El valor del trabajo
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Arrancó el 2022 y, con él, una serie de cambios relevantes en muchos aspectos de la vida. Tal es el caso del aumento que recibe el salario mínimo general en nuestro País. Esta cantidad es determinada por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos que es una organización descentralizada y conformada por representantes de trabajadores, patrones y gobierno.
Para este año que comienza se estableció que el salario mínimo general pasará de 141.70 a 172.87 pesos diarios, mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte, la franja fronteriza al norte del País conformada por municipios de los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora y Baja California, cuyo reconocimiento se dio apenas en 2019, pasará de 213.39 a 260.34 pesos diarios. Así mismo, se informó de un incremento del 22 por ciento para todos los salarios mínimos profesionales, previstos en la Ley Federal del Trabajo.
Desde enero de 2019, el salario mínimo general ha ido recibiendo aumentos de, en promedio, 20 pesos diarios (de 88.36 a 102.68 pesos en 2019; de 102.68 a 123.22 pesos en 2020; de 123.22 a 141.70 pesos en 2021), pero en este 2022 el aumento será de 32.17 pesos respecto al año anterior. En el mismo periodo, el salario para la Zona Libre de la Frontera Norte ha recibido aumentos variados, siendo de casi 90 pesos en 2019 respecto al año anterior, en 10 pesos en 2020, en 30 pesos en 2021 y en casi 50 pesos para este 2022.
Estos datos deben ser analizados en comparación con los años anteriores al 2019. Para poner en perspectiva, en 1993 el salario mínimo era de apenas 14.27 pesos diarios. Además, su incremento anual era de apenas de dos a cuatro pesos por año. Es decir, que tuvieron que pasar veinticinco años (1993-2018) para pasar de 14.27 a 88.36 pesos. Esta cantidad es apenas la mitad de lo estipulado actualmente como un ingreso mínimo.
No cabe duda de que el 2019 fue el punto de inflexión a la hora de establecer el salario mínimo, no sólo por el gran aumento que se dio entre un año y otro, sino que también ha mantenido esa tendencia de crecimiento. Además, la creación de la Zona Libre de la Frontera Norte resulta muy favorable para quienes residen en uno de los 43 municipios que la conforman, pues el salario intenta acercarse al costo de vida que se tiene en esas áreas.
En 2022 veremos los salarios mínimos más altos en la historia reciente de nuestro país, pero esto no significa que sea una cantidad económica suficiente. De hecho, es una cantidad que, si lo llevamos al plano mensual, podemos darnos cuenta de lo corto que se queda. Una persona que gana el mínimo general obtendrá una remuneración mensual de 5 mil 186.10 pesos, algo que lo coloca, según las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en la clase baja. Esto lo aleja de la posibilidad de costear una alimentación suficiente, vestimenta, transporte, hogar, educación, ahorros u ocio, que también debería poder satisfacerse con un salario digno.
En ese sentido, es indispensable retomar el artículo 123, fracción VI, de la Constitución que establece que “el salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos”. Es decir, el salario mínimo no sólo debe cubrir las necesidades de la persona trabajadora, sino que debe establecerse en atención a garantizar las necesidades de quien trabaja, así como de su familia, especialmente si hay niñas, niños o adolescentes dependientes.
Al respecto, el Índice de Desarrollo Social de Evalúa estimó en 2020 que, en promedio, para satisfacer todas sus necesidades ya mencionadas, y por ende pertenecer a la clase media, se requieren de 16 mil pesos mensuales por persona. Estas cantidades se quedan muy lejos de los 5 mil 186.10 pesos que reciben el 13.3 por ciento de trabajadoras y trabajadores asalariados en México, aunque estos datos no incluyen a freelancers.
También es importante destacar que de quienes reciben el salario mínimo en México, el 42.8 por ciento son mujeres y el 36.8 por ciento son personas con 29 años o menos, es decir, “personas jóvenes”. Y según reconoció la propia Comisión Nacional de Salarios Mínimos, esta tendencia no es sólo un fenómeno nacional, sino que es una constante en todos los países del mundo.
Ahora bien, los escalones salariales no son tan marcados, sino que basta con ganar un salario mínimo y medio para comenzar a escapar de las estadísticas terribles de millones de trabajadores y trabajadoras en nuestro País. Tan es así que The New York Times retomó datos proporcionados por el Inegi, y destacó que el 60 por ciento de las personas trabajadoras no supera un ingreso mensual mayor a 8 mil pesos (clase baja) y solo el 37.2 por ciento se logra colocar en la clase media (el restante 2.8 por ciento es clase alta).
El salario representa una de las muchas formas de cuantificar el valor de tu trabajo. Pero definitivamente es la que más posibilidades brinda a las personas de sobrevivir, pues asegura el acceso a servicios básicos o a los medios para seguir creciendo, tales como la educación de calidad. El crecimiento en los salarios mínimos es una victoria de los trabajadores. No obstante, queda mucho camino por recorrer para garantizar unas condiciones laborales verdaderamente dignas en beneficio de todas y todos.
El autor es auxiliar
de investigación del Centro de Estudios Constitucionales Comparados de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos
de VANGUARDIA
y la Academia IDH