Sin visos de recesión
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Un coctel interesante de indicadores económicos nos ofreció el INEGI la semana pasada, los cuales nos permiten observar de una manera más específica la coyuntura de la actividad económica del país, que nos permita tratar de anticipar lo que viene. Todo ello, a raíz de la inminente recesión que tarde o temprano terminará afectándonos una vez que se instale en la economía estadounidense.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la tasa de desocupación correspondiente a marzo se ubicó en 2.4% confirmando una trayectoria constante a la baja desde ya algunos meses. Esta cifra se compara favorablemente con el 3% registrado en marzo del 2022 y el 2.7% que se observó en febrero. El mercado laboral se mantiene relativamente fuerte, dado su contexto particular en el que opera.
Otro dato que llama la atención es el reporte para el mes de marzo de la Inversión Fija Bruta, que tuvo un crecimiento a tasa anual de 12.4% y una variación mensual de 1.9%. Es posible apreciar cómo después de la parte álgida de la pandemia, este indicador mostró una clara y marcada tendencia hacia al alza. Ciertamente aún no se supera el nivel previo a la pandemia, pero tal parece que ni las amenazas de recesión, ni el clima de incertidumbre y hostilidad le han afectado hasta ahora. Veremos qué mas tanto pueda aguantar a este ritmo, porque tarde o temprano esto tendrá que revertirse.
Sin embargo, cuando entramos a los indicadores de consumo, parece que estamos observando otra realidad o nos ubicamos en otra dimensión diferente. El Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior (IMCPMI) correspondiente a febrero retrocedió 0.4% respecto a enero. Aun cuando a tasa anual se expandió 3.5%, ya empiezan a encenderse las señales de alarma, pues en su trayectoria se observa una tendencia de estancamiento en los últimos tres meses. Una posible causa de ello me parece tiene que ver si o si, con la pérdida del poder de compra que está provocando la persistente e incómoda inflación que estamos padeciendo.
Por último, en el Indicador de Confianza de Consumidor (ICC), el INEGI reportó que, para el mes de abril, hubo un retroceso de 0.3 frente al mes previo y un aumento marginal de 0.2 unidades frente al registrado en abril del 2022. El nivel registrado del ICC fue de 44.1, lo que evidencia que persiste un clima de pesimismo entre los consumidores, y lo peor de todo, es que las últimas dos observaciones empiezan a mostrar un estancamiento, luego de haberse observado una tendencia claramente al alza desde la segunda parte del año pasado.
Será necesario dar un seguimiento puntual a estos indicadores de coyuntura y estar atentos al momento de quiebre, cuando ya nos empiecen a evidenciar una posible recesión. Esa misma de la que tanto se dice, pero no sabemos con exactitud cuándo y de qué tamaño será
Guillermo Garza de la Fuente
Economista y catedrático de la Universidad La Salle Saltillo
Encuesta Vanguardia
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