En homenaje a Miguel León Portilla
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El martes 1 de octubre la Universidad Nacional Autónoma de México informó del fallecimiento de Miguel León Portilla, sin duda el historiador más importante que ha dado nuestro país, un apasionado mexicano, a quien no le bastó la tarea de simplemente hilar los hechos que tejen la historia de nuestra nación, y dedicó su vida y obra en adentrarse hasta lo más hondo en las raíces de nuestra mexicanidad para llegar al entendimiento del pensamiento y la cultura de los antiguos habitantes de esta su tierra.
Difícil tarea la que emprendió Miguel León Portilla, impregnado del pensamiento occidental en la que hemos sido formados, tratar de entender el mundo indígena, un mundo que fue acallado siglos atrás, y desvelar su riqueza, para descubrir nuestra identidad.
Un hombre que predicaba que "la historia no es un lujo sino una necesidad", una necesidad del alma de los pueblos que han de conocer de dónde vienen para saber a dónde han de dirigir sus pasos.
León Portilla nació en la Ciudad de México, la antigua Tenochtitlán, el 22 de febrero de 1926. En una entrevista de años atrás, narra cómo desde la primaria descubrió su inquietud por el estudio de la historia.
Cursó sus primeros estudios en Guadalajara, Jalisco, y en Los Ángeles, California. Se doctoró en filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM con la tesis La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, publicada en 1959 y traducida a media docena de idiomas.
Su vida profesional se desenvolvió dentro de la UNAM, como profesor en la Facultad de Filosofía y Letras desde 1957 y director del Instituto de Investigaciones Históricas, además de Investigador Emérito del mencionado instituto.
El 9 de diciembre de 1970 fue electo e ingresó a El Colegio Nacional el 23 de marzo de 1971. Su conferencia inaugural, La historia y los historiadores en el México antiguo, fue contestada por Agustín Yáñez.
Autor de múltiples obras, entre las más destacadas figuran La visión de los vencidos, publicada en 1959, en la que recopila fragmentos sobre la visión náhuatl de la conquista española, en tres partes: Antes de que llegaran los españoles, La marcha de los españoles hacia Tenochtitlan y Los españoles en Tenochtitlan. Sobre los orígenes de esta obra, el autor —en una entrevista al arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma— nos dice nace de otro vacío: "Pensé que era impresionante que tuviéramos los relatos en español de Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Tapia y en cambio desconociéramos la perspectiva indígena".
También Quince poetas de mundo náhuatl, una recopilación de poesía y cantos en náhuatl, en la que para mayor profundidad nos refiere datos biográficos de cada uno de los poetas y el contexto social en que escribieron su obra.
Un libro particularmente interesante en mi opinión, el que publicó en 2010 en el marco de la celebración del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, Independencia, reforma, revolución, ¿y los indios qué? En esta obra reflexiona sobre estos trascendentes momentos que definieron el devenir histórico del país y escaso beneficio que han dejado a nuestras comunidades indígenas. Una realidad latente.
La trascendencia de su obra se ve reflejada en el cúmulo de reconocimientos recibidos a lo largo de su vida en México y en el extranjero. Entre otros, el Premio Elías Sourasky, el Premio Nacional de Ciencias Sociales, Historia y Filosofía, en 1981; el Premio Universidad Nacional, en 1994; la Medalla Belisario Domínguez, en 1995, y el Premio Menéndez Pelayo, en el 2001, además de un número importante de doctorados honoris causa por universidades nacionales, de los Estados Unidos de Norteamérica, América Latina y Europa.
Después de 93 años de juventud acumulada, como el mismo decía, siempre afable, siempre sonriente, descanse en paz Miguel León Portilla.
Twitter: @margaritablunar