Un largo camino: el legado cultural y social de Magda Briones en La Laguna
Para los habitantes de una región como la de la Comarca Lagunera no es fácil la vida. Los “vencedores del desierto” –quisiera entender mejor lo que esto significa– tienen que vencer la carencia de agua y su mala calidad; ser tan vulnerables cuando arrecian las lluvias o cuando se sufre de las tormentas de arena.
Lo cierto es que los laguneros tienen ya décadas de entrar en diálogo para corregir el rumbo de su patrón económico que ha ido devastando sus recursos, iniciando por la fiebre del algodón y luego la sobreexplotación de sus acuíferos para la producción de lácteos.
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Una situación particularmente dañina fue el embasamiento de agua de su cuenca. Esta región sigue siendo considerada como una de las más contaminadas ambientalmente en el planeta.
Y allí vivió y fue la mayor activista para frenar el embasamiento de agua y luego para enfrentar la presencia de arsénico en el agua de consumo por la sobreexplotación de los acuíferos a causa de los estableros, la gran mujer que fue María Magdalena Briones Navarro, conocida como Magda Briones, quien dejó un gran legado no sólo como presidenta honorífica de la Fundación Jimulco A.C., asociación establecida en 2009 para resguardar la natura del territorio en Torreón −que podría ofrecer agua para sus habitantes en el futuro−, sino por su presencia y acciones culturales.
En la Comarca Lagunera existen esfuerzos serios por parte de la sociedad civil para el fortalecimiento y conservación del medio ambiente. BIODESERT es una de ellas, asociación civil que inició sus actividades en 1999. Por otro lado, fue a principios del siglo 21 que se incorporó el empresariado lagunero a la protección ambiental a través de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra); hecho inusual, dado el imaginario de que los industriales operan en contra de la naturaleza.
Así las cosas. Los laguneros saben trabajar juntos a favor de la biodiversidad de su territorio. El próximo miércoles estaré visitando a mis entrañables amigos de Torreón, Coahuila, y Gómez Palacio, Durango, para tener una reunión en torno a la decisión de la autoridad municipal de Torreón a partir de una propuesta de cientos de personas muy representativas de la sociedad para que el centro cultural, que será inaugurado antes de que concluya la presente gestión administrativa, lleve el nombre de la notable ambientalista lagunera.
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La maestra Magda Briones no sólo fue el ícono medioambiental en la Laguna, fue también la persona más importante en la promoción cultural regional. Gran bailarina, dramaturga, actriz y pintora, nacida en 1926 en la ciudad de Durango y avecindada en Torreón desde que tenía dos años, dado que su madre, doña Cuquita Navarro, era originaria de esta última ciudad. Fue la primera directora de cultura de Torreón. Pionera en temas culturales y ambientales que dejó un legado de más de siete mil libros especializados, además de obras artísticas que muy bien podrían ser parte de un centro cultural. Además, se cuenta con algunos trajes de danza que utilizó en sus tiempos de bailarina y con fotografías que dan cuenta de la historia de la “Maja Mexicana”.
Dar el nombre de Magda Briones al más importante centro cultural que habrá en Torreón, Coahuila, sería un acto de justicia, aunque de inicio me alegra que la sala de exposiciones de este centro honrará su memoria. Puedo decir que no he conocido un ser humano tan maravilloso como ella, quien el día que cumplió 95 años brindó una conferencia a un grupo de cien jóvenes artistas plásticos instándolos a defender su vocación. Aunque ya no está en el plano terrestre, permanece en muchos su vitalidad, inteligencia y compromiso social.
Encuesta Vanguardia
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