Hablemos de Dios 147: debemos de creer y sentir con la razón
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Al momento de escribir estas líneas, hay guerra. Hay guerras en el mundo, en plural. De hecho, siempre hay guerras activas. Y usted y yo vivimos de prestado y de milagro en este país siempre en guerra llamado México. Ucrania contra Rusia e Israel contra los hermanos musulmanes, al otro del lado del mundo, son sólo un reflejo de lo siguiente según leo un dato perturbador en la prensa de estos días aciagos: la humanidad ha vivido en paz solamente 268 de los últimos 3 mil 400 años.
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Así andamos. Y nos decimos civilizados. Nunca lo hemos sido del todo. Y usted lo sabe, cada vez que quiero entender el mundo en llamas de hoy, vuelvo a las o poetas. A la poesía. Sí, aquellos escribas y aedos que siempre traen la verdad en su palabra. Leo y releo entonces, un verso del gran poeta José Emilio Pacheco, el inmenso José Emilio Pacheco lo dice claramente:
La vida avanza gracias al conflicto.
La historia es el recuento de la discordia
Que no termina nunca.
Olvídese usted de una revolución de terciopelo. No hay transición de paja o sobre camino de seda y almidón. Lo que de verdad cambia al ser humano es “el zarpazo bestial” del ser humano, igual a una “dentellada”. Por lo anterior, los poetas siempre tienen la razón. Máxime cuando habla uno de los mejores de Hispanoamérica, José Emilio Pacheco.
Los anteriores versos son de su poema “Las jaulas”. Líneas, sólo líneas atrás el poeta advierte: “El gran tema del mundo es la venganza”. ¿Lo notó ya señor lector? Y el sentimiento de ira, rencor, celos y venganza es lo que anima a la Biblia y a sus primeros personajes. Claro, también el miedo: Adán y Eva tuvieron “miedo” de que Jehová los viese desnudos (Génesis 3. 1-24). Pero la ira y venganza entre cristianos, judíos, católicos o musulmanes; es lo mismo de siempre. No hemos avanzado nada desde tiempos antiguos (sean bíblicos o no). El ayer es hoy.
Escribo estas líneas justo en los días en su que se cumple una semana de la guerra entre hermanos judíos y musulmanes, en la llamada Franja de Gaza. Este día se reportan más de 2 mil 200 muertos, incluyendo más de 700 menores de edad. Sí, una carnicería. Pero insisto, ¿de qué lado está peleando Dios o Alá? Pues se lo repito es lo que yo creo y no quiero convencer a nadie: no pelea de ningún lado. Simple y sencillamente, Dios y Alá “ni fu ni fa” en este conflicto entre humanos.
Leer El Corán es como leer la Biblia. Leer la Biblia es como leer El Corán. Can variantes claro, pero básicamente lo mismo. Usted también lo sabe: el café, bebida arábiga, tiene tanta influencia en nuestra historia compartida, que en “Las Mil y una noches”, ese otro Corán de oriente, al deleitarse con su infusión en una noche, se cuenta que el profeta Mahoma recuperó tal vigor y audacia, que desarmó él sólo a 40 hombres y claro, pudo hacer “felices” a 40 mujeres (número cabalístico por excelencia en la Biblia y el Corán). Caramba, un semental este profeta.
Por la guerra que se desata aún en “Tierra Santa”, de santa no tiene nada, en fin; es necesario como le he repetido aquí infinidad de veces: debemos de creer y sentir con la razón, no con el corazón de los torpes sentimientos. Avanzamos: si vamos a creer con el “corazón” como dicen miles de cristianos en sus Templos y esperan su Reino con cantos y pandero, pero sin pizca de voluntad propia para cambiar esto, entonces hay que creer en la Biblia y el Corán, pregunta ¿los asesinos, los kamikazes se van a ir al cielo? Le tengo una respuesta de miedo señor lector: sí.
ESQUINA-BAJAN
Horas antes de morir, Jesús les aseguró a sus discípulos, a sus apóstoles fieles, que estarían con él en el Reino celestial si creían (Lucas 22: 28-30). Y un poco más tarde, al ratero y malvado que crucificaron a su lado, no obstante ser un criminal, igual, le perdonó todo y se lo llevó al cielo en sus hombros (Lucas 23.43). Dice el Corán: “Creed en Dios y en su apóstol, combatid en el sendero de Dios, haced el sacrificio de vuestros bienes y de vuestras personas; esto os será más ventajoso... Dios os perdonará vuestras ofensas, os introducirá en los jardines regados por corrientes de agua...” (Corán. Sura LXI. 1-12). Si usted cree, pues haga lo que haga (no importan sus acciones, como la de los suicidas musulmanes) usted está salvado por la “gracia” de Dios y Alá.
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Así de sencillo.
¿Lo notó verdad? Es básicamente lo mismo: todos van a ir al cielo con todo y zapatos. Los dos libros sagrados lo dicen a la letra. Avivemos las llamas de la polémica: lea usted el siguiente sura (verso), de decenas que hay en el Corán: “Grande es el odio de Dios contra los que no dicen lo que hacen”. Hay otras maneras de seguir crucificando a Jesucristo y de no cree en Dios: esperar a que éste “baje” de su trono dorado para solucionar las guerras en la tierra: Ucrania, Rusia, Israel, Somalia, Haití, Nicaragua, México... Lo dijo Juan Arias: Dios no sirve para los días de miedo, guerras y combates. Sólo sirve para darle gracias en los días de alegría y felicidad.
LETRAS MINÚSCULAS
“No hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta”. El Corán. “Yo soy Jehová tu Dios...” La Biblia. ¿Ve usted alguna diferencia? Es el mismo Dios.
Encuesta Vanguardia
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