En mayo del 2018 el músico y compositor Philip Glass celebró 80 años de vida con un gran concierto en el Palacio de Bellas Artes. Ahí estrenó su “Sinfonía Tolteca”, donde colaboró con los músicos wirrárikas Daniel Medina de la Rosa y Erasmo Medina Medina.
El montaje de este concierto lo presenció el cineasta Enrique M. Rizo, quien acudió buscando a Glass, pero encontró específicamente en la interacción entre él y Daniel algo que le llamó la atención y que tras cinco años de trabajo creció y terminó plasmado en “Un lugar llamado música”.
El documental explora tanto la colaboración de ambos músicos, cómo se conocieron años atrás en otro proyecto y la manera en que, a pesar de la diferencia de lenguas que hablan, se comunican a través de su entendimiento espiritual y musical.
“Antes de entablar esta esta colaboración musical ellos se conocieron primero como personas y Philip estuvo haciendo muchos viajes al desierto y a Real de Catorce y ahí se encontraban entonces hacían mucho trabajo con el abuelo fuego. Fue una relación que empezó con el respeto y la comunicación a las deidades y de ahí escaló a la música. Ellos tienen una conexión bien maciza, bien fija, pero es un tema más espiritual que musical”, explicó el realizador en entrevista con VANGUARDIA.
Recalcó que la colaboración musical no se trata de “un mero palomazo”, sino de una interacción de carácter más íntimo, donde ambos se entregan a la ejecución de la obra y el resultado, como se puede apreciar, es mucho más significativo.
Ese tercer lenguaje es una conexión que ellos tienen con las deidades y es como un entendimiento”.
Enrique M. Rizo, cineasta.
“Ese tercer lenguaje es una conexión que ellos tienen con las deidades y es como un entendimiento que tienen digamos más Daniel liderazgo, pues porque es algo que su cultura les enseña”, añadió.
Sin embargo, al momento de trabajar con una cultura como la wirrárika reconoce lo delicado que puede llegar a ser la aproximación a sus costumbres, para no caer en exotismos o, como ha sucedido en muchas interacciones entre creadores de origen indígena y facilitadores de las metrópolis, apropiación cultural.
“Siempre hay una curiosidad como muy natural de nosotros en la ciudad. Yo no soy antropólogo ni soy sociólogo, no soy experto con en el trabajo con nuestras culturas, originales entonces para mí, pues mucho era nuevo y no es difícil caer como en ese misticismo”, expresó M. Rizo.
“es un gran tema el no hacer mío o arrebatar algo que no me pertenece, pero de entrada toda decisión y toda forma de retratar fue algo que se dialogó hasta el cansancio, lo hicimos mucho con Víctor Sánchez. Entonces de entrada sé que si como director no tengo la experiencia para ver a la cultura wirrárika con la complejidad que merece me puedo apoyar de alguien que la entienda, entonces empiezo a investigar, a hablar con personas y empiezo a entender los riesgos que el propio implica. Si el documental no se hubiera hecho de forma responsable podríamos hasta fracturar la relación que Daniel tiene con su comunidad”.
Rizo explicó que su acercamiento a la comunidad siempre fue respetuoso y dejaron en claro que su objetivo no era retratar costumbres y ritos propios, sino simplemente conocer a Daniel, su vida y su obra a partir de esta interacción con Glass, que detona el documental pero no se convierte en el centro del mismo.
“Hace dos semanas estuvimos en la comunidad, lo fuimos a presentar. Contratamos una compañía que se llama EcoCinema que se dedica a proyectar en comunidades que no tienen una pantalla de cine y la presentamos al final de de asamblea y eso es como que parte de la responsabilidad que tenemos para no solamente tomar, porque para el cineasta es fácil tomar y no regresar y yo lo he visto un buen con las personas que he trabajado”, mencionó.
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“Entonces para no caer en ese vicio es regresar y mantener esto bien activo. Y tuvimos en nuestro en nuestro club creativo también personajes de de la cultura wirrarica, que pues en cierta forma hacen y te protegen a que caigas como en esos vicios, no, que te digo no es nada difícil caer no se cae de una forma de una forma como con maldad, sino que a veces la simple curiosidad/ignorancia te puede llevar a esos lados”, concluyó.