Cuando el destino nos alcance

Politicón
/ 19 diciembre 2019
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¿Cuántas veces el mundo ha cambiado frente a los ojos de la humanidad? ¿Cuántas veces los individuos hemos dejado de comprender lo que nos rodea y lo que sucede, sin poder aportar respuestas? Muchas veces en la historia. En variadas ocasiones las estructuras de pensamiento, institucionales, sociales, políticas, económicas, cambian de forma tan radical que nuestras viejas formas de entender el mundo dejan de funcionar. Sólo los más jóvenes, aquellos que son dueños de ese nuevo mundo, pueden decirnos qué es lo que está sucediendo. Sólo los que viven en la "modernidad" y vienen de ella. Sólo aquellos que tienen en las manos, en la punta de los dedos, el sentido de lo nuevo. De aquello, que para los que pertenecemos al "pasado", ya no es asequible, entendible.

Quien no esté dispuesto a entender esto, no está dispuesto a entender nada. Se quedará estancado entre la nostalgia y la ansiedad; entre el recuerdo y el deseo, entre la desesperación y la añoranza.

El mundo de hoy es distinto al de ayer y, sin lugar a dudas, será radicalmente distinto al de mañana. Lo he dicho con insistencia en otras ocasiones, no estamos ante cambios en nuestra era, sino ante un cambio de era. Las formas de comunicación, la educación, las relaciones laborales, las relaciones personales, nuestro trato con la naturaleza, la mezcla entre distintas nacionalidades, el rompimiento de fronteras, todo ello, ha cambiado y, sólo, los gobiernos, esas instituciones ya anquilosadas, viejas y en ruinas que siguen milagrosamente erguidas en nuestras ciudades, son las únicas que se niegan a comprenderlo ganando votos con aquellos que se niegan a entenderlo por igual. Y ese, ese, sí es el problema. Ser guiados por ciegos voluntarios o por mentes anacrónicas que se rehúsan a comprender las necesidades de un presente radicalmente distinto, con requerimientos e intereses que ni siquiera encuentran un empaque conceptual en esas mentes decimonónicas que gobiernan un mundo distinto.

Pienso la forma en la que fue derrocada la Iglesia en las guerras de reforma; pienso en la revolución francesa que terminó con una forma milenaria de gobierno, pienso también en la americana que rompió paradigmas estructurales e institucionales, en tantos episodios de nuestra historia que pudieron haberse resuelto sin armas, sin guerra y sin sangre, si no se hubieran aferrado los hombres de poder a no escuchar nuevas formas de comprender el mundo. Si no se hubieran aferrado a un statu quo, a una idea, a una forma. En fin, si hubieran escuchado que se tiene que cambiar.

Un día, más pronto de lo que pensamos, enfrentaremos ese destino que nos está esperando. Un destino que puede ser tan desolador como encantador, dependiendo de las decisiones que logremos tomar en estos tiempos y saber leer que algunos ya no comprendemos y dejar decidir a quienes forman parte de las nuevas soluciones. Los jóvenes están hablando en todos los frentes, los jóvenes están avanzando como avanza al mundo, mientras otros, tratan de detener una volandera sin freno.

Hay lugares en el mundo que comienzan a comprenderlo, otras latitudes como Finlandia, Ucrania, en algún sentido también Canadá, donde hacen la apuesta sin riesgo, elegir presidentes de 34, 35 y 42 años. Aquella juventud que ahora, más que nunca, es necesaria para regir y cambiar a las naciones del mundo. José Francisco Ruiz Massieu solía decir: "En política, quien apuesta por los jóvenes nunca se equivoca". Ahora, más que nunca, esa frase se hace válida y cierta. Dejemos de pensar el presente en términos del siglo pasado, comencemos a comprenderlo en términos del siglo que está por venir.

Nació en Acapulco, Guerrero, el 7 de agosto de 1946. Realizó sus estudios profesionales en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México de la UNAM, obteniendo el título de Licenciado en Derecho el 17 de agosto de 1970. Tiene 13 años en la Administración Pública, Federal y Estatal, lapso en el cual desempeñó diversos cargos como son: Director General de Asuntos Jurídicos del Gobierno del Estado de Guerrero, Director Jurídico de la Administración del Patrimonio de la Beneficencia Pública, Director de Normatividad y Control de la Dirección General de Adquisiciones, Director de Legislación y Consulta de la Dirección General de Asuntos Jurídicos, todos de la Secretaria de Salud, y Secretario de Finanzas del Gobierno del Estado de Guerrero. Ha sido académico y catedrático de las Universidades Americana de Acapulco, Anáhuac del Sur, Iberoamericana, ITAM, Escuela Libre de Derecho e Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, además ha participado como expositor y conferencista en instituciones Públicas y Privadas y como representante de México en Foros Internacionales. Asimismo ha participado en diversos trabajos legislativos de los que han resultado importantes reformas a Leyes relacionadas con la Administración de Justicia. Ha publicado diversos libros y participado en revistas. Su actividad en este Tribunal ha sido de 31 años, inició en 1966 como Archivista “G” Transitorio del Archivo Judicial, Taquígrafo “F”, Secretario del Ramo Penal en el Juzgado Primero Mixto de Paz ocupando diversos puestos administrativos hasta el año de 1969 que fue designado Juez “A” de Paz de Cuautepec Barrio Bajo. Después ocupó los cargos de Juez Décimo Quinto Mixto de Paz del Partido Judicial de México Distrito Federal, Magistrado Numerario (1993-1999), y Magistrado de la Primera Sala Civil de 2003 al 2007. Ocupó el cargo de Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de Judicatura del Distrito Federal, actualmente es embajador de México en los Países Bajos.

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