Hablemos de Dios 146: ¿qué papel juega en las guerras en el mundo?

Opinión
/ 21 octubre 2023

¿Existe Dios? al parecer, no. Y sí. No hay contradicción de por medio. Justo el sábado pasado hablamos de ello, de la existencia de Dios con base en el presupuesto del sabio Hans Kung en una obra portentosa y perturbadora a la cual apenas le estoy poniendo lectura y atención. ¿Existe Dios o reina su majestad la muerte y el mal? De acuerdo con los últimos acontecimientos en el mundo, reina el mal y la muerte. En la guerra del medio oriente entre Palestina e Israel, ¿de qué lado está pelando Dios o Alá? ¿Es el mismo Dios, es la misma deidad o estamos hablando de dioses diferentes? Entonces, repito la pregunta ¿de qué lado está peleando el Dios verdadero?

Sin duda, la respuesta es rápida y certera: Dios no tiene nada qué ver con esta guerra entre hermanos. Es guerra y batalla de muerte entre hombres, no entre dioses ni dioses peleando codo con codo con algún bando en pugna: judíos contra musulmanes. Y claro, es cuando entonces uno se pregunta ¿De existir, dónde está Dios? Dónde queda entonces esa muletilla ubicua que todo mundo dice por decir: “bendecida semana”, “bendiciones”, “Dios te ama” y demás cosas bien intencionadas, pero en el mundo real si no se acompañan con algo más que palabras, son letra muerta.

Escribo estas letras mientras ya van días de guerra en la llamada Franja de Gaza. En una guerra usted lo sabe, no hay vencedores ni vencidos: todo mundo pierde. El conflicto palestino-israelí hoy llegó a la sangre y a la guerra vía la mano de un grupo extremista musulmán, Hamas. ¿Jerusalén ciudad santa? Pues fue en el pasado bíblico remoto. Hoy nada de eso se cumple. Se diputan la ciudad, el país, el territorio ocupado y es imposible saber en qué va a parar aquello. Hamas, los musulmanes extremistas, controlan la franja desde Gaza desde 2007 y siempre ha prometido destruir a Israel.

¿Y hoy Israel luego de los fatídicos acontecimientos qué ha dicho, ha puesto la otra mejilla para ser abofeteados, como lo dice Jesucristo en los Evangelios? Textual, su Gobierno liderado por Benjamín Netanyahu, respondió: “La hora de razonar con los salvajes ha terminado”. ¿Lo nota? ¿Quién es más salvaje, los judíos o los musulmanes? ¿Y qué papel está jugando el “representante” de Dios en la tierra; el autollamado “representante” (como si Dios necesitara representantes, en fin, pura farsa) católico, el “Papa Francisco”? Pues está abrigado y tomando té en su sitio, el Vaticano. Y claro, se pronunció al respecto: “que los ataques de las armas se termine, por favor”. Jaja. ¿Eso fue todo? Sí, eso fue todo. Me recuerda la frase célebre de Andrés Manuel López Obrador al dejar el territorio mexicano en manos de los criminales: “abrazos y no balazos”. Tan tibio e inútil uno como el otro. Y por eso ambos esperemos, estén fuera de la gloria de Dios en su momento. Sí, es aquello de ser hombres, no payasos. O se es frío o caliente. A los tibios, usted lo sabe, Dios los expulsa y los vomita: es decir, ni Dios los quiere: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente... Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. (Apocalipsis 3: 15 y 16). Creo por lo anterior, ya nadie cree en el catolicismo, siempre de capa caída, siempre tibios, siempre encerrados en su casulla y oliendo a mirra e incienso. No apuestan nada y por eso pierden fieles a granel.

ESQUINA-BAJAN

¿Cómo o de qué manera mediar entre estos dos pueblos hermanos los cuales destilan odio e ira? Realmente es imposible. En 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas (la FIFA y su balón redondo para entretener a las masas de paludos e iletrados, tiene más agremiados que la ONU, en fin) definió la repartición del territorio que ambos pueblos reclaman como suyo: 55% para los hermanos judíos y 45% para los hermanos musulmanes.

Nadie está contento con dicha resolución y por eso el territorio en disputa y la guerra fratricida. Los israelitas, hijos de Isaac: los musulmanes, hijos de Ismael y claro, dispuestos a inmolarse para recibir todas las bendiciones prometidas a ellos en el Corán, su libro sagrado. Entre ellas, un paraíso con hartas señoritas de buen ver. No es broma, ésta y no otra es una de sus principales promesas para la vida eterna. Lo anterior usted lo puede leer en la Biblia (cristiana o católica, es la misma básicamente), en Génesis, capítulos 15 al 22.

Ya tenemos dos “dioses” en pugna: el Dios de Abraham y Alá de los musulmanes. ¿Y el tercero, el Dios de los católicos, es de palo y roca; estatua huera solamente? Según los dichos del Papa Francisco, sí. Lo anterior me ha recordado aquellos viejos versos de una canción de protesta de los años ochenta del siglo pasado: “No, no basta rezar/ hacen falta muchas cosas para conseguir la paz...”

Le repito algunas de las preguntas que nos hace el filósofo y teólogo Hans Küng: “¿No está el cristianismo en las últimas? ¿No se ha terminado la fe en Dios? ¿Tiene aún futuro la religión? ¿No hay moral también sin religión? ¿No se ha generado la religión de la magia?” Es intrascendente quien vaya “ganando” o bien, quién gane. Pero vea usted la bestialidad de la violencia (el video de la alemana Shani Louk, exhibida como trofeo de guerra). ¿Dónde está Dios? insisto...

LETRAS MINÚSCULAS

En su trono, sin nada qué temer y menos preocupado por cosas terrenas. Cosas de hombres no de dioses.

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