El pintor de la luz

A mi amigo Javier Cantú. Hombre íntegro, humano y solidario. ¡Enhorabuena!

“El agua era de un azul tan fino! Y la vibración de la luz era una locura. He presenciado el regreso de la pesca: las hermosas velas, los grupos de pescadores, las luces de mil colores reflejándose en el mar... me proporcionaron un rato difícil de olvidar”, estas palabras describen la fascinación que Joaquín sentía por la luz y por el mar.

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Excepcional artista

Comento lo anterior debido a que hace 100 años, el 10 de agosto de 1923, a la edad de 60 años, moría en su casa de Madrid Joaquín Sorolla Bastida, el pintor que hizo de la luz uno de los instrumentos imprescindibles en sus obras.

Había nacido el 27 de febrero de 1863, en Valencia, España, y desarrolló un estilo artístico que lo convirtió en uno de los grandes exponentes del impresionismo español.

“Sorolla dominaba la técnica de la pincelada suelta y los colores vivos, lo que le permitía retratar con gran realismo y expresividad las escenas al aire libre, las playas, los jardines y los retratos. Sus cuadros evocaban una sensación de luminosidad y vitalidad, y su fascinación por los efectos de la luz sobre los paisajes y las figuras humanas es una característica distintiva de su obra.

“El pintor tuvo una especial predilección por el mar y las playas del Mediterráneo, donde encontraba la inspiración para muchas de sus pinturas. Viajó por España y otros países, dejando su huella en diversas exposiciones internacionales. Su maestría artística le valió numerosos reconocimientos y premios a lo largo de su breve carrera”.

Tras su muerte, su fama y su obra pasarán un proceso de olvido; sin embargo, en el año 2009 se organizó en España una exposición del artista alcanzando más de un millón de visitas, circunstancia que provocó que el reconocimiento del artista volviese a recuperar el lugar que merecía en la historia de la pintura.

Hoy el legado de Sorolla perdura en sus obras, que continúan siendo apreciadas y admiradas por su brillantez y capacidad para plasmar la vida y la luz del Mediterráneo en cada trazo. Su contribución al arte universal lo convierte en uno de los pintores más destacados de su época.

Luz y verdad

El pintor consideraba que la luz era fuente de vida y, por lo tanto, “cuanta más luz en las pinturas, más vida, más verdad y más belleza”.

Por esta razón es considerado como el principal representante del luminismo cuya esencia es el manejo de los efectos que produce la luz. En sus obras se aprecia la preocupación por captar los efectos de la luminosidad en el instante en que se captura la escena.

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Censura total

Por extraño que parezca, la alegría de vivir expresada por Sorolla en su obra fue censurada por los filósofos de la Generación del 98, los más destacados de España, debido a que, en ese momento, este país pasaba por oscuros episodios y no podían aceptar la luminosidad que Sorolla imprimía en sus obras, las cuales no representaban la tristeza, austeridad, gravedad y tragedia que asolaba al país, tampoco veían con buenos ojos el éxito comercial que estaba teniendo el artista y menos que su obra fuese apreciada por los españoles.

Miguel Unamuno, uno de los grandes filósofos españoles de la Generación del 98, comenta sobre la obra de Sorolla: “pagana, en exceso alegre, y a pleno sol”, porque captaba la luz del Mediterráneo, las desenfadadas escenas en la playa del Cabañal de Valencia y los desnudos pintados por el artista.

En otra ocasión Unamuno dice: “Sorolla en sus excursiones artísticas a través de los campo y pueblos de España, ha creído comprender que la preocupación dominante de nuestro pueblo es el goce de la mujer. Yo no lo entiendo así”.

El periodista español César Suárez en su recomendable libro “Como cambiar tu vida con Sorolla” comenta que Unamuno llama “’pinturería’, y no pintura, a la intensidad de la luz y los colores. Cree que ‘quienes tienen los ojos sanos no necesitan demasiada luz’”.

Luminosidad

Las críticas recibidas por Joaquín Sorolla son testimonio de la lucha entre la oscuridad y la luz, entre la derrota y la victoria, entre la maldad y la bondad, entre aquellos que aprecian el apocalipsis en el futuro y los otros que viven colmados de esperanza y por tanto de optimismo.

