Las playas del Caribe, moribundas ante el desarrollo inmobiliario
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En una visita rápida el miércoles pasado a Playa del Carmen, Quintana Roo, observé que se hacían los últimos arreglos de la carretera de Cancún a ese municipio porque, seguramente, las autoridades locales estaban a la espera del presidente López Obrador, luego de su quinto informe. La economía del país está moribunda y ahora con anuncios, como los de elevar un 25 por ciento la pensión a 12 millones de adultos mayores desde el próximo año, me pregunto qué hará la persona que lo suceda en el cargo para solventar los montos financieros que surgieron en la política pública de este sexenio.
Me agrada mucho más que se beneficie a adultos mayores a que se beque a jóvenes que no están desarrollando lo solicitado a la par de empresas que dicen emplearlos.
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En Playa del Carmen conocí al empresario yucateco Karim Soto, quien rodeado de un grupo de personas quintanarroenses recordó la invasión de hoteles extranjeros que sufrió Tulum, que aniquiló la vida sosegada del lugar y ha ido arruinando la belleza escénica de lo que fue un paraíso. “Ya el mar no tiene color azul turquesa, y el sargazo es un problema que no se podrá erradicar, las playas del Caribe están moribundas”.
Desde el 2021 se ha vivido el boom inmobiliario en propiedades de Yucatán, iniciando por Mérida, su capital, que goza de un clima de seguridad y tiene agua suficiente para lo que resta de este siglo; también las playas yucatecas están siendo muy demandadas. Los principales compradores son nuevoleoneses y no dudo que coahuilenses y otros norteños.
Finalmente, más temprano que tarde, las playas menos conocidas de la península de Yucatán serán invadidas desarrollándose productos inmobiliarios que requerirán servicios de drenaje, cuyos ductos se desfogarán en el mar y lo harán morir.
Me enteré, en la nota “Carrillo Puerto tiene ventana al mar” del periodista Jesús Caamal, de que la ciudad de Carrillo Puerto tendrá su propia playa a merced de la deforestación de manglares cercanos de la reserva de la biosfera de Sian Ka’an. El banderazo lo dieron la gobernadora Mara Lezama y la alcaldesa Mary Hernández. “Después de décadas sin poder disfrutar de decenas de kilómetros de playas vírgenes en la zona maya...”, se lee en la nota, no se considera en ningún momento si hubo trabajos de manifestación de impacto ambiental y los correspondientes permisos para devastar los manglares.
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Por más que se asegure que en los 55 kilómetros de intervención será cuidadosa de todos los protocolos para cuidar el suelo, flora y fauna... “Puerta del Mar” es el nombre del proyecto que se concluirá en diciembre de este año con un costo de 570 millones de pesos, inversión de los tres niveles de gobierno. De los 55 kilómetros, 22 serán pavimentados y tendrán siete metros de ancho para dos carriles. Los restantes kilómetros serán de camino artesanal con cinco kilómetros de ancho.
Esta intervención será el principio de una enorme especulación en la que los ejidatarios inmobiliarios serán acosados por vendedores y revendedores de la tierra. Carrillo Puerto aún conserva la poderosa raíz maya, pero también contiene pobreza. Será muy lastimoso que el modelo turístico vigente siga marginando a la población originaria local. Esto no conlleva a un desarrollo horizontal de los carrilloportenses.
El asunto es que todos los emprendimientos inmobiliarios en las playas de la península de Yucatán están destinados a desaparecer por el aumento del nivel del mar, que será una respuesta rotunda de la naturaleza a las ambiciones humanas en su intento de manejarla y hacer negocio con ella.