inversión queles sean costeables en términos de este costo-beneficio antes detallado. Es por ello, que invertir en la educación, también tiene que ser un compromiso de la sociedad y de losgobiernos, para subsidiar el costo de esas inversiones en educación en las familias encondiciones más desventajadas, como medio para la promoción de la equidad deoportunidades para el desarrollo personal. Las inversiones en sistemas públicos deeducación de calidad (oferta) y en becas, subsidios y otras transferencias de efectivo apersonas (demanda), condicionados o no condicionados, para la educación, son excelentesformas de invertir en infraestructura social para el bienestar, y deben ser vistas como partede las soluciones de mayor impacto para el desarrollo de una sociedad.

Es por lo anterior, que debemos unirnos como sociedad, en demandar más y mejoresinversiones en educación. Bajo el lema de “Invierte en las Personas”, este reciente Día de la Educación, nos recuerda de la relevancia de exigir gobiernos y sociedades comprometidascon las inversiones en capital humano como motor de desarrollo.

Le invito, amable persona lectora, a sumarse al compromiso de exigir a las personascolegas, colaboradoras, amigas, y con mayor énfasis, a las personas legisladoras yhacedoras de políticas y programas públicos, mayores y mejores inversiones en laeducación de las personas.