Gabinete agridulce (II): Manolo, una labor titánica en un entorno adverso
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Sólo hay dos gobernadores en la República Mexicana emanados de las filas del PRI, en Durango y aquí con la llegada al poder en la figura de Manolo Jiménez Salinas. Su labor va a ser titánica en un entorno adverso, lo anterior usted lo sabe, con base al presupuesto de amargura y odio que Andrés Manuel López Obrador siente por el Norte en general y por Coahuila en particular. Al gobernador Jiménez Salinas, ya apapachado como una figura que descuella a nivel nacional y apuntado para encabezar un movimiento de la llamada nueva política generacional dentro del PRI y otros partidos, su labor en el Estado será su carta de presentación rumbo a los comicios presidenciales del 2030. No hay duda.
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Por lo anterior, el gobernador está llamado a entregar las mejores cuentas de su historia en este Coahuila de frente al futuro y de espaldas al ostracismo, ignorancia y políticas retrógradas encarnadas en la figura mesiánica de AMLO y su corte de claques. El tamaño de los retos y las cartas en contra al “Cowboy Urbano” jamás le han preocupado. Es un norteño bien nacido y a los norteños de linaje escogido (un ejemplo de ello fue su abuelo, Luis Horacio Salinas) no nos asusta sembrar en el desierto. ¿Lluvia? Bienvenida si hay. ¿No lo hay? Eso jamás nos va a detener. ¿Esperar con la mano extendida y sentados en la hamaca, como nuestros hermanos sureños, la caída de una fruta y así llevarla a la boca? Para nosotros, imposible.
La riqueza se genera. La pobreza de hoy, los sabemos los norteños echados pa’ adelante, debemos trocarla en la riqueza de mañana. “Codos”, no pocas veces a los norteños, a los regiomontanos y a nosotros los coahuilenses, nos enderezan el anterior insulto: “codos”. Ser “codo”. Y “codo” viene de codicia, de avaricia y absolutamente no, no lo somos por un motivo: sabemos que el pan de hoy era un pedrusco, una roca ayer. La riqueza de hoy, ayer era pobreza, por eso sabemos amar, respetar cultivar este inmenso y bello desierto.
Dijo alguna vez el maestro Andrés Henestrosa, refiriéndose a los regiomontanos −hoy de capa caída, merced a un inoperante y virtual Samuel García−: “Quien sabe el esfuerzo que cuesta ganar el pan que sea del tamaño de su hambre, ni un mendrugo más, pero tampoco una migaja menos; maneja la riqueza como si fuera pobreza, que siempre se será pobre por muy abundante dinero que se tenga. Quien suda para ganarlo lo cuida, no por avaricia, ni por codicia”. Y el tren expreso llamado Manolo Jiménez Salinas no va a pedir permiso para pasar, no: simplemente pasará. No va a mendigar un peso de presupuesto al gobierno de AMLO, pero sí va a exigir voz en cuello lo que nos corresponde.
Entre el aforismo, la estampa, la reflexión y el poema en prosa, el poeta Antonio Deltoro escribió en su libro “Rumiantes y Fieras”: “El soberbio, durmiéndose a pleno sol, derrotado por la ley de gravedad de su sueño en plena jornada de trabajo, quisiera subir por su propio pie al cadalso y con soltura caer”. El éxito condujo a la soberbia a López Obrador, la soberbia lleva sin duda al fracaso.
ESQUINA-BAJAN
Educación y cultura, ¡gran combinación! De hecho, eso y nada más nos va a sacar del atolladero como país. Y para que eso suceda, hay algo sencillo por hacer: cada quien a lo suyo. El barrendero debe de barrer, la secretaria debe de guardar los secretos, el jardinero debe de cultivar flores, el profesor debe de enseñar lo mejor posible, el Ejecutivo (Manolo Jiménez) debe de ejecutar de la mejor manera sus acciones y plan de gobierno; el escritor debe de escribir... sí, nada nuevo, pero hoy pocos o nadie lo hace.
Cultura y educación: Esther Quintana Salinas y Emanuel Garza Fishburn. Ella, mi compañera de plana aquí en VANGUARDIA, mujer que sabe latín, como lo escribió Rosario Castellanos. Panista de ideas centradas, propias y de huella. Pongo en el comal ardiente mi mano por ella, mi admirada maestra: viene la mejor época de cultura. Y ojo, con esto no quiero decir que habrá sólo “eventos”, no; habrá restructuración, orden, respeto, formación de públicos, crecimiento integral, mejora de infraestructura, eliminación de criterios personales y favoritismos...
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Garza Fishburn. Hay un libro el cual releo siempre, es “El Valor de Educar”, de Fernando Savater, filósofo ibérico. Por cierto, este libro le fue pagado por... Elba Esther Gordillo. De hecho, yo tengo dos ediciones, la edición normal y el libro que regalaron a pasto en su momento los del SNTE en su colección “Diez para los Maestros”. De entre las decenas de ideas de Savater, al cual saludé en Guadalajara en la muy politizada FIL, éste deletrea: “No puede enseñarse nada si ni siquiera el maestro cree en la verdad de lo que enseña y en que verdaderamente importa saberlo”.
Emanuel Garza Fishburn, secretario de Educación, ¿cree de verdad en el tamaño y calado de su encomienda, cree en poder cambiar la inercia de la educación y a los poderosos y mañosos sindicatos locales y la mentalidad apocada de los profesores? Ya me acabé el espacio, mucho por explorar.
LETRAS MINÚSCULAS
“Permanecer sentados”, Kant decía que este era uno de los primeros y nada desdeñables logros de la escuela al enseñarlo a los niños. ¿Sindicatos sentados? Ja. Regresaré al tema recargado.
Encuesta Vanguardia
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