Migrantes, los peregrinos del nuevo milenio
Ahora son hondureños, pero hubo épocas en los que la mayoría eran mexicanos. A Europa llegan de África y Europa del Este. En América, la dirección es “el Norte”
Hace frío. Seis sombras se proyectan en las piedras junto a las vías del tren. Tres son más pequeñas que las otras, se mueven rápido, corren, brincan, dan vuelta al fuego.
Una fogata rompe la imagen cotidiana de este lugar de tránsito. Es la salida del municipio de Allende que conecta con el de Villa Unión, al norte de Coahuila. En el paso del tren una familia improvisa un campamento, y uno de los hombres aprovecha para pedir monedas a quienes hacen alto al cruzar las vías.
Un hombre anónimo dice que viaja con su hermano y su cuñada, además de sus tres sobrinos. Llevan 30 días de viaje, desde el día que salieron de Honduras con destino a algún lugar en Estados Unidos. Hoy (puede ser cualquier día) decidieron detenerse, antes de que caiga la noche. Esperan dejar México mañana.
Los niños no se preocupan. Gritan y se emocionan con los extraños. Para ellos es natural no tener una habitación, una casa con vecinos o una televisión que mirar. Llevan consigo unos peluches llenos de manchas, los abrazan. Intentan imitar a su madre y a su padre y atizan el fuego. Mañana ya no estarán aquí.
No queda más que desearles un buen viaje. Tengan cuidado. Sigan Unidos. Protéjanse.
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