La envidia es mutua, aunque no lo queramos admitir, que si acusamos a alguien de envidia es porque reconocemos esa envidia en nosotros

Opinión
/ 8 diciembre 2024

La envidia se define como tristeza o pesar ante el bien ajeno. La emulación o el deseo de algo que no se posee. Es una emoción tóxica que surge cuando una persona percibe una desigualdad entre lo que tiene uno y lo que posee otra. La Biblia dice que es un anhelo egoísta y destructivo que busca menospreciar los logros y posesiones de los demás. Se dice que el origen de la envidia se halla en temas de autoestima, autocrítica, comparaciones, miedos y felicidad.

He visto, leído y escuchado reclamos de personas que se consideran envidiados por otras. Frases como, “Antes de criticarme, intenta superarme.” Es buena frase para provocar competencia y rivalidad (contexto en el cual ha sido usado), pero hay algo más profundo. La crítica o el desprecio es difícil de gestionar. Y ciertamente si nos sentimos atacados solemos buscar un punto débil en el contrincante. No son situaciones fáciles. Y a veces es verdad que en ciertos momentos hemos caído y quedado por debajo de nuestras metas. Entonces, contraatacamos y parece que ahora nosotros somos los que padecemos de envidia.

Me he preguntado muchas veces de qué nos sirve usar de escudo la sospecha de que alguien nos envidia. “Es que me envidian, entonces me va mal.” Creo que te va igual que siempre, solo que tu enfoque está en lo que crees que otros piensan y no en los logros propios.

Es verdad que algunas personas, por sus razones, no nos invitarán a sus fiestas y presumirán de ser más que nosotros. Así es, ha sido y siempre será.

Estoy bastante convencida de que la persona que se queja de ser envidiada es una persona que envidia. Es el concepto de proyección para principiantes. Lo que vemos afuera, es lo que somos. Eso suena muy duro, pero así funciona.

En un momento una amiga muy querida me dijo directamente que me envidiaba. Me sorprendió. Me dijo que envidiaba mi inteligencia y mi rapidez. Le miré a los ojos y le dije que yo también le envidiaba; su talento, su sabiduría, su productividad. Me dio gusto poder compartir nuestra mutua envidia.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM