‘Memoria es identidad’: Luz Emilia Aguilar recibirá la medalla Xavier Villaurrutia en la 43 MNT
La crítica de teatro mexicana será condecorada con este galardón que otorga la Coordinación Nacional de Teatro a figuras destacadas de la escena nacional. Aguilar Zinser ha dedicado su vida a la generación de una memoria del teatro del país
La crítica de teatro, para la maestra Luz Emilia Aguilar Zinser, no se reduce solo al ejercicio de análisis de un hecho escénico —siempre firme y desde el respeto y amor hacia la práctica artística—, sino que también tiene la misión de ser un registro, que proteja a esta disciplina de su propia naturaleza efímera, por la cual su historia y la de las comunidades que se desarrollan a su alrededor puede caer en el olvido.
Dedicada a este ejercicio de investigación en torno a lo teatral, su trayectoria ahora es reconocida con la Medalla Xavier Villaurrutia, la cual le será entregada este jueves en la inauguración de la 43 Muestra Nacional de Teatro, que llegó a dirigir y de la cual forma parte desde hace años como coordinadora de la Muestra Crítica, un esfuerzo con el mismo objetivo: hacer memoria.
En entrevista con VANGUARDIA, la autora compartió algunas consideraciones personales sobre el interés —o falta de— por generar este tipo de archivos en el país, empezando por su colaboración en el libro “Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena: Medio siglo de historia”, el cual cuenta fotografías de Lourdes Grobet y textos de su autoría, donde quedan reflejadas las dinámicas de este proyecto gestionado en Yucatán desde hace casi 50 años.
“Me interesó porque vi que era un proyecto de gran aliento, que había tenido un impacto en muchas personas. Había voces encontradas de qué había significado ese impacto y pues me parecía que, ya fuera bueno o malo, por el volumen de gente involucrada, pues valía la pena hacer una investigación y documentarlo”, mencionó.
Aguilar Zinser recordó cómo se acercó a María Alicia Martínez Medrano, impulsora del proyecto, luego de que Grobet le propusiera el proyecto, a partir del archivo ya existente de fotografías. Encontró una iniciativa de la cual la comunidad se vio muy beneficiada e incluso generó interés a nivel internacional.
“Entonces [en el libro] queda esta historia que refleja los prejuicios y las potencias en México y la marginación de las comunidades indígenas y este proyecto que todavía vive en Yucatán pero que recibe apoyos sumamente magros y sobrevive con mucha dificultad”, señaló, “[el proyecto] reforzó en mí la importancia de la crítica teatral como la primera fuente de la memoria en virtud de que el teatro es un hecho efímero”.
Ella considera que la crítica funciona como un testimonio del ahí y el ahora de la puesta en escena, un registro que se complementa con otros documentos, como programas de mano, libretos o fotografías. Es la rendición humana de un hecho que sucedió solo una vez para un reducido grupo de personas.
“La práctica teatral continúa, es un hecho originario necesario, muy importante para que el ser humano pueda pensarse a sí mismo y es una instancia de pacto de realidad, y tener una memoria de lo que se ha hecho, por qué se ha hecho, nos da luces también sobre lo que podemos hacer, las potencias de lo que el teatro puede lograr y si no hay una memoria, pues eso no se puede socializar y no puede generar conocimiento, el teatro mismo es una instancia de generación de conocimientos, es una instancia de configuración de identidad común”, expresó.
Reconoce que en el país es poco el dinero que se destina a estos ejercicios de archivo y a la crítica teatral, a pesar de su importancia. Aunque existen proyectos como el Centro Nacional de Investigación, Documentación en Información Teatral “Rodolfo Usigli” del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, además de esfuerzos independientes como A Escena y Voy al Teatro, muchos estados y municipios no cuentan con plataformas que les permitan blindar su historia ante el paso del tiempo.
“Lo vi cuando fui a Saltillo, es una ciudad donde se ha documentado que alrededor de 100 obras se presentaron en un solo año en la ciudad. Estuve buscando alguna crítica o documento y prácticamente no hay nada”, recordó sobre su participación en el Festival Municipal de Teatro “Bertha Leticia Villalobos Delgado”, organizado por el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo en marzo del 2023, donde fue jurado y tallerista.
“También pienso que los grupos no tienen tanta claridad sobre la necesidad de generar su propia memoria. Entonces si ni los grupos van generando un archivo de imágenes de fotografías, de sus programas de mano, se complica más el asunto”, agregó, “también empieza a haber una tendencia a que ya no existan programas de mano físicos y que esto sea a través de un QR que tú bajas de alguna página de internet, cosa que también me preocupa porque ahora se va confiando en que va a quedar en un soporte digital”.
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La maestra, quien ha continuado la formación de públicos con una visión aguda del hecho escénico a través del programa El Espectador Crítico en el Teatro La Capilla en la Ciudad de México, propone que tales iniciativas pueden provenir también de las propias direcciones de cultura, promoviendo un archivo de memoria de sus producciones, e incluso considera que desde otras instancias hay rango de acción, como en los periódicos, que desde su perspectiva llegaron a ser importantes plataformas pero han perdido interés en ello.
“Yo creo que toda memoria es importante, memoria es identidad, memoria es transmisión de valor de conocimientos y no se está haciendo”, concluyó.
Este jueves el Teatro Degollado de Guadalajara, Jalisco, sede de la 43 Muestra Nacional de Teatro, reconocerá el legado y misión de una crítica de teatro preocupada por la conservación de nuestro presente y lo que implica para el futuro perder de vista el camino recorrido.