La alegría de vivir, a pesar de las adversidades, es una actitud valiosa y poderosa que demuestra la resiliencia y la fortaleza del ser humano. Significa encontrar la luminosidad, la motivación, esperanza y gratitud en la vida, incluso cuando se enfrentan desafíos y dificultades que aparentemente no se pueden superar.

Cultivar la luz

Las adversidades son parte inevitable de la existencia humana. Todos enfrentamos situaciones difíciles, pérdidas, obstáculos y momentos de incertidumbre en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, la alegría de vivir radica en la capacidad de seguir adelante, aprender de las experiencias negativas y encontrar la belleza y las oportunidades en medio de la adversidad.

En este contexto, se puede cultivar la luz de la alegría a pesar de las adversidades cuando nos enfocamos en lo positivo sabiendo que siempre hay aspectos positivos en la vida y cuando una persona se concentra en lo bueno y en las cosas por las que sentirse agradecido puede mejorar el estado de ánimo y la perspectiva general, lo cual requiere autoconocimiento y práctica.

También es recomendable fortalecer la esperanza en el futuro, esa que se basa en tener confianza en la misericordia y gracia de Dios que proporciona consuelo, significado y un sentido de propósito en la vida.

La esperanza, hoy tan escasa, es una fuerza motivadora que inspira a las personas a mantenerse firmes en su fe y a enfrentar las dificultades con coraje y confianza en la gracia divina para salir adelante.

Además, se puede cultivar la alegría fortaleciendo la longanimidad, que es una virtud moral que denota la capacidad de una persona para soportar pacientemente situaciones difíciles, adversidades, ofensas y provocaciones sin perder la calma ni reaccionar de forma impulsiva.

Esta cualidad que involucra una gran tolerancia y autodominio ante las provocaciones o frustraciones permite mantener una actitud serena y equilibrada incluso en circunstancias estresantes. Permite también mantener la calma y la compostura mientras se toman decisiones racionales y se busca solucionar los problemas de manera tranquila y reflexiva, siempre bajo una visión más amplia y comprensiva de las situaciones, reconociendo que las dificultades y los desafíos son parte inevitable de la vida y que, con paciencia y perseverancia, se pueden superar.

La longanimidad ayuda a mejorar las relaciones interpersonales, promueve la toma de decisiones sabias y coadyuva a mantener la calma y la serenidad en momentos difíciles.

Otra recomendación para cultivar la alegría sería encontrar un propósito y significado trascendentes de la vida a fin de brindar mayor sentido a las experiencias y, entonces, sobrellevar con fortaleza los momentos difíciles.

Existe una manera relativamente sencilla de colmar de luminosidad la obra de nuestra vida, me refiero a que, como pintores existenciales, podamos cultivar la gratitud para adquirir una actitud de abundancia en lugar de una de escasez.

Cuando expresamos gratitud hacia los demás, fortalecemos los lazos afectivos y creamos un ambiente de aprecio mutuo. La gratitud fomenta la generosidad y el altruismo, creando una espiral positiva de amor y bondad en nuestras relaciones con los demás.

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Al practicar la gratitud, podemos experimentar una mayor apreciación por el presente, una mayor satisfacción con la vida y una mejor conexión con los demás, permitiéndonos vivir con una perspectiva más positiva y llena de luz que enriquezca nuestra experiencia de vida.

La gratitud se puede ejercitarse diariamente; por ejemplo, agradeciendo a las personas que nos rodean, o simplemente reflexionando sobre el milagro de existir.

Pintores de vida

Estoy de acuerdo con Sorolla “cuanta más luz en las pinturas, más vida, más verdad y más belleza”, metafóricamente esas pinturas representan los fragmentos, los breves momentos de nuestra propia existencia, los cuales precisamos valorarlos y pintarlos de gozo, luminosidad, plenitud y verdad.

Enhorabuena para Joaquín Sorolla, por haber luchado contra corriente, por haber vencido la oscuridad y el pesimismo con el poder de su pincel; por haber sido el pintor de la luz y la esperanza. ¡Que la vibración del milagro de la luz siga siendo para todos nosotros una inmensa locura!

cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor
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