‘Un soldado menos’
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Su canto enfatizaba la importancia de vivir en el presente y disfrutar de cada momento, debido a que el pasado ya no existe y el futuro es incierto. Por lo tanto, el único momento real es el ahora.
Creía que la verdadera felicidad no se encontraba en las posesiones materiales ni en logros externos, sino en la paz interior y la conexión con uno mismo, esa que reconoce la belleza en las pequeñas cosas y en estar en armonía consigo mismo.
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La gratitud la consideraba como una forma de encontrar satisfacción en la vida, por ello animaba a las personas a que agradeciesen por sus haberes en lugar de lamentarse por lo que les falta.
Sostenía que la conveniencia de amar y ser amados para ser plenos. También hacía hincapié en la empatía y la compasión hacia los demás como una forma de construir relaciones significativas.
Creía que la verdadera libertad radicaba en la capacidad de ser uno mismo sin miedo al juicio de los demás. Abogaba por liberarse de las expectativas y presiones sociales.
Insistía en que era una obligación buscar la verdad dentro de uno mismo mediante la reflexión y la introspección.
Para este poeta las pequeñas acciones y gestos de bondad tenían un impacto profundo en el mundo y consideraba que cada acto de amor y compasión contribuía a hacer del mundo un lugar mejor.
Me refiero a Facundo Cabral, el contador de historias, quien fuese asesinado hace 12 años.
APASIONADO
En 1996, la UNESCO lo declaró “Mensajero Mundial de la Paz”, pero irónicamente fue en ese fatídico 9 de julio que la hija del diablo, la fría violencia, esa (la mismísima realidad sangrante que en las calles de México hoy continuamos respirando) centró su maldad, su perversidad, en aniquilar físicamente al trovador, a ese heraldo del amor y la libertad, a Facundo Cabral, ese argentino, mexicano, chileno, guatemalteco, colombiano, ese caminante, ese hombre con visa de todas las nacionalidades y corazones de América, ese enamorado por la vida que con su canto de esperanza todos los días le echaba una mano a Dios.
Su cuerpo fue abatido, pero sus ideas no lo fueron; tampoco su humor, su poesía ni sus oraciones por la vida. Su valiente denuncia contra la injusticia, la esclavitud, la inequidad y el abuso por parte de gobiernos, políticos y otros poderosos perversos, inhumanos y farsantes, sigue intacta. Porque ninguna maldad en el mundo será capaz de silenciar el canto del amor, de la libertad y de la esperanza.
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En un tiempo el cáncer no pudo hacer lo que el odio y lo que esas malditas balas le hicieron a Facundo, a este hombre que aún canta: “En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo, y esto es tan cierto que el paraíso no está perdido sino olvidado”.
ORACIÓN
La muerte lo sorprendió en plenitud. Él solía afirmar: “Somos hijos del amor y, por lo tanto, nacemos para la felicidad. Fuera de la felicidad, todo son pretextos. Debemos ser felices, también por nuestros hijos, ya que recordar padres felices no tiene comparación. Hay tantas cosas para disfrutar y nuestro tiempo en la tierra es tan breve que sufrir es una pérdida de tiempo”.
En sus conciertos, recordaba la oración de su madre, Sara, que decía: “Señor, te pido perdón por mis pecados. Primero, por haber peregrinado a tus santuarios, olvidando que estás presente en todas partes. Segundo, por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más que a mí. Por último, te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando mi corazón sabe que mis pecados son perdonados incluso antes de cometerlos. ¡Tu misericordia es tan grande, amado Señor!”.
Recordemos algunos de sus pensamientos:
“Haz sólo lo que amas y serás feliz, porque el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: Amarás al prójimo como a ti mismo. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho sino un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar seis millones de hermanos judíos”.
NO PERDISTE A NADIE...
Facundo también cantaba: “No perdiste a nadie, el que murió simplemente, se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja porque nos hace desconfiados”.
MARAVILLAS
“Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perugia, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileros, Las mil y una noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven, Caravaggio, Rembrandt, Velásquez, Picasso y Tamayo entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas... y si le ganas, serás humilde, más agradecido, por tanto, fácilmente feliz.
Libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser.
(...) Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida”.
DESDE...
Facundo Cabral se adelantó, pero su canto, creatividad y la profundidad de sus palabras siguen vivos en un legado perenne: no puede morir aquel que en vida compuso y cantó al amor y a la fraternidad. Su memoria perdura en aquellos que nos nutrimos de su música.
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Es cierto: “No hay muerte... Hay mudanza” y del otro lado nos espera gente maravillosa”.
Facundo afirmaba: “A la izquierda, los revolucionarios; a la derecha los reaccionarios; en el medio, los hombres que deciden su propia vida, es decir tres o cuatro”, sin duda él estaba entre ellos.
Es cierto: “Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos”.
cgutierrez@tec.mx
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